• columnista de hoyLa primera farmacia municipal de todo Chile

    Daniel Jadue Alcalde de Recoleta

    El derecho a la salud, pese a ser un derecho universalmente reconocido como tal, no existe en nuestro país. Contra él atentan los intereses privados de algunos, quienes sin importarles la vida de las personas, sólo utilizan las prestaciones de salud para ganar dinero a costa de los enfermos.

    En esa lista están las clínicas privadas, los laboratorios y todos aquellos que se niegan sistemáticamente a subir de manera significativa la inversión pública en salud con la excusa de que es el sector privado el más eficiente y el más eficaz para tales efectos.

    Una de las variables más fundamentales de la denegación de este derecho la constituye el valor de los medicamentos, que en nuestro país se ubica entre los más caros del mundo, lo que resulta particularmente grave si consideramos que la etapa de la vida en donde más medicamentos necesitamos coincide con aquella en la que menos recursos tenemos, a propósito de las bajas pensiones.

    Para abordar este tema tan trascendental, en Recoleta hemos iniciado un proceso para implementar una cooperativa de pacientes y una farmacia municipal capaz de evitar los intermediarios que hacen que los medicamentos tripliquen su valor entre el productor y el punto de venta final, representado en más de un 90% por tres cadenas de farmacias que incluso han llegado a coludirse para sumar ganancias a costa de la salud de los más vulnerables.

    Hoy podemos decir con orgullo que dicho proceso ha llegado a su fin y que en un acto de amor colectivo hemos inaugurado la primera farmacia municipal de Chile, que permitirá a todos los recoletanos acceder a los medicamentos que no cubre la salud primaria, a precios hasta un 70% más baratos que en el mercado.

    Esta iniciativa lleva el nombre de Ricardo Silva Soto, un joven estudiante de la carrerea de Química y Farmacia de la Universidad de Chile, asesinado en 1987 por agentes de la dictadura, en la llamada Operación Albania. Poner su nombre a esta farmacia popular es un acto de reparación que esperamos sea replicado por numerosos municipios y principalmente por aquellos que no cuentan con farmacias en su territorios. Esto sin duda marcará un antes y un después en la batalla por reponer el cuidado de la salud de nuestros ciudadanos como un derecho básico; y seguramente molestará a aquellos que han hecho de la salud un negocio.

    Por lo mismo, resulta indispensable que nos dispongamos como sociedad a defender este logro, a consolidarlo y promover su réplica en todo el territorio nacional para comenzar a sacar el lucro del área de la salud mientras no aseguremos, en el proceso constituyente que se inicia, que la Nueva Constitución consagre este y otros derechos para construir un país más justo y solidario para todos y todas.

  • Un prevencionista que se rebela contra el precio del rockciudadano de hoy

    POR PAULINA FLORES

    Carlos Soto. Es jueves por la noche y la banda de hardcore melódico, Ignite, que le gusta desde los 18, toca en Santiago. No tenía la plata para comprar las entradas cuando estaban en preventa y sólo le queda hacer lo que ha hecho en los últimos meses: llamar a algunos amigos, juntarse a la salida del local, hacer una vaca e intentar convencer al guardia para entrar al show: "Estoy cesante de marzo, entonces ando con poca plata para salir, carretear o ir a conciertos. Por otro lado, los precios de las entradas están muy caros, yo creo que son de los más caros de Latinoamérica, y hay como un boom de shows en vivo.

    Como las productoras ya no ganan por discos, sino por entradas, están viniendo muchos grupos. El público chileno es fiel, pero no hay bolsillo que aguante. Quería ir a ver a Morrisey, Pearl Jam y otro, pero son más de 100 lucas". Advierte que la opción de hablar con los guardias o gente de la producción para que dejen entrar sólo se puede hacer en eventos más pequeños, cuando el contacto es más directo. La entrada a Ignite cuesta 20 mil pesos, algunos de sus amigos ya lograron comprar a los guardias, otros han logrado pasar por tener conocidos en la producción. Él tiene 10 mil pesos en la mano. Uno de sus amigos le regala cuatro más y con 14 mil se acerca al guardia. Tras meditarlo unos segundos, le responde: "Ya, pasa, pero piola". Cuando por fin está adentro, de lo primero que se da cuenta es que su look no pega con el de la mayoría del publico: "Todos andaba vestidos de negro, con Vans y chaquetas, yo creo que era el único sin tatuajes y con polera roja"

  • Enfermedad rara: fobia al ringtone

    De un tiempo a esta parte he desarrollado una extraña enfermedad que bauticé como "fobia al ringtone". Se trata de un trastorno -cuya prevalencia desconozco- que no me permite llevar una vida normal, ya que entro en pánico cada vez que escucho el ringtone de mi celular. Sí, en pánico. No es una exageración. A veces, el nivel de perturbación que me produce esa música es tal, que aunque sea mi mamá la que me está llamando no soy capaz de contestar. Aunque lo que me genera mayor ansiedad es ver que el número desde el cual se discó el mío es uno desconocido para mí. Ahí me paso todos los rollos habidos y por haber, no contesto y la duda de quién era me arruina todo el resto del día.

  • Una revelación durante el sueño

    El otro día soñé que estaba en una especie de pueblo abandonado cuando, repentinamente, aparecían frente a mí un terodáctilo y un oso panda -que eran del mismo tamaño- y empezaban a pelear violentamente. La lucha cuerpo a cuerpo que tuvo lugar en mi fantasía, luego de unos segundos de infinito sufrimiento, dio por vencedor al terodáctilo, quien agitó sus alas mientras se alejaba del panda, que si bien no estaba muerto, se veía completamente acabado. Cuando desperté y recordé que pocos días antes había soñado que rapeaba junto a Missy Elliott, no me cupieron más dudas: ¡estoy enloqueciendo! No digan que no se los advertí y llévenme pronto a El Peral (por favor).

  • #leohoyxhoy

    El infaltable sudoku y la gratuidad son las razones más potentes que Sebastián Matamala (31) tiene para leer a diario el hoyxhoy. Él prefiere disfrutar de cada edición una vez en su lugar de trabajo, a veces en compañía de un café.

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