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Sensores de perovskita, un paso hacia mejores imágenes y con mayor resolución
El mineral permite apilar pixeles por color, captando tres veces más luz que los sensores convencionales de silicio.
Agencia EFE
De momento son un prototipo, pero los sensores de imagen hechos de perovskita son más sensibles a la luz, reproducen los colores con mayor precisión y ofrecen una resolución significativamente mayor que los convencionales a base de silicio.
Los sensores de perovskita no solo serán adecuados para cámaras digitales, sino también para análisis médicos por imagen o para la vigilancia automatizada del medioambiente y la agricultura, según investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.
El equipo lleva casi una década investigando este tipo de sensores y ha demostrado que funcionan, de acuerdo con un estudio que publicó Nature.
Los sensores de imagen, normalmente hechos de silicio y que están integrados en todos los teléfonos inteligentes y cámaras digitales, distinguen los colores de forma similar al ojo humano, que reconoce de forma individual el rojo, el verde y el azul.
En los sensores de imagen, los pixeles individuales absorben las longitudes de onda correspondientes de cada color y las convierten en señales eléctricas.
Material cristalino
El equipo encabezado por Maksym Kovalenko ha creado sensores de imagen cuya base son las perovskitas de haluro de plomo, un material cristalino, semiconductor, fácil de procesar y cuyas propiedades físicas varían en función de su composición química exacta.
De esta manera, si la perovskita contiene un poco más de iones de yodo, absorbe la luz roja, para el verde se añade más bromo y para el azul más cloro, así no hacen falta filtros.
Con la perovskita, los pixeles para el rojo, el verde y el azul pueden apilarse unos sobre otros en el sensor de imagen, a diferencia de los de silicio, en los que están uno al lado del otro.
Gracias a esta disposición, los sensores de imagen basados en la perovskita pueden, en teoría, captar tres veces más luz que los convencionales y ofrecen una resolución espacial tres veces mayor.
Los sensores de imagen de perovskita aún están en las primeras fases de desarrollo, pero con los dos nuevos dos prototipos creados por el equipo se ha demostrado que esa tecnología puede miniaturizarse.
Los investigadores destacan que las cámaras digitales de consumo no son el único campo de aplicación de estos sensores, pues gracias a las propiedades del material, también son especialmente adecuados para su uso en visión artificial.
Ahora, el objetivo es reducir aún más el tamaño y aumentar el número de pixeles. Los dos prototipos tienen pixeles de entre 0,5 y 1 milímetro, mientras que los de sensores de imagen comerciales se sitúan en el rango de los micrómetros.
"Los sensores de perovskita no solo serán adecuados para cámaras digitales, sino también para análisis médicos por imagen o para la vigilancia automatizada del medioambiente y la agricultura".
investigadores, escuela politécnica federal de zurich"
casi una década llevan los científicos investigando este tipo de sensores.
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Bolg amondol, una nueva especie de lagarto que vivió con los dinosaurios
El animal vivió hace unos 80 millones de años en bosques tropicales.
En la época en que los dinosaurios dominaban la Tierra existía también una sorprendente diversidad de lagartos de gran tamaño, los llamados monstersauros, de los que se acaba de descubrir una nueva especie.
Bautizada como Bolg amondol, un nombre inspirado en el universo de "El señor de los anillos", de J.R.R. Tolkien, esta nueva especie vivió hace unos 80 millones de años en los bosques tropicales prehistóricos de Utah (EE. UU.).
Sus restos fueron encontrados en el Monumento Nacional Grand Staircase-Escalante y se conservaban en el Museo Nacional de Historia Natural de Utah (NHMU).
Este lagarto acorazado del tamaño de un mapache revela la compleja historia evolutiva de los ancestros gigantes del Monstruo de Gila, un lagarto venenoso que hoy vive en el sur de Estados Unidos y el norte de México.
Un equipo dirigido por el Instituto de Dinosaurios del Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles (EE. UU.) publicó recientemente en Royal Society Open Science los datos sobre la nueva especie.
La identificación de una nuevo especie pone de relieve la probabilidad de que hubiera muchos más tipos de grandes lagartos en el Cretácico Superior.
La nueva especie medía un metro de punta a cola, "quizá incluso más, dependiendo de la longitud de la cola y el torso", que para los estándares modernos de lagartos es muy grande y algo con "lo que no querrías meterte", resumió Hank Woolley, uno de los firmantes del trabajo.