• Hacia la conquista de la identidad

    Recuerdo como una grata sorpresa cuando abrí un libro del maestro del nonsense Edward Lear y me encontré con la ilustración de un personaje parecido a un huaso junto a estos versos: "Había una Vieja Persona de Chile,/ su conducta era odiosa e idiota". La súbita aparición de nuestro país en este volumen publicado en Inglaterra a mediados del siglo XIX operó en mí como un bálsamo. A pesar de que, como acertadamente cantó Ricardo Montaner, vivimos "en el último lugar del mundo", alguien había pensado en nosotros.

    Un reputado filósofo, miembro de mi staff de asesores, me ha hecho notar que una de las virtudes del Festival de Viña es la materialización de esta aspiración colectiva: "Existir en el mundo es algo que el chileno anhela por sobre todas las cosas". Nadie discute que este evento constituye la mayor plataforma para la internacionalización de nuestra cultura. La síntesis más explícita de este deseo fue la cortina musical del período a cargo de Mega y Televisa: "Viña del Mar sale al mundo, en alas del Festival".

    Esta magnífica vitrina obliga, sin embargo, a prestar una especial atención al delicado asunto de la identidad nacional. Tal como han recalcado durante estos días las autoridades y los organizadores, los focos de toda la prensa extranjera están colocados sobre la Ciudad Jardín. Es natural que sintamos nerviosismo y confusión. Por una parte habrá quienes deseen resaltar las características específicas de nuestra idiosincrasia, mientras que otros pretenderán maquillar los rasgos propios de nuestras raíces en pos de una imagen más neutra. Pero, ¿cuál es el rostro que debemos mostrar?

    Ésta ha sido una de las preguntas más acuciantes a lo largo de la historia de Chile, así como la de nuestros vecinos. Según explica el estudioso de las vanguardias Jorge Schwartz, "el conflicto entre "nacionalismo" y "cosmopolitismo" es tal vez la polémica cultural más constante y compleja del continente latinoamericano". Juan Emar, en sus columnas publicadas en La Nación hace nueve décadas, criticó por igual tanto a aquellos que creían que para hacer arte chileno había que describir rodeos y pintar mantas, chupallas y espuelas, como a los que pretendían extraer materiales de las nubes para sólo construir pastiches. Su sentencia fue categórica: "en vez de hacer arte nacional o arte universal, los dos polos del error, hay que hacer arte sencillamente".

    Esta noche tendremos la suerte de recibir a la cantante mexicana Ana Gabriel, quien acaba de manifestar que éste sigue siendo "el Festival en el que todos queremos estar". Debemos conquistar todos juntos la identidad de este Festival con legítimo orgullo y sin complejos. El Festival de Viña es tan chileno, como latinoamericano, como universal. Es Patrimonio de la Humanidad.

  • Raphael y viaje flash a Viña: "Merece la pena"

    "Voy a tener una escapadota a Viña del Mar... Se me quiere mucho por allá y yo a ellos. No estaba previsto, pero me llamaron el otro día. Me gusta mucho el ambiente. Merece la pena", afirmó Raphael ayer en Lima, a horas de su arribo relámpago a Viña del Mar. Según Terra, el español visitará Trujillo, Piura, Lima Arequipa y Cuzco entre el 27 de febrero y el 8 de marzo. El español llegaría anoche a la 00:30 hora al país, para presentarse esta noche en la Quinta Vergara.

  • Ana Gabriel: "Van a quedar muchas canciones fuera"

    La osornina que esta semana anima el Festival, debutó a los 16 años en su ciudad natal.

    La cantante mexicana Ana Gabriel regresa esta noche a la Quinta Vergara a 19 años, de su última aparición en el certamen. Llegó ayer al país, donde fue recibida por un grupo de seguidores. Más tarde, habló con la prensa en el Hotel Sheraton. "Sé que van a quedar muchas canciones fuera pero también es bueno, para así tener la oportunidad de volver… Que digan ¡ah, no cantó esa! Bueno, entonces la cantaré la próxima vez",

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