• Se acabaron los triunfos morales

    No pueden imaginar lo feliz y contenta que estoy con este triunfo. Tuve la suerte y el privilegio de ver esta final en el estadio. Canté, grité y me emocioné con este partido como nunca antes. El nivel de nerviosismo que tuve días previos a esta instancia fue enorme, como si yo misma tuviera que enfrentar este momento. Ya dejamos atrás frases como "jugamos como nunca y perdimos como siempre". ¡Este es el fin de los triunfos morales, ahora a aprender a vivir como campeones! Es el principio de una nueva etapa, donde además del talento de nuestros futbolistas contamos con una historia de éxito que nos entregará más confianza para los desafíos que vienen en el futuro. Imposible no pensar en la Copa Confederaciones, las Clasificatorias al Mundial y todas estas instancias que nos harán vestir a todos de rojo y unirnos con nuestra Selección.

    Revisando los noticiarios, la prensa y redes sociales podemos ver cómo el deporte y el éxito levantan la moral y alegran a todo el pueblo Chileno: de Arica a Punta Arenas festejaron este anhelado premio. Qué lindo es ver a los niños con la camiseta chilena sintiéndose orgullosos de su país. Sí, señores, tocamos la Copa y por cuatro años seremos los campeones de América. Un sueño que se hizo realidad.

    Antes Colo Colo y la Universidad de Chile habían demostrado que se puede, ganando la Libertadores y la Sudamericana, y siendo los mejores de América a nivel de clubes. Pero esto es más potente aún, ya que nos instala a nivel de Selección ganando la Copa de países más antigua del fútbol mundial.

    Finalmente somos campeones y cambiamos la historia. El escenario no pudo ser mejor, un estadio lleno de camisetas rojas y miles de banderas flameando, en el cual se entonó y se cantó el himno en más de una ocasión durante el partido. En el estadio se respiraba la convicción de que se podía y eso se transmitió a los jugadores con una hinchada que tuvo un perfecto comportamiento.

    Sampaoli se mantuvo fiel a su esquema, conservó su estilo de juego, el cual los jugadores desarrollaron a la perfección. Bravo, destacable durante todo el campeonato; Gary Medel, un fenómeno, llegando a todas las pelotas, por arriba y por abajo más allá de su estatura; Isla, un generador de ataque por la banda derecha durante todo el campeonato; Charles Aránguiz, un monstruo en el medio campo, para mí el jugador más consistente durante toda la Copa. Valdivia demostró que cuando él está, el equipo juega de otra manera, y en delantera Vargas fue claramente el punta más peligroso, y bien merecido tiene el reconocimiento como goleador de la Copa. Alexis, si bien tuvo un campeonato débil debido a que no llegó en su mejor condición física después de una larga temporada en Europa, siempre luchó y tuvo sangre fría para definir el último penal, el que nos permitió romper la historia de los casi casi y coronarnos campeones de América.

    Este grupo que permitió a Chile titularse campeón, viene trabajando hace un tiempo largo. Mi reconocimiento a José Sulantay y Marcelo Bielsa, que los dirigieron antes, y también a Jorge Sampaoli, que tuvo el talento para lograr con esa materia prima llevarnos al tan esperado éxito.

    Solo queda decir: ¡Viva Chile, viva el Campeón de América!

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