Mauricio Mondaca

Amigos de universidad, los constructores civiles Nicolás Behar y Rodrigo Galleguillos dieron forma a una idea que buscaba que las constructoras cambiaran el destino final de sus residuos, que muchas veces terminan en botaderos ilegales, para disminuir su huella de carbono. Así nació Recylink, que desde 2018 ha desarrollado 10 proyectos en Ñuñoa, Las Condes, Buin y La Florida.

Cómo funciona

Una constructora solicita el servicio y se le ofrece un plan de gestión de residuos. Recylink entrega una charla a los maestros y al staff profesional y se otorga acceso a la plataforma web. En la práctica, un camión recolecta los desperdicios -cartón, metales, vidrio, madera y polímeros, entre otros- y luego se puede ver en línea el estado de avance del proceso de trata del reciclaje y tratamiento. Por ejemplo, la madera se envía a dos plantas: una la "chipea" y mezcla con residuos líquidos para crear compost; la otra la quema para generación eléctrica.

La plumavit se lleva a una empresa que la recicla y la ocupa para hacer pintura. Los escombros se derivan a botaderos autorizados.

Behar dijo a hoyxhoy que "la idea es hacer un link al reciclaje. Lo que promovemos es la gestión de información de lo que hacemos, para que pueda tener trazabilidad". Desde sus inicios, Recylink ha logrado reciclar 219 toneladas de desperdicios, equivalentes a 446 toneladas de CO2 menos en el medio ambiente. La empresa acordó con la organización de la Cumbre COP25 para gestionar los residuos del Parque Cerrillos y dejar el recinto apto para la realización del evento a fin de año.

219 toneladas de desperdicios ha reciclado la empresa desde que comenzó a operar en el año 2018.