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  • Por primera vez Chile podrá obtener metales preciosos de su chatarra electrónica

    Proyecto inédito en Latinoamérica pretende recuperar minerales de los componentes que contienen celulares en desuso, proceso que hoy se realiza en Japón y Corea del Sur.

    Diego Gotelli C.

    Al año, cada habitante de Chile produce en promedio más de 11 kilos de residuos electrónicos, siendo nuestro país el principal generador per capita de esta basura en Latinoamérica, según la última proyección de las Naciones Unidas.

    Esta alta cifra se refleja en las 30 toneladas de residuos tecnológicos que cada mes recibe la fundación Chilenter, dedicada al reciclaje de esta chatarra y que, para diversificar el uso de los residuos, está ad portas de iniciar un proyecto que permita obtener metales preciosos a partir de la basura que les llega.

    La entidad, liderada por la Primera Dama Cecilia Morel, cuenta con una serie de convenios y campañas para juntar desechos electrónicos. Ellos reciben los computadores incautados por la Fiscalía Metropolitana Sur y son quienes hacen recolecciones como la que se realizó este mes en la Universidad de Chile, donde se reunieron cinco toneladas de celulares obsoletos.

    Estos lotes de equipos en desuso son los que ahora se pretenden pasar por un proceso de minería urbana para extraer los componentes presentes en sus placas de circuitos, los que en algunos casos tienen altas concentraciones de oro, permitiendo ser explotados en la industria local.

    "Actualmente exportamos gran parte de los circuitos impresos a Japón y Corea del Sur, para que allá sean extraídos sus metales preciosos", señala Gonzalo Lagos, director ejecutivo de la fundación.

    El proyecto es inédito en América Latina y postuló a un fondo de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), el que acaba de ganar para iniciar los estudios en enero, los que se extenderán por todo el 2019.

    Para realizar las pruebas, la entidad comprará un horno de pirólisis traído desde el exterior, que es un equipo que funciona a altas temperaturas pero en ausencia de oxígeno, por lo que no genera combustión. De esta forma, el proceso asegura una descomposición en tres fases de los componentes de la placa, facilitando luego que puedan ser derivadas a las industrias respectivas para la extracción de sus metales.

    Una vez concluidos los ensayos, el proyecto cuantificará los metales que se pueden obtener en cada tipo de equipo para calcular la viabilidad de expandir la iniciativa a nivel industrial. También se evaluará el impacto medioambiental que provoca este sistema de extracción, y la oferta y demanda que puede haber para este sistema. Con todo ello se pretende crear una guía para optimizar la recuperación de materiales para una eventual masificación.

    "Nosotros queremos incentivar la economía circular. Creemos que es una forma sana de producción que contribuye al desarrollo de Chile", añadió Lagos.

    en enero partirán las pruebas para comprobar cuántos metales se recuperan desde los equipos.

    la universidad Andrés Bello cederá un

  • Talla en madera

    Por Paulina Flores

    Rodolfo Muñoz. Aprendió a tallar en madera cuando era joven. "En un curso del Duoc, por ahí por el año 78. Yo antes era bibliotecario, pero cuando me operé de la cadera empecé a buscar cosas para hacer, ya que en la casa me aburría solo. Tengo dos hijos, pero cada uno de ellos tiene su vida. Pensé que ahora nadie talla manualmente y me decidí a hacerlo. Resultó muy bueno porque la gente empezó a interesarse y a comprar. Vendo frente al Bellas Artes, pero donde mejor me va es en el Cerro San Cristóbal, a la subida del teleférico. Tengo varios clientes y a los turistas le gustan mucho.

    "Tampoco es que viva de esto, es mi hobby. Antes trabajaba sin problema, pero tuve que dejarlo cuando mi esposa se enfermó. Tenía problemas respiratorios y era dependiente de oxígeno. La cuidé durante dos años. Le di todo lo que necesitó, le dedicaba día y noche. El 25 de septiembre del 2016 me llamó para hablarme de nuestra hija, que tiene 31 años, psicóloga ella: 'Lo único que te quiero decir, es que cuides a la niña, porque depende de mí, y yo no voy a estar en cinco días más'. Y sucedió tal cual. Falleció a los pocos días. Yo no creía que cosas así podía pasar, pero las personas pueden avisar. Porque esa no es vida y se cansan de sufrir. Me dejó muchos recuerdos buenos y me enseñó a cocinar antes de irse. Me dijo: 'Así que cuando yo no esté por lo menos vas a saber cocinar'. Así que yo me hago comida para tres días… voy intercalando, arroz con pollo, sopa con tallarines, y así...".

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