• La U sigue sin ideas y Beccacece ya suma su primer traspié

    Los azules empataron 0 a 0 y quedaron fuera de la Copa Libertadores. Nuevamente los refuerzos no fueron gravitantes y suman 299 minutos sin anotar un gol.

    Rápidamente Universidad de Chile y River Plate de Uruguay pusieron sus cartas sobre la mesa. Los azules salieron con la urgencia de buscar el gol y los uruguayos apostaron todo al contragolpe sabiendo que el resultado los beneficiaba.

    Y, pese a que casi 30 mil hinchas azules llegaron a apoyar al equipo, tras los primeros 15 minutos los murmullos por las dos primeras opciones perdidas empezaron a poner nervioso a Sebastián Beccacece. Tanto, que tras el primer cuarto el DT ya tenía calentando a Mathías Corujo y Leonardo Valencia.

    A los 24" Sebastián Martínez se ganó la amarilla cortando un ataque uruguayo y Beccacece no lo pensó más. Sacó al volante, quien salió muy molesto, e ingresó Leonardo Valencia. El cambio trajo dos variantes.

    La U, que ya tenía buen volumen de juego, clarificó mucho más la forma en que llegaba al área de River, y la dupla por el sector derecho de Valencia con Matías Rodríguez complicó a los charrúas. El gran problema, y que hizo tambalear permanentemente a los azules, fue que quedó sin quite y la zaga terminó expuesta a cada contragolpe que generó River. En total fueron tres llegadas en el primer tiempo, y es que Gustavo Lorenzetti, más acostumbrado a jugar de enganche que de volante posicional, fue permanentemente superado y nunca pudo cortar los avances rivales.

    Sin rumbo

    En el segundo lapso, en vez de mejorar el juego azul, simplemente se hizo más espeso, y ahí el DT decidió echar mano a lo poco que le quedaba en el banco. Primero con el ingreso de Joao Ortiz por Fabián Monzón en la izquierda y después con el juvenil Luis Felipe Pinilla por un intrascendente Luis Fariña, quien, hasta el momento, no se ha sentido cómodo en ningún puesto y tampoco ha sabido justificar su llegada.

    En el caso de Ortiz, entró poco fino y sus centros se iban mucho más largos que los del propio Monzón. Desde el borde de la cancha, Beccacece se desesperaba cada vez más. Gesticulaba, se movía, y gritaba "dale, dale", aplaudiendo a sus pupilos, pero las fisuras del juego parecían dejarlo en total evidencia.

    Voces tristes

    Al final, la postal de los jugadores saliendo cabizbajos marcó el cierre de la noche y quienes hablaron sólo pudieron lamentar el mal juego desplegado por el equipo. "Es un golpe duro, se armó un plantel muy bueno, y esto nos duele a todos. Hay que levantar la cabeza", dijo Matías Rodríguez. Carlos Heller, presidente de Azul Azul, también fue claro en el análisis: "Estoy dolido, es duro no avanzar y le pedimos disculpas a los hinchas".

    Y la nueva U de Beccacece, que suma 299 minutos sin anotar un gol, tuvo su primer gran fracaso.

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