• Temporada de sopaipillas

    Es cierto, uno puede comer sopaipillas en cualquier época del año. Sin embargo, todos los chilenos incrementamos su consumo durante los meses de invierno. De hecho, los carros que las venden en diferentes esquinas de la capital suelen hacerlo solo entre mayo y agosto (el resto del año, la mayoría cambia de giro hacia los arrollados primavera y las empanadas de queso). En panaderías, amasanderías y pastelerías el asunto es el mismo: solo tienen sopaipillas durante los meses fríos e incluso hay establecimientos que solo las elaboran los días de lluvia. Es que claro, cuando llega el agua todos queremos comer sopaipillas y las ventas se van a las nubes. Según me comentó el dueño de un carro ubicado cerca del Metro Los Héroes, en un día de lluvia -a pesar de haber un poco menos de gente en la calle- sus ventas se triplican. Algo similar me contó la dueña de una panadería en Ñuñoa, que en días con precipitaciones pasa fácilmente de 300 a cerca de 1.000 unidades vendidas.

    Y aunque los chilenos somos fanáticos de las sopaipillas, hay que recordar que también podemos encontrarnos con esta preparación en países como México, España (específicamente en Andalucía) y Argentina, donde usualmente se le llama torta frita. Sin embargo, en algunos de estos países la forma de la sopaipilla es rectangular (igual que en algunas zonas del sur de Chile). En cuanto al aderezo de las sopaipillas -que en todas partes son de masa salada-, podemos contar que el consumirlas espolvoreadas con azúcar o con alguna salsa dulce (como nuestras sopaipillas pasadas) es algo generalizado en todas partes.

    Ahora bien, en Chile tenemos cada vez más extendida la costumbre de comer las sopaipillas con cosas saladas. Un hábito que décadas atrás se daba mucho más en el sur que en el resto del país. De hecho, el comer con sopaipillas en vez de pan era -hasta hace un par de décadas- algo muy poco visto en Santiago. Por lo mismo, ya no nos extraña encontrarnos acá con restaurantes que ponen sopaipillas junto al pan. Y qué decir de los aderezos de los carros de la calle, que no tienen azúcar ni chancaca, pero sí mostaza, ají, pebre y hasta salsa verde en algunos casos. Incluso, nos hemos topados por ahí con sánguches de arrollado que en vez de pan usan sopapillas y el ya bien conocido "sopaipleto", que tal como su nombre lo indica, no es más que un completo metido entre dos sopaipas. Así las cosas, con lluvia o sin lluvia y ya sea con azúcar o algo salado (o incluso en un sánguche), está claro que nos encantan las sopapillas. Y en esta época del año, mucho más.

  • La receta de hoy | Sopaipillas caseras

    la cocina de don tinto

    Ingredientes

    (Para 6 personas)

    - 1 taza de zapallo molido

    - 2 tazas de harina (sin polvos de hornear)

    - 3 cucharadas de manteca derretida

    - ½ taza de leche tibia

    - Manteca para freír

    - Sal

    Lo primero es asegurarse que el zapallo, además de cocido y molido, esté pasado por cedazo. Esto, porque necesitamos que quede suave y sin ningún tipo de grumo, hilo o aspereza. Luego, poner en una superficie plana la harina, formando un pequeño volcán y en su interior vaciar la manteca derretida junto con la sal (no más de una cucharada) y la leche tibia. Mezclar bien todos estos ingredientes (a mano) hasta que tengamos una masa que no se pegue a la mesa -de ser necesario, agregar un poco de harina para que esto no suceda- y que sea suave y algo elástica. Después, uslerear la masa hasta que quede con un espesor de medio centímetro y pasar a cortar con un molde redondo. Perforar cada una de la sopaipillas -un par de veces- con un tenedor y freír en la manteca derretida y bien caliente. Pasar por papel absorbente antes se servir.

    ¿Y los picarones?

    Son parecidos a las sopaipillas, más no iguales en forma y algunos ingredientes. Llevan azúcar en vez de sal y junto con la harina deben llevar una pizca de ralladura de cáscara de naranja y -lo más importante- levadura (seca o fresca). Además, para que fermente la levadura, la mezcla se debe dejar reposar por una hora en un sitio tibio antes de freír. Y atención, es mejor freírlos en aceite de maravilla que en manteca.

    ¿Pasadas?

    Si se quiere comer sopaipillas pasadas lo único necesario para esto es disolver un paquete de chancaca en una olla con cuatro tazas de agua, un clavo de olor, 1 cucharadita de esencia de vainilla y ralladura de naranja. Todo esto a fuego lento por unos quince minutos o hasta obtener la textura deseada.

  • El zapallo es el que da el color

    Muchos se preguntan por qué las sopaipillas que se venden en los carros de la calle son mucho más claras que las que uno prepara en casa. Algunos dicen que esto es culpa del aceite que utilizan, pero la verdad es que se debe a que en la mayoría de estos carros compran las sopaipillas crudas a proveedores industriales que, en vez de zapallo, usan un colorante para darle el torno amarillo a la masa. Y claro, no es lo mismo que usar zapallo de verdad.

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