• Cifran en 160 millones los niños que trabajan en el mundo

    Conferencia global se trazó metas para acabar con este flagelo en 2025. Ofrecer empleos dignos para adultos es clave.

    Agencia EFE

    "Podemos y debemos acabar con el trabajo infantil", subrayó en la ceremonia de clausura de la Conferencia Global sobre la Eliminación del Trabajo Infantil el director general electo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Gilbert Houngbo, respecto a una lacra que afecta a 160 millones de niños en todo el mundo.

    "Detrás de cada número hay un niño, una niña, que quiere aprender, quiere jugar, quiere ser querido, crecer y poder tener un buen trabajo de adultos. Se les niega su derecho más básico a la protección. Es intolerable y, francamente, moralmente inaceptable", agrgeó Houngbo.

    La conferencia tuvo por objetivo fijar una hoja de ruta para reimpulsar la meta de acabar con el trabajo infantil para 2025. Como la pandemia eliminó muchos de los avances realizados en los años anteriores y con la responsabilidad añadida de ser la última cita de ese tipo antes del fin de ese plazo, el foro adoptó un documento final que, más que recopilar las conclusiones de los seis días de debates, insta a la comunidad internacional a tomar medidas concretas.

    La declaración, titulada "Llamada a la acción de Durban", se centra en seis aspectos de trabajo que incluyen garantizar "empleos decentes" para todos los adultos y jóvenes en edad de trabajar, eliminar la mano de obra infantil en la agricultura (el sector con más prevalencia de este tipo de explotación) e incrementar el financiamienyo y la cooperación internacional en esta materia.

    Adoptar respuestas políticas basadas en datos y estrategias programadas, garantizar el derecho de los niños a recibir educación y lograr un acceso universal a las protecciones sociales básicas completan la lista de objetivos.

    Compromiso

    La "Llamada a la acción de Durban" representa, según celebró Martha Newton, subdirectora de políticas de la OIT, un "nuevo y fortalecido compromiso" con la meta.

    "El éxito de esta conferencia será medido según cuán lejos llegue en cuanto a un cambio sostenible sobre el terreno. Los niños atrapados en el trabajo infantil dependen no de las palabras, sino de un seguimiento determinado de las conclusiones de esta conferencia", matizó Jacqueline Mugo, secretaria general de la Confederación de Empresarios de Negocios de África.

    Al foro asistieron representantes de organizaciones internacionales y de Gobiernos de todo el mundo, actores sindicales, patronales y activistas. Esta es la primera vez que la conferencia se celebraba en África, después de las de Buenos Aires (2017), Brasilia (2013), La Haya (2010) y Oslo (1997).

    Su organización en África suponía un hito adicional, según destacó el director general electo de la OIT, ya que es la región más afectada por el problema del trabajo infantil, que prospera especialmente en contextos de pobreza, inseguridad alimentaria y de falta de estructuras educativas apropiadas.

    Los conferencistas se mostraron optimistas respecto al futuro y compartieron en los debates herramientas y casos de éxito como los que se han dado, por ejemplo, en Latinoamérica y el Caribe.

    Esta región, gracias a una iniciativa coordinada entre una treintena de países, logró pasar de tener a 14,1 millones de niños trabajando en 2008 a 8,2 millones a mediados de 2021, según estadísticas publicadas por la OIT y Unicef.

    De acuerdo a estas mismas organizaciones, a nivel global hay unos 160 millones de niños (casi uno de cada diez en todo el mundo) sometidos al trabajo infantil.

    Cerca de la mitad de ellos, además, se dedican a tareas que suponen un riesgo para su salud.

    "Detrás de cada número hay un niño que quiere aprender, jugar, ser querido, crecer.

    gilbert houngbo, director gral. electo oit"

  • La Unesco urge a consolidar en 10 años a las universidades como un bien público

    Oficina de la ONU pidió dejar el paradigma de la competencia y ser colaborativas.

    La Unesco urge a las universidades para que en la próxima década consoliden la educación superior como un "bien público", haciéndola "inclusiva y sostenible y capaz de educar en una cultura de la paz", o "la humanidad y el planeta pueden acabar enfrentándose a un abismo".

    Así consta en el informe que recoge la hoja de ruta elaborada por la Conferencia de la Educación Superior de este organismo de Naciones Unidas, que durante tres días reunió en Barcelona.

    Entre 2023 y 2026, la Unesco seguirá el progreso de la educación superior según la ruta marcada en cada región con un proceso de recogida de datos.En 2027 se celebrará un foro para hacer balance a mediano plazo de los resultados.

    Según la subdirectora general de educación de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Stefania Giannini, los principales cambios sobre los que deberá pivotar la universidad en la próxima década se basarán "en la cooperación y no en la competencia, en la diversidad y no en la uniformidad, en la flexbilidad y no en la enseñanza tradicional y jerárquica" y en la "apertura con alianzas en todo el mundo".

    En los próximos diez años, las universidades "tienen que ser parte de la solución" de los cambios sociales y "lidiar con sus propias dinámicas de movilidad en aumento, expansión en masa, una financiación difícil, equilibrar la libertad académica con la rendición de cuentas y conseguir que la tecnología esté a favor de la investigación", añadió.

    Todo ello, en un "cambio" llevado a cabo de manera "urgente" que "se debe fundamentar en el sentido ético" y en el que los jóvenes "deben ser actores activos", según la representante de la Unesco.

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