Leo Riquelme

Horas después de ser detenido al arribar a Moscú, tras sufrir un envenenamiento del que responsabiliza al Kremlin, el dirigente opositor al gobierno de Vladimir Putin, Alexei Navalny, fue sometido ayer a un inesperado juicio en el cuartel en que se encontraba detenido desde el domingo, tras volar desde Alemania.

"No entiendo lo que pasa. He visto muchas parodias de justicia, pero esta es la ilegalidad más completa", dijo Navalny en un video subido a las redes sociales por su vocera.

Según sus cercanos, el dirigente fue sacado de la celda con la excusa de reunirlo con sus abogados. Los agentes lo llevaron a una sala y al entrar se sorprendió por la cantidad de gente. Ahí le informaron que le realizarían un juicio por violar los términos de una sentencia suspendida en 2014, por presunta malversación y lavado de dinero.

Sus abogados dijeron que les notificaron unos minutos antes del juicio y calificaron de "absurdos" los cargos e inconstitucional el proceso. El juez, finalmente, ordenó su prisión preventiva de 30 días para decidir sobre el fondo del caso.

La comunidad internacional pedía desde el domingo la inmediata libertad del dirigente, que fue envenenado antes de volar de Siberia a Moscú, y que se salvó gracias a la acción de médicos alemanes que lo atendieron en Berlín. El Kremlin ha negado cualquier vinculación y Putin ha dicho que si sus agentes hubieran estado implicados no habrían fallado.

La oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, condenó el proceso. "Estamos profundamente preocupados (...) pedimos su liberación inmediata y que se respete su derecho a un debido proceso conforme al Estado de derecho", dijo en Twitter la entidad. "Reiteramos nuestro llamado a una investigación exhaustiva e imparcial sobre su envenenamiento", añadió.

en 2014 Navalny fue procesado por presunta malversación y lavado de fondos. Él dice que el caso es inventado.