Prácticamente no hay casa en Chile en la que en su congelador no haya -bien al fondo y medio tapada de hielo- una bandeja de carne molida. Es que claro, casi por costumbre cada vez que vamos el supermercado o a la carnicería solemos llevarnos "un medio" o "un cuarto de molida".

Por lo general, nos acordamos de esta carne cuando queremos preparar una tradicional salsa boloñesa para acompañar alguna pasta. Ahí entonces, sacamos la bandeja del freezer y esperamos -bastante- hasta que se descongele y esté lista para utilizarse. Ahora bien. Si nos acordamos muy tarde de descongelarla o simplemente no andamos de ánimo para preparar la boloñesa, lo más probable es que esa carne molida siga acumulando hielo en nuestro refrigerador durante semanas. O incluso, durante meses.

Hay que tomársela en serio porque la verdad es que en la cocina tiene muchos más usos que solo en la ya mencionada combinación con tomates, ajo y cebolla. Claro, porque esta carne nos sirve para rellenar zapallitos italianos; para hacer un buen pino a usarse en empanadas o pasteles; para un contundente asado alemán; para unas exquisitas albóndigas que después pueden comerse con salsa de tomates o en una buena cazuela; para un reponedor crudo bien aliñado o hasta un apetitoso kubbe árabe, que incluso se puede hacer con carne molida de pollo. En resumen, opciones de cocinar con este tipo de carne hay muchas. Solo hay que aplicarse y concentrarse, y no pensar en esa bandeja eternamente congelada como un comodín de última hora o -peor aún- como algo que sólo sirve para una boloñesa.

Entonces, ¿de qué hay que preocuparse al comprar carne molida? Básicamente de que estemos comprando lo que de verdad se nos ofrece. Me explico. Que si en la carnicería compramos posta, sea posta. Asiento, asiento. Y así. Para eso, lo mejor es pedir un trozo de carne entero, que lo pesen y que recién en ese momento lo muelan frente a nosotros. En el caso de los supermercados, más que cortes determinados lo que se vende molido es carne con ciertos porcentajes de grasa. En ese caso, hay que tener claro que la carne con más grasa es la que sirve para -por ejemplo- hamburguesas o albóndigas, mientras que la más magra es la recomendada para -por ejemplo- un buen tártaro. Otra cosa: la carne molida no dura mucho fresca. Por lo mismo, hay dos opciones: o la compran justo para usarla o simplemente la congelan. Aunque ojo, para preparaciones crudas es mejor que sea fresca. ¿Algo más? Sí, una fácil receta de croquetas caseras para que preparen en casa y aprovechen esa carne molida que seguro tienen congelada.

Ingredientes

(Para 2 personas)

-½ kilo de posta rosada

-1 cebolla

-1 huevo

-1/4 atado de cilantro

-½ taza de harina

-sal, pimienta, comino y aceite

de oliva

"¿De qué hay que preocuparse al comprar carne molida? Básicamente de que estemos comprando lo que de verdad se nos ofrece.

1Pelar la cebolla y picarla en cuadros bien pequeños. Luego, freírla en una sartén con aceite de oliva y un poco de sal hasta que comience a transparentarse. Retirar la sartén del fuego y esperar a que se enfríe.

2Después, en un bowl grande, poner la carne molida más la cebolla (incluido el aceite de la sartén) y agregarle el cilantro picado bien fino. Quebrarle encima el huevo crudo, condimentar con sal, pimienta y comino; y revolver bien hasta que tengamos una mezcla homogénea y algo pastosa.

3Luego, con las manos armar cuatro bolas bien redondas y ponerlas sobre una superficie plana. Con la ayuda de la palma de una mano, presionarlas por encima para adelgazarlas un poco. Finalmente pasarlas por un plato con harina, por ambos lados.

4Meter las croquetas a un recipiente con tapa y llevarlas al refrigerador por media hora. Pasado ese tiempo, freír en una sartén con muy poco aceite de oliva, unos cinco minutos por lado, dependiendo del grado de cocción que deseen.

Moler en casa

La verdad es que vale mucho la pena tener una moledora de carne en casa. Y no solo porque así uno compra la carne por trozos y luego está seguro de qué es lo que se transforma en carne molida, sino que también así es posible mezclar distintos tipos de cortes (unos más grasos, otros menos grasos, de vacuno o chancho, etcétera) al momento de moler y así dar con el sabor y textura que más nos guste.

La receta de hoy | Croquetas caseras