Natividad Espinoza R.

Quedan sólo tres días para la Boda Real que unirá al príncipe Harry con la actriz Meghan Markle y ya son varios los detalles que se conocen sobre lo que será este evento. Tanto así, que incluso el chef Mark Flanagan reveló cómo será el menú que degustarán los invitados.

El cocinero principal de la reina Isabel II aseguró que la comida consistirá en canapés y preparaciones servidas en pequeños cuencos, lo que se conoce como "finger food". Respecto de esta modalidad, la asesora gastronómica de Zanzibar (Borde Río), Javiera Olivares, aseguró que "es ideal para un matrimonio de esta magnitud, ya que permite entregar variedad, rapidez en el servicio y elegancia en la presentación de la comida".

En cuanto a los sabores, se adelantó que habrá alternativas agridulces y se incluirán vegetales ingleses de temporada, provenientes de la huerta de la realeza británica.

Para Olivares, la apuesta agridulce es interesante. "Aunque asociamos lo agridulce más bien a la comida asiática, tanto en la cocina inglesa como estadounidense, hay varios condimentos, salsa y acompañamientos agridulces, entonces esta opción se muestra como un punto de unión cultural entre los países nativos de los novios".

Por su parte, el chef ejecutivo del Hotel Casino del Pacífico, Sergio Silva, aseguró que entre los vegetales seguramente reinarán "los espárragos, brócoli y el mejor de todos, las arvejas".

Entre los bocados dulces no faltarán las trufas de chocolate.

la torta

Sobre el pastel, se sabe que será orgánico y que sus sabores predominantes serán los del limón y la flor de saúco. Esto, con una cubierta de crema de mantequilla y flores frescas.

"El limón es un muy buen antioxidante y la flor de saúco, desconocida para nuestro país, tiene una función muy importante: es un excelente reductor de volumen de líquidos, muy usado en la medicina. Y es precisamente por eso que se utilizan estos ingredientes como bocadillo final: por el consumo de champaña y vinos", comentó Silva.

"(Lo agridulce) se muestra como un punto de unión entre los países nativos de los novios.

javiera olivares, asesora gastronómica"

vino y champaña serán los bebestibles principales que se ofrecerá a los invitados de la Boda Real.

por katherine salosny / @kathysalosny

Hemos estado viendo las últimas semanas que las universitarias se han tomado los campus para exigir que se enfrenten los casos de acoso sexual que se han vivido en numerosas casas de estudio y también para exigir que se tengan protocolos para evitar el acoso y la violencia de género. Hoy, son más de 20 las sedes tomadas por mujeres estudiantes que han sufrido distintos tipos de acoso y abusos.

Me parece muy importante que se empiece a hablar de estos temas que han estado callados por tantos años. Que se empiece a destapar lo que se ha guardado por temor no sólo a no ser escuchadas sino que también a ser castigadas por dejar en evidencia a profesores intocables o a no obtener resultados en las investigaciones sobre abusos sexuales, lo que ha ocurrido en decenas de casos. Me alegré porque es un gran paso para no dejar pasar los tratos discriminatorios que vivimos las mujeres en cada etapa de su vida. Los tiempos cambiaron y ya no estamos aceptando tratos que no sean igualitarios, ni queremos que las futuras mujeres de nuestro país sigan sintiéndose vulnerables en su diario vivir, sufriendo acosos o directamente abusos sexuales y de poder.

Ayer estaba viendo Muy Buenos Días, en el que se trató el tema y me tomaré las palabras de la gran periodista Andrea Arístegui. Contó que en un momento se dio cuenta que le decía a su hija que no se pusiera short para salir a la calle. Contó que sin darse cuenta le estaba imponiendo a su hija algo que le restaba libertad y que la hacía cargo de lo que le pudiera pasar. Con esto dijo que cambió su mirada y que nunca más le pidió algo así. Porque lo que tiene que cambiar no es el modo de ser o hacer de su hija, sino el hecho de aceptar que su hija pierda libertad debido al machismo.

El tema de fondo es que todos tenemos que cambiar, que las mujeres seamos feministas no significa que estemos de acuerdo en todo. Podemos pensar distinto entre nosotras e incluso criticarnos, lo que no significa que no aunemos fuerzas para denunciar y dejar de naturalizar lo que por años ha sido "normal" en esta sociedad: el abuso y acoso contra nosotras.

Las cosas están cambiando, por fin. Las mujeres queremos igualdad de trato. Mi apoyo a estas jóvenes que no aceptarán más los abusos, ni en la universidad ni en ninguna parte.