por álvaro peralta / @dontinto

Salvo por un amigo vegano que por estos días anda corriendo por Argentina, no conozco a nadie en Chile que no se haya entregado a los placeres de la buena mesa durante los pasados cuatro días. Incluso hay algunos que se tomaron el viernes, o ayer, así que llevan aún más jornadas trabajándole duro a la buena mesa. En lo personal confieso un asado diario desde el sábado hasta el martes, más unas empanadas ayer por la tarde que, debo confesar, fueron más antojo que hambre. Aunque igual estaban muy buenas. Seguramente hay gente que fue aún más allá y se mandó más de un asado diario y por las noches se lanzó a fondas y ramadas hasta altas horas de la madrugada… con además todo lo etílico que eso implica. Como sea, en la vuelta a la rutina laboral estamos todos en las mismas: no queremos comer carne por unos días, lo mismo con el alcohol y ,si se pudiera, sería ideal eliminar algo de estos excesos antes que llegue, al menos, el próximo fin de semana que viene con buen tiempo, ideal para volver a prender la parrilla. ¿Qué se puede hacer entonces? Nada más que baldear la cubierta con abundantes frutas, verduras y líquidos no alcohólicos. Obviamente, no nos transformaremos en unas sílfides de un día para otro, pero de seguro comenzaremos a sentirnos un poco mejor y le daremos respiro al cuerpo aunque que sea por un par de jornadas. Así las cosas, viene bien privilegiar -por ejemplo- el pan con palta por las mañanas, los jugos de frutas y la fruta en general (ojo con piñas y papayas, que son grandes depuradores), poderosas ensaladas al almuerzo y -en general- todo lo que podamos preparar en base a verduras. Es decir guisos, tortillas, budines, fritos y hasta cremas. Además, no viene mal aprovechar las muy beneficiosas alcachofas, que aún están en temporada y que según los profesionales de la salud son muy aconsejables de consumir, en variadas formas, después de períodos de alta ingesta alcohólica y alimentaria. De esta forma, nos olvidaremos un poco -solo un poco- de todo lo que le pusimos entre pera y bigote durante los últimos días. Por todo lo anterior, la receta de hoy es -desde luego- muy liviana. Y más encima, fácil.

Un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Radboud de Nijmesen (Holanda) y de la Universidad de Tecnología de Sídney (Australia) descubrieron que escuchar música alegre estimula la creatividad. Esto, mediante un estudio cuyos resultados fueron recién publicados en la revista PLOS One.

El sondeo consistió en la aplicación de un cuestionario a 155 personas con una edad media de 22,5 años, a fin de determinar su estado de ánimo en relación con la música. Previo a esto, los participantes fueron separados en cinco grupos, de los cuales cuatro fueron destinados a oír distintos tipos de música, mientras el último debió contestar las preguntas en silencio.

Un grupo oyó música tranquila, otro música alegre, el tercero música triste y, el último, música ansiógena.

El resultado fue que quienes escucharon música alegre mostraron una considerablemente mayor creatividad divergente, es decir, capacidad de encontrar múltiples soluciones originales a los problemas expuestos en el cuestionario. Los representantes de los otros cuatro grupos, en tanto, obtuvieron resultados muy parejos entre sí.