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  • Estudio alerta que escolares chilenos dejarán de aprender el 88% de lo necesario por la pandemia

    Investigación del Mineduc y el Banco Mundial concluyó que si no vuelven a clases perderán el equivalente a 1,3 años de escolaridad. Magisterio dice que no hay condiciones para regresar y recuerda que la prioridad es la vida. Mientras, en Europa ya están reabriendo.

    Leo Riquelme

    Con o sin coronavirus, las autoridades europeas están decididas a que los niños regresen a las aulas, a reducir la brecha de aprendizaje entre los de más y menores ingresos -que se agravó en las cuarentenas- y a que los padres vuelvan al trabajo. Por el contrario, en Chile persiste el rechazo a los llamados del Gobierno para el retorno escolar, pese a que un estudio del Banco Mundial y el Ministerio de Educación detectó que los niños del país podrían aprender sólo entre un 12 y un 5% de lo regular en año si es que se mantiene el sistema a distancia.

    Aunque enfrentan un alza de las infecciones, Francia, Gran Bretaña, España y otros países están imponiendo medidas como el uso de mascarillas, contratan a más maestros y colocan nuevos pupitres en masa para contrarrestar posibles contagios.

    El virus ha invadido aulas en los últimos días de Berlín a Seúl y algunos profesores y padres insisten en que sus colegios no están preparados, pero los líderes europeos de todos los colores han coincidido en que incluso en pandemia los niños están mejor en clase. El primer ministro de Francia, Jean Castex, prometió "hacer todo lo posible" para que la gente regrese a los colegios y a sus trabajos. El británico Boris Johnson calificó la reapertura de escuelas como un "deber moral" y su gobierno amenazó con multar a los padres que dejen a sus hijos en casa. El ministro de Salud de Italia, Roberto Speranza, cerró las discotecas con un objetivo en mente: "Reabrir las escuelas en septiembre con total seguridad".

    Como profesor y padre de una niña de 5 años, Mathieu Maillard tiene muchos motivos de preocupación antes de la vuelta al colegio en Francia, prevista para el martes. El número de contagios por cada 100.000 habitantes en el país se ha multiplicado por cinco en el último mes.

    Pese a eso, cree que es hora de regresar. Las clases "tienen que comenzar de nuevo en algún punto", dijo. "El riesgo sanitario existe, pero el riesgo de desescolarizar a nuestros hijos es aún mayor".

    Entre las medidas que se están promoviendo está la instalación de puestos de lavado de manos, pasillos de sentido único y escalonar las horas de salida y comedor. Algunas regiones ofrecieron laptops gratuitos por si hay nuevos confinamientos. Muchas naciones exigen mascarillas, pero las normas sobre dónde deben usarse y la edad mínima para hacerlo varían.

    Escocia, por ejemplo, que abrirá el lunes, ordenó que deben emplearlas los mayores de 12 años, siguiendo recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

    En algunos lugares están considerando un año académico híbrido, con clases presenciales y otras online, pero la mayoría aspira a tener totalmente en aulas, como recomiendan organizaciones como la Unicef, que ayer dijo que al menos un tercio de los niños en edad escolar del mundo no pudieron acceder a la enseñanza remota en las cuarentenas. Advirtió que "las repercusiones podrían notarse en la economía y la sociedad durante décadas".

    Retroceso nacional

    En ese grupo sin clases presenciales está Chile, donde el Ministerio de Educación puja para reabrir en aquellas comunas donde la pandemia esté bajo control, algo a lo que se oponen alcaldes, gremios y familias.

    Ayer la cartera dio a conocer un estudio junto al Banco Mundial que concluyó que si no se retoma el año escolar el retroceso en el aprendizaje respecto a un periodo normal sería de 88% en promedio, que subiría al 95% en los niños de los grupos más pobres y bajaría al 64% entre los más ricos.

    En tiempo, dijo que equivaldría a tener un año y tres meses de escolaridad. Sus encargados explicaron que pérdida es superior a la de un año completo porque el cierre de las escuelas genera la pérdida de conocimientos adquiridos previamente y porque dificultará la adquisición de conocimientos a futuro.

    "Este es un estudio duro y que nos pone un desafío como sociedad (...) Debemos dejar toda trinchera política que nos imida avanzar", dijo el ministro Raúl Figueroa.

    "El país debe hacer todo lo posible para reducir estas pérdidas, tomando acciones para mitigarlas mientras los colegios están cerrados y remediarlas una vez que reabran", dijo el economista principal de Educación del Banco Mundial, quien calificó de "esencial" fortalecer la efectividad de la enseñanza a distancia, evaluar los aprendizajes que deben recuperarse y apoyar el bienestar socioemocional de la comunidad escolar.

    El presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, dijo que las conclusiones son "obvias", pero recordó que las clases están suspendidas porque "hay una pandemia, con gente que está muriendo, que enferma gravemente".

    El dirigente insistió en que no existen las condiciones en el corto plazo como para retomar las clases presenciales. "El Mineduc, en vez de estar presionando, debería estar apoyando el trabajo a distancia para que justamente el impacto sobre los estudiantes más vulnerables no sea tan fuerte, con conectividad, dispositivos, para mejorar mejores condiciones (…) Lo primero es la seguridad, la vida, la salud de las personas", agregó.

    La postura de la oms

    La OMS pidió ayer que en las escuelas que reabran se mantengan las mismas medidas de distancia social y autocuidado que se demandan para evitar los contagios. Ello a pesar de que los especialistas coinciden en que es difícil conseguirlo sobre todo con los niños más pequeños.

    "Hasta ahora sabemos que el entorno escolar no es un factor principal en la pandemia -planteó el director regional para Europa de la OMS, Hans Kluge-. Pero cada vez hay más publicaciones que refuerzan la evidencia de que los niños sí juegan un papel en la transmisión, aunque más vinculado a reuniones sociales".

    Pese a ello, agregó: "Lo que sabemos es que no podemos abrir las sociedades sin abrir las escuelas primero. Este ha sido el mayor transtorno en la historia de la educación, con 1.600 millones de escolares afectados en 190 países".

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