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  • El científico que invitó a Chile y el mundo a reflexionar y fue postulado al Nobel

    Compitió por el máximo galardón junto al científico Jerome Lettvin del Instituto Tecnológico de Massachusetts al registrar por primera vez la actividad de una célula direccional de un órgano sensorial.

    C.I./N.E.

    Humberto Maturana Romesín dijo en 2018 que se iba a morir antes de ser viejo. Y aunque nunca se consideró como tal, sus cercanos aseguran que en el último tiempo se veía cansado y con cierta tendencia a divagar.

    "Para mí era el tío Humberto, él era el mentor de mi papá", afirmó Leonor Varela, la actriz radicada en Estados Unidos e hija del que fue un gran amigo, alumno y luego partner del científico, Francisco Varela. "Nos vimos hace pocas semanas a través de una videoconferencia de un encuentro de Make a Wish, me recordaba perfecto, pero yo ya lo notaba cansado. Esta noticia me pilló leyendo su Revolución Reflexiva y me emociona profundamente", contó la actriz al conocer el deceso del científico en conversación con radio Cooperativa.

    Ese cansancio al que se refirió también lo notó su alumna y luego cercana amiga, Carolina García, una ingeniera civil que tras sufrir un accidente de tránsito terminó tetrapléjica e intentó reinventarse. "Un curso con Humberto en 2014 me cambió la vida. Era una certificación de conversaciones colaborativas. Fue un año y luego mantuvimos siempre el contacto. Recuerdo que para el 18 de octubre me preguntó si estábamos dispuestos, como sociedad, a convivir con personas que pensaran tan diferente unos de otros. Son profundas reflexiones que hoy vamos a tener que tomar en los procesos eleccionarios que vienen y que son parte de su legado", manifestó a este medio.

    García agregó que en pandemia, Maturana se cuidó muchísimo, aunque se mantuvo muy activo. "Las conversaciones online no se le daban muy fácil, lo ayudaban, él sólo se instalaba frente a la cámara y hablaba".

    Hace una semana, el día anterior a lanzar su nuevo libro junto a Ximena Dávila "La revolución reflexiva", Humberto Maturana estuvo en el programa Mentiras Verdaderas en La Red. De ese momento, García sostuvo que lo vio diferente: "Se veía más desconectado en algunas cosas y como siempre en otras. Yo creo que él ya estaba cansado".

    La investigadora Ximena Dávila, su también compañera en el Instituto Matríztica, no pudo ser entrevistada por este medio. "Se encuentra en un momento de duelo y llevará este proceso de forma privada", dijeron cercanos.

    De médico a pensador

    Humberto Maturana dejó de creer en Dios cerca de los 12 años, cuando su madre dejó de llevarlo a misa y conoció de cerca la pobreza. Años después se contagió de tuberculosis, la que pudo superar por la misma época en que entró a estudiar medicina a la Universidad de Chile, pero sólo lo hizo cuatro años, cuando se trasladó al University College de Londres para estudiar anatomía y neurofisiología, tras obtener una beca de la Fundación Rockefeller.

    Luego se trasladó a EE.UU., donde en 1958 obtuvo el título de Doctor en Biología, entregado por la Universidad de Harvard. Entre ese año y 1960, se desempeñó como investigador asociado en el Departamento de Ingeniería Eléctrica del Massachussets Institute of Technology (MIT).

    Posterior a su paso por el MIT, el biólogo regresó a Chile para ejercer como ayudante segundo en la cátedra de Biología de la Escuela de Medicina de la U. de Chile. Y entre 1965 y 2000 fue profesor titular del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de esa universidad.

    Luego de registrar por primera vez la actividad de una célula direccional de un órgano sensorial, junto al científico Jerome Lettvin del MIT, fue postulado para el Nobel de Medicina y Fisiología, aunque el dúo no lo obtuvo. Pero en 1994, Maturana ganó el Premio Nacional de Ciencias Naturales, que se le otorgó por su trabajo de investigación en el área de las Ciencias Biológicas, específicamente en el campo de la percepción visual en vertebrados y por sus planteamientos sobre la teoría del conocimiento.

    Los últimos años, Maturana estuvo dedicado a su proyecto Instituto Matríztica, sin dejar de escribir y también opinar sobre contingencia nacional e internacional, como el estallido social y el covid-19.

    "Nos vimos hace pocas semanas en una videollamada (...), me recordaba perfecto, pero ya lo notaba cansado.

    leonor varela, actriz"

    "Un curso con Humberto me cambió la vida (...) Fue un año y luego mantuvimos siempre el contacto.

    carolina garcía, ex alumna y amiga"

  • algunas obras de maturana

    Este libro escrito por Maturana y Francisco Varela aborda la noción de autopoiesis u organización de lo viviente, como caracterización de los sistemas vivos. Aquí, los sistemas vivos son explicados en términos de relaciones de producción y no de las propiedades de sus componentes.

    Publicado en 1984, Maturana junto a Varela profundizan su teoría de la autopoiesis y postulan que la vida humana transcurre en un universo de significados (perceptuales). Agregan que la interacción socialmente en dominios de significados mutuamente complementarios es comunicarse.

    En este libro, el biólogo explica extensamente la llamada "biología del conocer", que es una disciplina que se hace cargo de dar a conocer el operar de los seres vivos en tanto sistemas cerrados y determinados en su estructura.

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