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Santiago lanza ofensiva anti ruidos molestos en la comuna
Concejo municipal aprobó ordenanza que sube exigencias a faenas, establece medidas para locales con volumen alto, y restringe las batucadas. Multas llegan a los $239 mil.
Diego Gotelli C.
Cada mes, hasta el municipio de Santiago llegan más de 100 reclamos por ruidos molestos de vecinos de la comuna, un problema que está regulado por una ordenanza de 1998, pero que pocos la respetan.
"El 75% de los reclamos corresponden a fuentes identificables, como domicilios particulares y azoteas de edificios. A esto se suman las construcciones, restaurantes y talleres mecánicos", afirmó el alcalde Felipe Alessandri.
Por ello, el concejo municipal aprobó el miércoles pasado una nueva ordenanza que regule los ruidos en la comuna, la que reemplazará a la antigua versión y que, entre sus principales cambios, facilitará el control de las restricciones sonoras en la comuna.
Según el documento, los fiscalizadores municipales ahora tendrán la facultad de multar varios actos que hoy están prohibidos, pero que sólo son controlados por Carabineros. Entre ellos destaca el uso de parlantes en plazas o el funcionamiento de bandas de música, batucadas o estudiantinas en el espacio público, sin contar con la respectiva autorización municipal. También la guardia comunal podrá multar a las casas que causen ruidos molestos y cuyos vecinos denuncien el problema.
Para las actividades y eventos permitidos en el espacio público, se definen condiciones especiales, como que la prueba de sonido no se pueda extender por más de dos horas, la que deberá ser realizada después de las 9:00 horas y antes de las 20:00 de domingo a jueves.
Construcciones
Para las faenas constructivas, la medida estipula que las obras sólo se podrán realizar entre 8:00 y 18:30 horas de lunes y viernes, mientras que el sábado se debe finalizar a las 14:00 horas.
Además, si los trabajos se extenderán por más de cuatro semanas la empresa tendrá que presentar al municipio un programa de información a la comunidad, que deberá ser implementado con 10 días de anticipación a las faenas.
"Esta ordenanza busca mejorar la calidad de vida de todos los vecinos y visitantes de Santiago, y también evitar problemas a la salud derivados de la exposición constante a altos niveles de ruido, como el estrés y alteraciones del sueño", agregó Alessandri.
Nueva señalética
En el caso de los lugares cerrados donde las personas estén expuestas a ruido muy fuerte, la medida exigirá al recinto instalar letreros con una advertencia sobre el riesgo que corre la salud de los presentes.
La señalética deberá incluir el texto "la permanencia al interior de este recinto durante una prolongada cantidad de tiempo puede producir daños permanentes en la audición", y se deberá ubicar en lugares visibles al público.
Según la ordenanza, esto regirá para los locales donde se concentre sonidos por sobre los 86 decibeles. "Todos los locales nocturnos lo sobrepasan", asegura el ingeniero acústico Pablo González.
El experto afirma que dentro de un bar, entre la música ambiente y el volumen de la voz, se puede llegar a alcanzar los 95 db. Como referencia, en los sectores congestionados de la Alameda se alcanza rangos entre los 88 y 90 decibeles. "La medida, como precaución, es algo que no existe en el país. 86 db es un nivel muy alto para la audición", agrega.
La ordenanza está pronta a ser publicada en el sitio web municipal y 30 días después entrará en vigencia, es decir, a fines de septiembre. Para quienes incumplan las normas se establecen multas de tres a cinco UTM ($143 mil a $239 mil al precio de hoy).
en un mes entrará en vigencia la norma. En los próximos días se publicará en la web municipal.
siete votos a favor y dos en contra obtuvo en el concejo la medida, que reemplaza una de 1998.
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Una traductora china de español
Por Paulina Flores
Yao Yun Qin. Nació en Shanghai, está casada hace cinco años, tiene un hija, habla dos lengua y tiene nombres romanizados para ambas: Ana y Ann.
"Aprendí algo de inglés en el instituto. Ahora los niños tienen clases desde los 3 años, pero para los chicos de mi edad, en esa época, todavía no se incentivaba tanto. En la universidad teníamos la opción de francés, español, portugués y alemán. Yo decidí español, porque el francés estaba reservado exclusivamente para las mujeres y se llenaban los cursos enseguida. Cuando yo era estudiante, era el profesor quien elegía tu nombre en español, generalmente por la similitud de sonido con el chino, aunque en mi caso no sé por qué motivo fue. Recuerdo haber tenido un compañero que se quería llamar Che, por el Che Guevara, pero no le dieron permiso y lo llamaron Pablo".
Tras terminar la universidad hizo un postrado en Madrid para profundizar aún más en el idioma: "Viví tres años en España. Hice bastantes amigos, pero la comida nunca me gustó. Volví a Shanghai por las oportunidades laborales, aunque para español tampoco había tantas. Trabajé dos años en una editorial traduciendo literatura, pero hoy estoy en una empresa ligada a negocios en el extranjero, yo me ocupo de los medios de comunicación. El nivel de educación es muy alto, y todos hablamos y escribimos correos en inglés. Como consecuencia la competencia y la presión es bastante también. Los horarios de trabajo son largos. Normalmente te vas cuando se va el jefe, sobre todo la gente más joven, y eso puede significar quedarse hasta pasada la media noche, aunque el mío ahora está muy bien".
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