• Mónaco, un país de lujo que se puede recorrer a pie

    En sólo dos kilómetros de superficie, el segundo Estado más pequeño del mundo ofrece un palacio, elegantes boutiques, hileras de yates y una frontera de libre acceso a Francia.

    Violeta Bustos V.

    "C'est la vie", la frase estampada en uno de los yates del puerto de Mónaco, parece burlarse del visitante que mira la hilera de embarcaciones desde el borde, desde la distancia del turista que llega al segundo país más pequeño del mundo como un mero espectador del lujo. Apenas dos kilómetros conforman una superficie que ofrece autos de marcas impagables en sus calles, perros de raza y quiltros de pelaje brillante, guiados por dueños de vestimenta glamorosa: abrigos de piel, pulcras camisas masculinas y un desfile de zapatos que parecen recién comprados. Esta ostentosa postal, sin embargo, vale la pena recorrerla en el medio de transporte más humilde, a pie.

    Mónaco es un país caminable sin aeropuertos. Situado en la Riviera Francesa, donde el sol suele ofrecer algún rayo acogedor sin importar la estación, la principal vía para llegar a esta tierra monárquica es la autopista desde Niza, ciudad gala a media hora de distancia. Aquí las fronteras son transitables, nadie registra el paso de los peatones o automovilistas y es posible cumplir la fantasía de tener literalmente un pie en Mónaco y otro en Francia.

    Al arribar en bus, destaca en las alturas frente al mediterráneo, un edificio de arquitectura futurista -en construcción-, la Torre de Odeón. Son 170 metros cuyos pisos finales albergarán al penthouse más costoso del mundo (300 millones de euros). Los rascacielos se entremezclan con antiguas residencias a veces a oscuras, pues sus dueños las ocupan para vacacionar. Las construcciones se despliegan en calles que van desde la costanera a una explanada donde se encuentra el circuito Grand Prix de la Fórmula 1, hasta los cerros donde se alza el palacio Grimaldi, residencia del príncipe Alberto II. Aunque el camino es empinado, se puede parar en miradores de privilegiadas vistas.

    Habitantes de cientos de lugares del mundo confluyen aquí, entre las pequeñas avenidas junto al palacio, donde se venden souvenirs y los imanes se convierten en uno de los pocos objetos de deseo para las billeteras más escasas, desde los cinco euros. Aquí es posible hacer un alto y comer menús principalmente mediterráneos, a partir de 20 euros.

    También en las alturas de los cerros, pero al otro extremo de Mónaco, aparecen las villas de casas pertenecientes a famosos. Angelina Jolie y Elton John son algunos de los humanos con el suficiente poder adquisitivo para tener una vivienda en el principado, donde el valor parte desde 54 mil euros por m2. Son muchos más los famosos que han tenido residencia en este país, la mítica actriz hollywoodense Grace Kelly es quizás el caso más recordado, tras convertirse en la princesa de Mónaco en los 50 y fallecer en 1982 en un accidente automovilístico, en la misma curva donde antaño grabó una escena del filme "Atrapa a un ladrón".

    Así es la vida

    Al bajar al centro de Mónaco, el casino de Montecarlo se alza como otro de los símbolos del lujo en las calles repletas de boutiques de alta costura y joyerías. Su fachada de estilo romano alberga un teatro y juegos de azar alumbrados por lámparas con lágrimas de vidrio. La noche en el principado despliega su elegancia fuera del casino, donde algunos visitantes lucen impecables smokings. Alrededor conviven diversos restoranes de elevados precios y gastronomía eminentemente francesa: una botella de vino, por ejemplo, puede ir desde los 100 euros.

    El puerto de Mónaco está a unos pasos. Decenas de yates blancos flotan sobre el mediterráneo y cuando oscurece, algunos encienden sus luces y se reflejan en el agua. La postal brilla aún más cuando la luna llena entrega su resplandor y gracias a esa visibilidad, se distinguen los nombres de algunos yates cercanos a la orilla: "C'est la vie", uno de ellos.

  • Para los futboleros jardín japonés en Montecarlo

    Si en Hollywood el Paseo de la Fama exhibe moldes con las manos de grandes celebridades, en Mónaco su símil es el Champions Promenade, paseo de la fama donde los futbolistas más famosos del mundo estamparon sus pies. Diego Maradona, Roberto Baggio, Ronaldo y René Higuita son algunos de los jugadores que dejaron su huella. El paseo está frente al mar en el distrito de Montecarlo y es de acceso libre.


    Un elegante

    En la avenida Princesa Grace, distrito de Montecarlo, un jardín japonés tiene árboles podados al estilo bonsái, decenas de peces koi que conviven en un riachuelo y una muestra de artesanía japonesa (muñecas típicas y cajas).

    Se trata de 7.000 m2 donde se observa un panorama que une diversos elementos de la naturaleza: piedras, animales, madera, agua, árboles y flores.


    Café de París

    En el Café de París se puede encontrar variedad de carnes, pescados, mariscos y cócteles exóticos. Los precios van desde los 14 euros (por una ensalada) hasta los 200 euros.

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