• La discapacidad no impide volver a trabajar

    Más de dos millones de personas en el país la padecen en algún grado, según cifras del Senadis. La Fundación Tacal ofrece cursos para que puedan encontrar un nuevo empleo. Mireya Pastene fue apoyada y ahora se desempeña en atención al cliente en una tienda dedicada a la construcción.

    Todo el día de pie debía permanecer Mireya Pastene (58), cuando trabajaba hace siete años en una tienda de retail. Las molestias fueron cada vez más intensas y recurrentes, impidiéndole con el tiempo ejercer sus funciones con normalidad y mermando con ello su autoestima. Fue despedida y permaneció varios meses cesante. Se le cerraron numerosas puertas, hasta que decidió probar suerte como asesora del hogar. En este empleo, a pesar de que Mireya dio aviso de su creciente discapacidad, se le exigió igualmente que limpiara unos ventanales. La tarima cedió al subirse y se cayó violentamente al suelo. En sus palabras, el dolor era insoportable. Le hicieron exámenes, le descubrieron una enfermedad degenerativa y le recomendaron realizarse una costosa operación, que tiempo después fue desaconsejada por los médicos por su alto riesgo y pocas opciones de mejoría. Según ella, en ese momento el mundo se le vino abajo.

    Una nueva oportunidad

    La asistente social de un consultorio de San Bernardo le recomendó a Mireya visitar a la Fundación Tacal. Le darían una oportunidad y así fue.

    Le enseñaron computación y luego entró a un curso de asistente administrativo al interior de la misma organización. A pesar de ser la alumna más longeva, esto no impidió que interactuara y formara lazos con sus compañeros más jóvenes. "La acogida fue muy grata de parte de todos. Los profesores, psicólogos y terapeutas no sólo te capacitan para el trabajo, sino que también para ser feliz. Me dijeron que tenía que abandonar el pesimismo", destacó Mireya.

    Fue bien calificada y una empresa ya estaba interesada en sus habilidades. Desde hace un año trabaja en atención al cliente en la tienda Sodimac del Mall Plaza Sur. En este nuevo empleo, las condiciones de trabajo son adecuadas para su condición. "Siento que me estoy reinventando a pesar de mi discapacidad. Más empresas deberían sumarse a esta iniciativa de integración", afirmó Mireya.

    Necesaria acogida

    Ubicada en Adolfo Ibáñez 469, comuna de Independencia, la Fundación Tacal entrega herramientas para encontrar un nuevo empleo a todas las personas, mayores de 18 años, que tengan algún tipo de discapacidad física o mental. Su presidenta, Andrea Zondek, afirma que aún en el país existe una fuerte discriminación hacia las personas con discapacidad, sobre todo en el ámbito laboral. "La exclusión es por prejuicios, piensan que te accidentarás más o que tendrás más ausencias", señaló.

    Zondek comenzó a rememorar los inicios de Tacal en 1985, cuando ella tomó una radical decisión mientras se desempeñaba como terapeuta ocupacional en un hospital público. "Un día decidí visitar a los pacientes exitosamente rehabilitados y me encontré con que todos estaban en sus casas: nadie había logrado insertarse en el mundo del trabajo y había una falta generalizada de energía positiva para salir de ahí. Renuncié porque no estudié cinco años para rehabilitar sin sentido", exclamó.

    Preparó un proyecto a Caritas Chile donde consiguió fondos y en Hogar de Cristo le facilitaron un inmueble. Años después se compró la casa contigua, construyeron y se fueron ampliando. También consiguieron recursos con la Unión Europea.

    "Al principio me dijeron que no iba a funcionar, que nadie contrataría a una persona con discapacidad, pero era más importante seguir los sueños para derribar los mitos", declaró. En la fundación trabajan en dos áreas de formación, una de asistente administrativo y otra de operario multifuncional, para trabajar en cocina, aseo, como junior o en bodegas.

    Los cursos son de entre 450 y 500 horas con prácticas laborales incluidas. Zondek exclama con orgullo: "El 87% de las personas que han sido colocadas en un puesto de trabajo continúa después de un año". Otra área de la organización se encarga de verificar las oportunidades laborales disponibles, determinando luego quién cumple con las competencias exigidas.

    En cuando a la legislación sobre discapacidad, la presidenta de Tacal cree que Chile aún está al debe. "No contamos con una cuota de personas con discapacidad en las empresas. Tampoco el Estado financia parte del sueldo del trabajador, como en el caso de España, ni se otorgan recursos para adaptar la empresa si es necesario. Acá no hay mayor estímulo para los empresarios que su propia conciencia", afirmó. En otro sentido, Zondek señaló: "La discapacidad aún genera mucha lástima. El enfoque es muy desde la caridad, probablemente por las campañas de la Teletón que, si bien generan recursos, no ayuda a las personas que tienen discapacidad en relación a su autoestima. Ellos tienen derechos fundamentales sólo por haber nacido en esta tierra. Uno de ellos es al trabajo, pero nos encontramos con que el 71% de las personas con discapacidad en edad laboral en Chile no trabaja. Algunos de ellos no podrán, pero otros porque el mercado no se abre. Se necesita un rol más activo del Estado, los empresarios, las organizaciones y las mismas personas. El ministerio de Hacienda debería entender que es una inversión y no un gasto formar a personas con discapacidad", señaló. En tanto, en el Congreso se discute en el Senado la Ley de Cuotas, donde se reserva un 2% de porcentaje obligatorio de personas con discapacidad al interior de las empresas. No obstante, en palabras de Andrea Zondek, la idea es que los empresarios se anticipen y no lo hagan porque una ley los obligue.

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