• Psicólogos determinan las 11 muestras clásicas de desigualdad de género que ellas viven en el trabajo

    Desde los procesos de selección en adelante, las experiencias laborales son para las mujeres más duras que para los hombres. Los especialistas entregaron consejos para combatirlas y abrirse paso en un mundo que aún es más masculino que femenino.

    EFE / N.E.

    Pese a las iniciativas públicas y privadas que buscan combatir este problema, la desigualdad laboral que afecta a las mujeres sigue estando muy presente a nivel mundial. En este contexto, un grupo de psicólogos de la plataforma de bienestar laboral iFeel dio a conocer las principales situaciones injustas que ellas viven a diario en el trabajo y entregó consejos para afrontarlas desde el punto de vista psicológico.

    Inhibición de la participación por ser la única mujer: en muchas situaciones, el sexo femenino se encuentra en minoría y se siente invisibilizado. Por ello, muchas creen que no serán tenidas en cuenta o que sus ideas no son valiosas. Frente a esto, los expertos aconsejaron darse la oportunidad de ser escuchadas y ser proactivas, incluso en entornos hostiles. Además, sostuvieron que dejar a un lado las presunciones puede ayudar a proyectar más seguridad y poder al expresar opiniones.

    Culpabilidad de las madres que trabajan: la separación de los hijos puede ser traumática para algunas mujeres. En ocasiones, ésta se manifiesta con remordimientos, sentimientos de culpa y frustración por no cumplir con sus hijos y su carrera. Según las cifras de la Encuesta Nacional de Empleo (ENE) del INE correspondientes al trimestre móvil noviembre de 2021-enero de 2022, ellas siguen participando menos que ellos en el mercado laboral: ese trimestre, las tasas de participación se situaron en 48,3% en las mujeres y en 69,6% en los hombres. Una de las razones que explica esto es que un gran número de mujeres (más de 1,4 millones versus 65.962 hombres) no buscó trabajo o no estuvo disponible para trabajar remuneradamente por responsabilidades familiares como el cuidado de hijos. Frente a esto, la recomendación es desterrar la autocrítica dañina y no sobredimensionar la presunta desatención a los hijos. "Una mayor atención no implica mayor calidad en los cuidados", aseguraron los psicólogos.

    Paternalismo (mansplaining) o infantilización de la mujer: el "mansplaining" es la actitud paternalista y condescendiente del hombre hacia la mujer al dar una explicación. Esto puede dañar la autoestima de la empleada y construirle una reputación errónea. Los psicólogos apuestan por que ellas usen la asertividad para recordar a sus compañeros su capacidad para comprender los asuntos que les competen.

    Acoso sexual: el acoso sexual consiste en manifestaciones físicas o verbales de índole sexual que ofenden, intimidan, denigran o presionan a la mujer. Estas actitudes pueden afectar a la salud mental y física y crear inseguridad en el trabajo. Cuando sea el caso, "ellas tienen que tener presente que son víctimas y deben avisar a Recursos Humanos para denunciar esta situación", dijeron los psicólogos expertos en bienestar laboral.

    Juzgar por la vestimenta o aspecto en general: el aspecto físico no debe suponer un agravio para el trabajo. Cuando una mujer es juzgada por compañeros puede suponer incomodidad para la trabajadora, ya que a veces se llegan a cuestionar sus capacidades intelectuales.Para los expertos, en estos casos ellas deben establecer límites a la presión externa para poder autoafirmarse con libertad.

    Discriminación en los procesos de selección: en los procesos de selección, las mujeres tienen menos posibilidades de ser contratadas debido a su género. Esto supone un riesgo para la estabilidad laboral y la autoestima de las mujeres, ya que se autoperciben como menos válidas a la hora de postularse. Para afrontar esto, la sugerencia es transmitir seguridad y confianza basados en los talentos. Asimismo, dijeron que las candidatas no tienen que contestar preguntas que invadan su intimidad, como las sobre su estado civil.

    Miedo a quedar embarazada: muchas mujeres deciden aplazar su maternidad para no detener sus carreras o por miedo a la reacción de la empresa. Las razones de este retraso suelen ser personales, aunque muchas veces la complicada conciliación laboral es la causante. Cuando una mujer queda embarazada puede tener cierto miedo a comunicarlo a la empresa por las posibles consecuencias. En estos casos, los expertos dijeron que "las empresas deben mostrar confianza para mejorar la relación con los empleados".

    Doble jornada: la conciliación laboral sigue siendo un problema para muchas. Esto, porque las representantes del sexo femenino siguen asumiendo una mayor carga de cuidados de los hijos y se sienten culpables de no poder hacer todo. La recomendación expone que el reparto de tareas es esencial en el hogar, por lo que hay que aprender a delegar y confiar en el cónyuge como primer paso.

    Exceso de "masculinidad tóxica": la masculinidad tóxica son conductas de los hombres que exageran rasgos femeninos de forma negativa. Se pueden dar situaciones que dejan relegadas a las mujeres a un plano secundario, tanto en reuniones como en otras dinámicas de trabajo. En estos caso, se aconseja preparar las reuniones con antelación acordando la participación de cada trabajador para poder escuchar todas las opiniones. En caso de algún comentario inapropiado, la trabajadora puede indicarlo a sus compañeros de forma educada y mantener un registro estrictamente profesional.

    Necesidad de justificar los logros más que un hombre: en ciertos contextos laborales, las mujeres se ven obligadas a tener que justificar sus logros profesionales. En estos casos, muchas trabajadoras sufren "el síndrome del impostor", una expresión que se refiere a la incapacidad de percibir el propio éxito y a una sensación de falsedad. Esto provoca que estas trabajadoras sientan que "no merecen ese puesto" o duden de su propia valía. Los psicólogos creen que la trabajadora no necesita dar explicaciones por sus éxitos.

    Brecha salarial: la brecha salarial se mantiene. Además, muchas trabajadoras se sienten incapacitadas de negociar un sueldo o pedir un aumento, por lo que perjudica su propia imagen. La última Encuesta Suplementaria de Ingresos, correspondiente a 2020, señaló que ese año las mujeres ganaron en promedio un 20,4% menos que los hombres. Frente a casos así, la recomendación de los profesionales es informarse sobre la situación del sector y el puesto para exigir un salario adecuado.

    un 20,4% menos que los hombres es lo que ganan, en promedio, las mujeres en Chile.

    48,3% es la tasa de participación laboral de ellas en el país. Entre ellos, la cifra alcanza el 69,6%.

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