Llego al estadio y el ambiente es de nerviosismo. Si no me equivoco desde el 2000 que Chile no le gana a Brasil, el último recuerdo muy amargo que tengo es cuando nos dejaron fuera del Mundial y como lo lloramos.

El estadio está prácticamente lleno. Eso sí, la Marea Roja y todos los apasionados de la Roja están más apagados que en la Copa América. Los jugadores ya están en la cancha y todo el público nuevamente respeta el himno del contrincante, cosa que pensé que no pasaría ya que se escucharon hartas pifias cuando la Canarinha salió a la cancha. Hubo un minuto de silencio para dos grandes que nos abandonaron y ya no están junto a nosotros, el minuto fue respetado y después muy aplaudido.

Comienzo apretado

Comienza el partido y si bien Chile tiene un par de llegadas no logra concretar. Valdivia se ve muy bajo y eso hace que el equipo no tenga al gran maestro de orquesta que es él cuando anda con las luces encendidas. Vidal y Sánchez se ven muy prendidos y han corrido y mostrado mucha entrega. Beausejour no ha logrado agarrar el ritmo del partido, se ve lento y eso ha impedido que Chile llegue por esa banda. El primer tiempo es muy equilibrado y con pocas llegadas al arco.

A los 40", Sampaoli sorprende con un cambio táctico sacando a un central como Silva e incorporando a Mark González como puntero izquierdo. Esto genera de inmediato un cambio de dinámica y oportunidades de gol en pocos minutos.

Llegaron los goles

El segundo tiempo parte con Chile controlando el partido, pero sin lograr romper la defensa de Brasil. Alexis baja a buscar el balón, Valdivia no logra encontrarse con su juego y Sampaoli reacciona con el cambio que en definitiva hace la diferencia en el juego de Chile. Ingresa Matías Fernández y la Roja se ordena, se para mejor y se logra acercar al arco defendido por Jefferson con peligro. Así, y a través de una falta sobre el propio Fernández a un costado del área, el Mati centra al corazón de esta y allí aparece él, el infaltable, el que no falla nunca por la Selección. Vargas abre el marcador con un sutil toque.

Brasil no reacciona, el equipo de Sampaoli sigue controlando el partido y el Estadio Nacional vuelve a encenderse y los gritos de apoyo a Medel, Sánchez y compañía empiezan a abundar. El buen juego permite que se generen algunos espacios que hacían prever el segundo gol de la Selección. Finalmente, una jugada asociada entre Fernández, Alexis y Vidal encuentra al Niño Maravilla frente al arco y, sin problemas ante la mirada de Joao Miranda, define el partido y termina con la maldita racha de 15 años sin ganar a Brasil.

Chile está para grandes cosas y partimos las Clasificatorias a Rusia de la mejor forma. El fin del túnel sigue estando muy lejos, pero el inicio no puede ser más auspicioso.

Todos a festejar.