María Paz Bustamante

La Fundación Nuestros Hijos en conjunto con el Ministerio de Salud, inauguraron ayer el primer Centro de Rehabilitación Oncológico infantil de América Latina, ubicado en avenida Club Hípico 4676, en Pedro Aguirre Cerda.

El objetivo de este centro es proporcionar un apoyo integral para menores de 25 años, otorgando una rehabilitación de calidad a las personas diagnosticadas de cáncer a través de un programa que considera la atención hospitalaria y ambulatoria, desde las etapas más precoces del diagnóstico y tratamiento.

El centro asistencia cuenta con 970 m², en los que posee un gimnasio terapéutico, piscinas de hidroterapia, sala de estimulación multisensorial, diez puntos de consultas, sala de lactancia, consulta dental y sala de entretención.

La ministra (s) de Salud, Gisela Alarcón señaló que "podemos decir como Gobierno que acá se está construyendo un mejor país porque se está apoyando a aquellos niños que sobreviven al cáncer y también a aquellos que no logran hacerlo". Agregó que no sólo trabajan con los tratamientos biomédicos, sino que también se desarrolla el ámbito psicosocial.

Para acceder al servicio es necesario ser derivado por algún oncólogo de los centros de salud en convenio, que son el Hospital Dr. Exequiel González Cortés, el Hospital Roberto del Río, el Hospital Clínico San Borja Arriarán, el Hospital Sótero del Río y la Red de Salud UC-Christus.

La directora de la Fundación Nuestros Hijos, Marcela Zubieta, indicó: "Queremos que los niños después de esta guerra que han dado para ganar la batalla, puedan tener una vida plena y feliz como ellos se lo merecen".

Junto a esto explicó que cuentan con 10 diferentes tipos de especialistas para el tratamiento de los niños. El equipo de profesionales consta de fisiatra, terapeutas ocupacionales, kinesiólogos, psicólogas emocionales, un equipo de odontología y trabajadoras sociales, entre otros.

Un tratamiento mensual de rehabilitación por paciente cuesta en promedio unos $400.000, sin embargo, dependiendo del la sintomatología, este podría alcanzar los $2 millones. Ante esto, la directora de la fundación hizo un llamado a las empresas privadas a hacerse socias de esta causa. Actualmente cuentan con 25 compañías asociadas.

El contexto de la inauguración radicó en que ayer fue el Día Internacional del Cáncer infantil. Este mal es el causante principal de las muertes por enfermedad no contagiosa en el mundo, y en Chile alrededor de 500 niños al año son diagnosticados bajo esta condición. Aún así, la tasa de supervivencia es del 71,4% es decir 357 pacientes logran rehabilitarse a través de iniciativas como esta.

$2 millones podría costar mensualmente una rehabilitación intensiva por paciente.

menores de 25 años es el rango de edad de los jóvenes que se atienden en el Centro de Rehabilitación Oncológico.

Por Paulina Flores

Marcelo Gutiérrez. Su idea era hacer la revisión técnica y sacar el permiso de circulación antes de salir de vacaciones, pero las cosas no fueron como el quería: "El año pasado me compré un Suzuki del 2010 y parecía impecable. Tenía poco kilometraje porque la dueña sólo lo ocupaba para ir a buscar a su hija al jardín. El precio era muy bueno, quizás demasiado considerando el año y el poco uso. Pero aproveché la oportunidad y no tuve problemas hasta la semana pasada, cuando no pasó la revisión. En realidad no era tan grave. Pasó un día en el mecánico y quedó impeque, pero tuve que hacer todo el trámite de nuevo y perder días de mis vacaciones, que ya habían empezado a correr".

"Después tocó el permiso de circulación y me encontré con la sorpresita de que el auto tenía cuatro partes sin pagar, de los cuales sólo uno era mío. Me costó un mundo contactar a la anterior dueña y cuando por fin pude hacerlo, me dijo que estaba de vacaciones en Puerto Natales y que podía depositarme a fin de mes. Expliqué mi situación y logré que me dejaran los cuatro en 100 mil pesos".

"El martes ya tenía todo listo para partir el miércoles a Coquimbo. Por la tarde fui a la casa de un amigo que vive en Santa Lucía. A eso de las 8 lo llama la conserje de su edificio y le dice que un árbol se había caído arriba de mi auto. Pegué el manso grito y bajé corriendo las escaleras, con el corazón a full. Casi me tiré al suelo a dar gracias, cuando vi que no era mi auto, sino el que estaba justo adelante. Me fui antes de que llegaron los pacos, porque más encima estaba mal estacionado".

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