Esta es una sesión de un ilusorio Tribunal de Disciplina comandado por el ex presidente, Ángel Botto, en torno al caso de Julio Barroso. Nos adelantamos a lo que podría ocurrir el próximo martes. La simulación comienza a las 17 horas con el señor Botto golpeando la mesa y un reportero haciendo el papel del abogado defensor. A continuación los diálogos de la sesión.

Defensor: Señor Botto, ¿se pueden penalizar las opiniones personales? Porque el jugador sólo emitió sus pensamientos.

Botto: Es su punto de vista. El señor Barroso pone en duda la integridad del sistema… ¡Y eso es muy grave, señor!

Defensor: ¿Ahora resulta que los jugadores no pueden dudar del sistema?

Botto: Si tienen pruebas lo pueden hacer. Sin pruebas, es un acto agravante.

Defensor: ¿Y si es una tincada?

Botto: Discúlpeme, en la ley no existen las tincadas.

Defensor: Quiero citar una frase de Julio Barroso. "Los buenos dirigentes no compran torneos". ¿Se pone en jaque el fútbol nacional con esa frase?

Botto: Contrario sensu (término legal), lo que está diciendo es que hay malos dirigentes que compran torneos.

Defensor: Eso no lo dijo el señor Barroso…

Botto: A contrario sensu usted puede afirmar algo para dar una sensación negativa.

Defensor: Dice Julio Barroso: "Es raro que a partir de ahora no tambaleen en cobrarnos los penales"… ¿Es un pecado sentir extrañeza, señor Botto?

Botto: Está haciendo una imputación tendenciosa, usando el calificativo "raro". Es poner en duda la integridad de los árbitros.

Defensor: Barroso dice… "Yo creo que los campeonatos no se compran, se ganan". Un llamado al buen fútbol…

Botto: Pone en duda la buena fe para definir campeonatos. Genera una sensación perniciosa.

Tras una pausa en la sesión, se produce un momento de angustia. Se aguarda el veredicto.

Botto: Atendiendo a que es su primera vez y que no tiene conducta anterior reprochable, le doy el mínimo establecido. Le doy 4 partidos, señor.

Defensor: ¿¿¿Cuatro partidos??? Lo deja fuera del torneo…

Botto (inmutable): Ese no es mi problema. Es la ley. Y mire, señor, la norma no la inventa el tribunal.

Defensor: ¿El inculpado podría cumplir la sanción realizando labores comunitarias? Visitar la cárcel, dar amor en asilos…

Botto: Nop.

(Fuerte tensión en el tribunal simulado).

Defensor (desesperado): ¿Y si arreglamos esto con un maletín en la mesa? No sé si me explico, papi…

Botto (iracundo): ¿¿Cómo??

Defensor: ¿Cómo andaría con unas luquitas extras?

Botto: ¡¡Señor, es una huevada lo que me está diciendo!!

Defensor: ¿Es insobornable?

Botto: No siga con esa estupidez. Yo actué conforme a reglamento y lo mínimo son 4 partidos.

Defensor (colapsando): Por favor, señor Botto, saquémonos las máscaras… ¡Lo que pasa es que usted es de Wanderers y quiere dejarle el camino abierto a su club!

Botto: ¡Sí, sí, soy de Wanderers, pero, antes que el corazón, está la norma! Y fíjese que el 2001, antes del partido final del torneo, sancioné a Moisés Villarroel...

Defensor: ¡Pero Wanderers igual salió campeón!

Botto: ¡Y merecidamente! Pero a mí casi me matan. No se diga más. Son 4 partidos para el señor Barroso.

Defensor: Se va a armar la grande…

Botto: Es la ley y se cierra la sesión (Un martillo ficticio golpea la mesa).