• Las brigadas que borran los grafitis de Santiago

    Grupos organizados están pintando con colores uniformes los espacios públicos que antes fueron intervenidos con murales. Por su parte, los municipios han concedido zonas para estas creaciones artísticas, a la vez que destinan recursos contra los rayados.

    Aburrido de ver cómo sus murales eran constantemente borrados, Érico Marchant decidió tomar una cámara de video y salir en la búsqueda del denominado Señor Blanco, un personaje dedicado a intervenir, armado sólo con una brocha y un tarro de pintura, los dibujos emplazados en las cercanías de la avenida Santa Rosa con Departamental, en la zona sur de Santiago. En el transcurso de su investigación se fue encontrando con individuos anónimos y grupos organizados que se dedicaban a, según ellos, limpiar los espacios públicos de estos "rayados". En palabras del realizador del cortometraje documental "Señor Blanco", presentado en la última edición del Festival de Cine Social y Antisocial (Feciso), el conflicto entre los grafiteros y ciertos vecinos se ha tornado incesante, reconociendo incluso que se han generado diversos enfrentamientos entre ambos grupos.

    Los señores blancos

    "Hubo un tiempo en que andábamos todos "sicoseados", buscando por todos lados a un hombre con chaqueta negra y manchas blancas. Era casi un mito. Decían que era medio callejero y que atacaba a las 7 u 8 de la mañana, cuando ya todos estaban durmiendo", señaló uno de los grafiteros consultados en el documental. Finalmente, el realizador dio con el hombre en cuestión, que terminó siendo el cuidador de una iglesia del sector. "Borró los ojos de un mural que representa a Jesús y a la Virgen. Creo que es una persona que odia la simbología religiosa y los mensajes que aluden a la libertad", afirmó Érico. Sin embargo, así como él habrían muchos otros "señores blancos". "En realidad el Señor Blanco es un arquetipo de la censura, de la destrucción del pensamiento social. También me fui encontrando con que los municipios cuentan con brigadas que buscan uniformar los espacios públicos, que son los primeros que tenemos que recuperar", dijo Érico. Dentro del registro audiovisual se evidencian grupos de hombres que, con pintura roja y amarilla en mano, se dedicaban a suprimir los murales de una pandereta. Uno de los hombres, cuestionado por su acción, respondió ante la cámara: "No hay que dejar lugar a los mediocres, a los que se creen pintores como los grafiteros que andan poniendo cosas que ensucian". Frente a esto, Érico afirmó: "Nos damos cuenta de que también pueden existir señores amarillos, rojos o grises, que buscan suprimir toda ideología de las calles. Ha sido una verdadera batalla. Uno pinta un mural y luego alguien te lo borra, pero hay que tener constancia, si te borran un grafiti, hay que hacer dos", afirmó.

    Espacios para murales

    En la Municipalidad de Santiago hacen una diferencia entre los grafitis, murales y tags (rayados). Para borrar estos últimos, se comenzó desde el 2013 con un plan de limpieza en la Alameda, desde Vicuña Mackenna hasta Matucana. Durante este año también se iniciaron dos nuevos ejes de mantención y recuperación de fachadas en Avenida Matta y Matucana. En otro sentido, han trabajado con grafiteros y grupos de muralistas, recuperando el Paso Bajo Nivel Matta (Metro Parque O"Higgins), a través de un gran mosaico llamado "Las cuatro reinas de Chile". Asimismo, se continúa trabajando para que durante el 2016 se puedan generar nuevos espacios para que sean trabajados por artistas autorizados, como en el caso del Barrio Franklin donde hace dos semanas, a través del programa Quiero Mi Barrio, se inauguraron ocho murales que se relacionaban con la historia de la ciudad.

    En tanto, el municipio de La Florida dispuso del paso nivel de Walker Martínez en abril del 2014 para realizar el mural más grande del país, con una superficie de 2.600 metros cuadrados. En palabras de su alcalde, Rodolfo Carter: "La delincuencia, por ejemplo, al ver espacios que están en mejores condiciones, deja de actuar en forma considerable, pues desaparece ese aspecto lúgubre y oscuro que tienen ciertos sectores y se les agrega color. Entendimos que los tags le daban un aspecto muy de delincuencia a ciertos lugares. Sin embargo, el muralismo tiene mucho poder, pues ordena y limpia los entornos de los lugares".

    Al respecto, Érico afirmó que, de fondo, lo que hace falta es "una educación artística que enseñe a la gente a intervenir el espacio público de manera más consciente".

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