• A tomarse en serio las colaciones

    POR ÁLVARO PERALTA / @dontinto

    Partió la nueva ley de etiquetado de alimentos y partieron los reclamos. Reclamaron algunas asociaciones gremiales porque según ellos perderán plata. Alegaron los comerciantes porque temen quedarse acachados con los productos sin etiquetar que no alcanzaron a vender. Y hasta se quejaron algunos padres porque ahora no podrán pasarle plata a sus hijos para que compren lo que quieran en el kiosco del colegio (que ahora no puede vender comida chatarra) y porque tendrán que mandarles colaciones saludables a sus retoños.

    Reclamos más, reclamos menos; la verdad es que esta nueva ley no es tan mala como la pintan. Primero, porque en general lo que hace es ponerle advertencias a algunos alimentos en sus envoltorios, pero no los prohíbe. Y segundo, porque veta su presencia sólo en un lugar más que sensible: los colegios.

    Y si usted cree que esto de dejar fuera de los establecimientos educacionales a la llamada comida chatarra es exagerado, le doy un dato: según estudios del Ministerio de Salud, más del 30% de los menores de ocho años están excedidos de peso. Y en edades superiores, el panorama no mejora demasiado. En resumen, hay que hacer algo.

    ¿Y por qué se le hace la guerra a este tipo de colaciones escolares? Es verdad que un dulce, un chocolate o un helado de tanto en tanto a nadie hace mal. Pero si estos productos se utilizan como colaciones, que los niños comen dos y hasta tres veces por día, de lunes a viernes y de marzo a diciembre; la verdad es que tenemos un problema -literalmente- gordo.

    ¿Qué hacer entonces? Simplemente, preparar en casa las colaciones de nuestros hijos. No queda otra. Y les tengo malas noticias, porque para hacer esto hay que tomar en cuenta dos cosas. Primero, el factor tiempo, porque siempre será más fácil comprar algo en el supermercado que hacerlo en casa. Y segundo, las lucas. Porque lamentablemente, un queque industrial, una barra de cereal o un paquete de ramitas siempre será más barato que la fruta, sándwich o queque que en casa le pondremos en la mochila a nuestros hijos.

    Así las cosas, no queda otra que hacerse del tiempo y los recursos para preocuparse por lo que llevan los niños al colegio como colaciones. Pero insisto, hay que preocuparse del tema, porque las cifras de obesidad infantil nacionales son de temer. Y si no me cree, si pasa por fuera de un colegio mire bien a sus alumnos y se dará cuenta que son muchos los que están con kilos de más. Y para peor, como la comida chatarra es barata, en los colegios de zonas de menos ingresos hay mucho más sobrepeso.

    Dicho todo lo anterior, les dejo una receta bien rendidora de queques caseros, mucho más sanos que los que se pueden comprar en el supermercado. Y recuerde que hace rato que un niño gordo dejó de ser sinónimo de un niño feliz.

    "Más del 30% de los menores de ocho años están excedidos de peso. Y en edades superiores, el panorama no mejora demasiado.


    Un dato

    El clásico sándwich de jamón con queso, con palta o incluso huevo, es una buena colación y mucho mejor que los dulces. Sin embargo, para hacerlos aún más sanos es recomendable utilizar marraqueta o pan integral.

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