• Paquete de obras para abrir la torre del Costanera Center podría partir a fin de año

    Municipio precisó que los próximos meses serán "de papeleo" para definir, entre otros, el costo del plan de mitigación. Cencosud, en tanto, espera poder abrir su hotel en octubre.

    Diego Gotelli C.

    Papeles, trámites y estudios. Ese es el futuro cercano para la torre de oficinas del Costanera Center, luego que el martes la Contraloría visara la idea de que el municipio de Providencia y Cencosud, dueño del proyecto, firmen un convenio para abrir el edificio más grande de Santiago, tras casi una década cerrado.

    El acuerdo obliga al holding de Horst Paulmann a pagar la totalidad de las obras de mitigación por el aumento de personas y vehículos que traerá la torre, pero sin poder decidir ni ejecutar las medidas, rol que recae en la alcaldía, que tras recibir los recursos potenciará su plan comunal diseñado para aquel sector.

    El paquete de medidas incluiría crear una red de ciclovías; siete "calles vivas" donde se priorizarán los peatones por sobre el paso vehicular; estudiar el fin del tránsito reversible en Andrés Bello; nuevas pasarelas; y repavimentación de veredas, entre otras.

    "Es una situación muy buena porque la comuna gana, ya que va a tener realmente obras de mitigación importantes, y el inversionista, que ha tenido esa torre cerrada, también gana", dijo la alcaldesa Evelyn Matthei. Paulmann, por su parte, también aplaudió el acuerdo.

    Pero la autorización del convenio es sólo el primer escollo que se debía sortear antes que las propuestas pasen a ser obras. Según estimó Matthei, los próximos seis meses serán "básicamente de papeleo. Las obras se van a empezar a ver el próximo año".

    La autoridad detalló que lo primero es modificar el Estudio de Impacto sobre el Sistema de Transporte Urbano (Eistu) realizado el 2009, que hoy ya está obsoleto. Para ello antes deben llegar los resultados de un estudio que la Dirección de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la UC (Dictuc) está haciendo sobre los costos del Eistu original. Luego, esta nueva versión deberá ser visada por el Ministerio de Transporte y el de Vivienda y Urbanismo.

    A la par, se trabajará el área jurídica del convenio, que terminado deberá ser visado otra vez por Contraloría, mientras se hacen los estudios de ingeniería. "Todavía hay mucho en que ponerse de acuerdo", precisó la alcaldesa.

    En el holding, en tanto, los plazos que se piensan son menores. En una junta con accionistas, la semana pasada Paulmann les dijo que "sería una tremenda alegría" lograr abrir en octubre el hotel Marriot que forma parte de la torre, que en un comienzo se esperaba debutara en 2016.

    Para el arquitecto y urbanista Iván Poduje, si las medidas ya están planificadas los trámites pueden durar menos, pero si sólo se tiene "una idea" la labor de diseñarlos puede tardar hasta un año. "El plazo es variable", dijo.

    El especialista además criticó que las obras propuestas sean "de bajo costo" y que no resuelven "necesariamente el impacto". A su vez cuestionó que se hagan arreglos lejos del Costanera, como en calle Orrego Luco, ya que dice se "podría prestar" para financiar iniciativas comunales ajenas a la mitigación. Al respecto, Matthei precisó que todas las medidas serán revisadas por entes externos para corroborar que son necesarias.

    300 metros mide la torre del Costanera Center. Tiene más de 60 pisos y contempla un hotel.

    apertura gradual Matthei espera que la torre abra sus pisos "de a poco" para ir evaluando las medidas y el actuar de las personas.

  • Sabe tratar a la gente

    Por Paulina Flores

    Antonia Chávez. Trabaja en un colegio de Lo Barnechea desde hace cinco años. Cuando llegó, su hijo tenía solamente 3 meses de nacido: "Me quedé embarazada sin planearlo. No tenía pololo, ni trabajo, ni estudios. Por suerte mi familia me apoyó, pero igual tuve que salir a trabajar apenas pude. Al principio no le conté a nadie que era mamá en la pega. No quería que mis jefes pensaran que podía ser atadosa con licencias o cosas así, y tampoco quería que mis compañeros de trabajo me juzgaran por dejar mi hijo en la salacuna tan chiquitito. La primera vez que se lo conté a alguien fue a la Sandra. Ella es la bibliotecaria del colegio, y me ayudó mucho cuando recién llegué. Me explicó cómo funcionaba todo: la parte más externa y la parte interna, o sea los cahuines de los otros compañeros. Porque a uno siempre le cuesta adaptarse al principio, pero si sabes quién es quien, si conoces de donde viene cada uno, se hace mucho más fácil entrar a terreno y jugar. Lo que hacíamos era almorzar juntas en el casino a la hora que comen los alumnos y ella me iba explicando las historias de cada uno. Me decía: 'mira, ese de allá es el profe de biología. Se separó hace tres años y ya anduvo con la profe de música y la de lenguaje', cosas de ese estilo. Así que al mes ya me había aclimatado y todos eran simpáticos porque yo sabía exactamente cómo tratarlos".

    Vive en Independencia y el próximo año quiere estudiar inglés para trabajar como profesora: "En el mismo colegio me ofrecieron ayudarme con el 25% de la carrera, así que tengo que aprovechar".

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