Camila Espinoza L.

A fines de marzo la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, participó en el lanzamiento del portal online "Tu primera Pega", iniciativa del Ministerio de Desarrollo Social que, a través del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), entregó cupos gratuitos para capacitar y asesorar a jóvenes entre 18 y 29 años en la búsqueda de su primer empleo.

Sin embargo, la campaña no es el único beneficio al que pueden optar quienes comienzan a ingresar al mercado laboral.

Los trabajadores que tengan entre 18 y menos de 25 años y que perciben bajos salarios, que pertenecen al 40% más vulnerable de la población, pueden postular al subsidio al empleo joven. Este aporte monetario es otorgado por el Estado para mejorar el sueldo de los empleados, explica el portal subsidioempleojoven.cl.

El beneficio se otorga hasta el último día del mes en que el trabajador tenga 24 años de edad.

Requisitos

Pueden postular al subsidio los trabajadores que cumplan con los siguientes requisitos:

- Tener entre 18 y menos de 25 años de edad.

- Ser trabajador dependiente o independiente, que integre un grupo familiar perteneciente al 40% de menores ingresos o mayor vulnerabilidad socioeconómica, según el Registro Social de Hogares.

-Acreditar una Renta Bruta Anual inferior a $5.284.532 (impuesto incluido) o una Renta Bruta Mensual inferior de $440.378.

- Tener al día el pago de las cotizaciones previsionales y de salud.

- No trabajar en una institución del Estado o en una empresa con aporte estatal superior al 50%.

¿cómo postular?

Los interesados en optar al beneficio pueden ingresar al portal web subsidioempleojoven.cl y deberán llenar un formulario con sus datos personales. El sistema les pedirá a los postulantes crear un usuario y contraseña, los que serán validados en el correo electrónico previamente indicado.

Una vez realizada la postulación comenzará a regir el plazo de 90 días para obtener los resultados del proceso. En todo caso, se puede postular durante todo el año al subsidio.

La duración de la jornada laboral suele ser fuente de debate, sobre todo en Chile, uno de los países OCDE en los que más horas se trabaja. Por un lado, están aquellos que apoyan la extensión actual. Por otro lado, están los que consideran que deben promoverse jornadas más reducidas. Por último, existen aquellos que apuestan por jornadas más largas para tratar de aumentar la eficiencia de un negocio.

Sin embargo, y para la alegría de los que pertenecen al segundo grupo, la ciencia es tajante: pasar demasiadas horas en el empleo puede perjudicar la salud. Un estudio de la University College London (UCL) establece que vincula las largas jornadas de trabajo con la aparición de problemas cardiovasculares.

La investigación, para elaborar sus conclusiones, observó a un amplio grupo de personas durante 11 años. Aquellos con jornadas de trabajo más prolongadas tenían hasta un 67% más de probabilidades de sufrir infartos y otros problemas cardiovasculares, señala el portal hipertextual.com.

Pero los ataques cardíacos no son las únicas consecuencias de pasar muchas horas en el trabajo. De hecho, varios estudios aseguran que esta también es una de las causas de la depresión. El estrés y la ausencia de descanso, consecuencias también de las largas jornadas de trabajo, colaboran también a una posible entrada en depresión.

La ansiedad que genera, por ejemplo, contestar correos, realizar llamadas, completar informes, cumplir con plazos de entrega y un largo etcétera también tiene efectos nocivos es la salud ya que le suma presiones al individuo. Insomnio, problemas musculares, obesidad e, incluso, dificultades cerebrales también se asocian a esta conducta, según numerosos estudios.

Por último, las largas jornadas de trabajo también están en entredicho por su relación con la productividad. Son varios los estudios que afirman que, aquellas personas que cuentan con jornadas más reducidas, logran aumentar su productividad, siendo tanto o más eficientes que aquellos que sufren jornadas laborales más prolongadas.

Expertos señalan que 7 a 8 horas diarias son aptas para mantener la productividad. Uno de los efectos de las largas jornadas laborales es la falta de sueño.

Pasar demasiadas horas en el empleo aumenta la posibilidad de ataques cardíacos.

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