El ambiente en la llegada de la Selección al Estadio Nacional era de relajo. Jugadores con audífonos, sonrisas y selfies en la cancha mientras las graderías lentamente se llenaban. Tal vez, se daba por supuesto que el encuentro ante Brasil sería de trámite fácil para el campeón de América, o las sonrisas querían esconder las molestias físicas y la escasa continuidad que algunos jugadores suman en sus clubes.

Y en el trámite, por lo menos en el primer tiempo, se notó. Chile estaba nervioso, pesado, poco fino, y Valdivia, a veces un literal Mago, fue la representación de un Chile impreciso y que solo tuvo una clara opción con el tiro al palo de Alexis a los 40". Recién allí se escuchó el primer "uuhhh" sonoro del público, apagado igual que el equipo durante esos 45 minutos.

Matías fundamental

Si Valdivia dijo que su retorno a los Emiratos Árabes no le afectaría, en cancha se vio lo contrario. Y hubo que esperar 63 minutos para que la Roja despertara: entró Matías Fernández por Valdivia y el calerano encendió todos los engranajes de la Roja. Volvió la confianza y especialmente la fluidez para superar a un Brasil que solo se aproximaba a través de contragolpes. A los 71" un centro a media altura de Matías en un tiro libre pilló a Edu Vargas quien en el primer palo sorprendió a un endeble Jefferson.

En el 89" el propio Matías inició otra jugada que tras pase de Vidal concluyó Alexis con el segundo gol - de paso, igualó con 29 tantos a Carlos Caszely como tercer goleador de la Selección- y así el campeón de América mostró los dientes y reafirmó que la sinergia de este equipo sigue más viva que nunca. El público terminó cantando oles y Sampaoli, en su estilo, mostró un desahogo feliz.