• Marco Enríquez-Ominami debería descansar

    la licencia de la doctora cordero

    Todavía me provoca un nudo en la garganta recordar cómo conocí al abuelito de Marco Enríquez-Ominami (MEO), el ex rector de la Universidad de Concepción, Edgardo Enríquez Frödden, hoy ya fallecido. En época de dictadura, los médicos chilenos nos juntamos con los médicos que estaban en el exilio en Mendoza. Allí, en dicha ocasión, se mostró un video-resumen con la infancia de Miguel Enríquez, el legendario líder del MIR, en sus días de niño: manejando un diminuto triciclo de juguete, corriendo por el patio como un hombre libre. Aún recuerdo el sollozo de sus padres. Y hoy, con la perspectiva que me da el tiempo, puedo ratificar una duda histórica: el candidato del PRO es muy parecido a su padre, mi colega el doctor Miguel Enríquez.

    Todos recordamos que el viejo Miguel Enríquez fue asesinado en una emboscada, hecho que desencadenó la partida del niño Miguel con su madre rumbo al exilio, en Francia, donde forjó una personalidad incisiva, perspicaz y muy lúcida. Y por supuesto, muy artística. De esa adolescencia afloró la veta intelectual y cineasta de MEO: un realizador que filmó tres películas y un documental. En Francia fue criado por su madre, Manuela Gumucio y Carlos Ominami, hoy senador del Partido Socialista. Cuando uno ve y escucha hablar a MEO, se nota la impronta de ambos.

    Me cae bien MEO. Tiene un discurso agresivo y fascinante y no por eso menos carismático. Quizás, allí está su principal fortaleza. Se casó con la animadora de TVN Karen Doggenweiler, una mujer radiante que pronto dejará el "Buenos días a todos" para sumarse a su campaña presidencial. Tiene dos hijas que ama y protege con su vida, y a primera vista, una vida familiar en equilibrio.

    Tengo la impresión que MEO nunca será presidente de Chile.

    Por el momento, le espera un año de trabajo incansable, en el que deberá recorrer por enésima vez el país y saludar a cuanto votante se encuentre a su paso. Tendrá que recuperarse económicamente y políticamente, porque la misión de este MEO 2013 es otra: superar el histórico 20% alcanzado en las Elecciones Presidenciales pasadas, donde compitió con Sebastián Piñera y Eduardo Frei. En aquella campaña, sus planteamientos parecían claros y nuevos. No como ahora, donde su discurso suena desgastado y repetido. Y hay motivos: hoy no corre solo en el rol de candidato independiente, y varios de sus colegas le copian el estilo y las palabras con descaro. MEO, en lo suyo, creó un género en sí mismo.

    Me imagino que ésta debiera ser su última irrupción en la arena política, por lo menos en lo que a campañas presidenciales se refiere; pero MEO es lo suficientemente porfiado como para desobedecernos otra vez. Yo, en lo particular, le deseo lo mejor, pero estoy convencida de que su carrera política está en retroceso. Tendrá que volver a trabajar en televisión, a realizar reportajes, películas y documentales, con la infaltable colaboración de su esposa y compañera, Karen Doggenweiler, una trabajadora incansable.

    Me parece que MEO se equivocó con separarse tanto de la vieja Concertación. Hoy, él debería estar optando por un cargo senatorial, con la campaña ya ganada y más relajado. Ahí me lo imagino. En el Congreso Nacional. Con su discurso puntudo tratando de modificar las leyes absurdas que nos rigen. Pero en fin, desconozco las ideas e intereses que mueven la carrera política de MEO. A mí sólo me gustaría que leyera esta columna.

    1) Organización ansiosa e impulsiva de la personalidad.

    2) Cineasta lúcido y puntudo.

    Licencia

    Lo cito a mi consulta para conversar con él y convencerlo de optar por una carrera política con menos ambiciones, en alguna región del país.

  • Vean un clásico del cine francés: "Pierrot, el loco"

    El filme pertenece al célebre director francés Jean-Luc Godard, y data de 1965. En el elenco, están Jean-Paul Belmondo, Anna Karina y Graziella Galvani. Es la historia de un recién despedido profesor de lengua española y su amante, escapando de un grupo terrorista.

  • Un curanto con MEO en Río Pescado

    ¿Conocen Río Pescado? Yo sí. Allí tengo una casa, que en el fondo es uno de mis rincones predilectos cuando quiero escapar de la ciudad. En ese contexto, invitaría a MEO a comer un rico curanto a la antigua usanza. Y ojo: mis invitados nunca se van pelando.

  • Visite Chiloé e inspírese en su gente y sus palafitos

    ¿Se imaginan a MEO como candidato a senador o diputado por Chiloé? Yo sí. Por eso le recomiendo un cómodo viaje a recorrer los palafitos y tradiciones de la isla, una de las más enigmáticas de Chile. Le haría bien a MEO un ambiente más relajado.

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