• Bélgica: comer como en Francia, beber como en Alemania y mirar castillos medievales

    Las dimensiones de este país permiten recorrerlo rápidamente en tren. En él, hay identidades y cultura que se mezclan, campos verdes y cielos de un azul profundo que abren el paso para llegar a la actividad de Bruselas, el romanticismo de Lieja o la belleza de Brujas.

    Juan Cristóbal Hoppe

    Dos jóvenes compraron tickets de Bruselas a Amberes, dos minutos antes de que el tren pasara por el andén 4 de la estación Brux-Central. Caminaron donde los demás pasajeros, apretaron el botón de puerta e ingresaron sabiendo que su viaje duraría una hora y media, ni más ni menos. Por esas pequeñas distancias es que, para muchos viajeros, Bélgica es un lugar de paso.

    La historia de Bélgica ha hecho que sea nombrada "el campo de batalla de Europa". Algunos belgas dicen que su nación es ficticia, que sirven para separar Alemania de Francia. Geográficamente, los belgas se dividen en dos regiones: la Flamenca (holandesa) y la Valona (francesa). A pesar de que hay algunas disputas entre ambas áreas, hoy los jóvenes han influido en que una posible separación esté lejos de suceder.

    El reino de la cerveza

    El 60% de belgas vive en la Región Flamenca. Aquí se concentra la mayor parte de la riqueza del país, tiene un gran número de exportaciones. La más conocida es la cerveza, con una producción de 1.875 millones de litros al año. Sin embargo, no es la cantidad lo que sorprende sino su sabor y variedad.

    Uno de sus destinos es Ostende, la única ciudad belga con salida al mar. Allí la marea es tranquila y el viento fuerte. Su temperatura promedio en los meses estivales es de 20ºC. En este balneario llama la atención unas casetas en plena arena, las que se arriendan para quienes quieran usarlas de bodega con los objetos playeros o como refugio para pasar el día.

    Brujas es la ciudad que se roba las miradas de esta región, debido a su famosa arquitectura medieval. En el día es un agrado caminar por sus calles pequeñas, pero es de noche donde uno siente estar en otra época. Las luces son utilizadas para realzar la espectacularidad de sus casas y castillos.

    Un aire francés

    Llamar francés a un belga no es una buena idea. A pesar de tener similitudes, los valones tienen sus propias maravillas: el chocolate y las papas fritas. Si de comer se trata, hay un dicho conocido, "en Bélgica se sirven las porciones de Alemania con la calidad de Francia".

    La parte francófona representa el 55% del territorio belga. Sus principales ciudades son Charleroi, Lieja y Namur. No son precisamente ciudades muy nombradas en los circuitos turísticos, sin embargo sus cualidades generan, en quien las conoce, el quiebre sobre la idea de que Bélgica es solo un país para estar de paso.

    Lieja y Namur son ciudades de ritmo pausado pero con actividad cultural constante. Cerca tienen paisajes de tranquilidad absorbente como Huy o Dinant. El río Mosa recorre esta región uniendo formas de ser en sus habitantes, donde el saludo es lo primero y decir merci es un rito.

    Donde la mezcla se une

    Viajando hacia el norte de Charleroi aparece la capital: Bruselas. Allí se hacen notorios aspectos que las ciudades más pequeñas ya anuncian: la multiculturalidad que otorgan los migrantes y la militarización debido a los ataques por parte del EI. A las afueras de la estación Brux-Central, un camión con cuatro militares se encuentra estacionado. Tienen boinas rojas y metralletas en la mano. A pesar de esto, su actitud es de relajo y ayudan al viajero que les pregunta alguna dirección, generalmente dónde queda la Grande Place, una de las plazas más impresionantes de Europa debido a la riqueza de sus ornamentos.

    Bruselas tiene la particularidad de unir Bélgica. A pesar de estar en la Región Flamenca, el 70% tiene como lengua cotidiana al francés. Tiene la principal estación ferroviaria donde se juntan las distintas vías del tren, un transporte que recorre un país lleno de detalles y lo vuelve mágico por las emociones que genera.

    "Llamar francés a un belga no es una buena idea. A pesar de tener similitudes, los valones tienen sus propias maravillas: el chocolate y las papas fritas."

    "El río Mosa recorre esta región uniendo formas de ser en sus habitantes, donde el saludo es lo primero y decir merci es un rito."

    En Charleroi se encuentra el Musée de la Photographie, el museo más extenso de Europa sobre esta disciplina, el cual consta con más de 80 mil imágenes y 3 millones de negativos. La entrada cuesta 7 euros y está a una hora en tren desde Bruselas Central.


    Para los amantes de la fotografía


    Especial para jóvenes

    Los precios del tren en Bélgica varían entre los 7 a 21 euros. Sin embargo, para los menores de 26 años existe GO PASS 10, donde cada pasaje cuesta 5 euros y se puede usar a cualquier destino. Más información en www.belgica.org/go-pass-belgica.

    20.500 km2 El país tiene esta superficie, sólo 300 metros más que la Región del Maule.

    20% de los belgas está de acuerdo con la independencia flamenca.

    más de 1.100 marcas de cerveza tiene Bélgica y 700 perfiles de sabor.

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