por álvaro peralta / @dontinto

Hay un dicho acuñado por numerosas personas durante -a mi gusto- demasiados años y que me parece totalmente injusto. Se trata de la popular frase "como las berenjenas", utilizada para remarcar que algo o alguien es malo, pésimo, deficiente y un largo etcétera. ¿La verdad? No puedo estar más en desacuerdo. Simplemente, porque las berenjenas son un producto altamente apreciado en la cocina. Aunque claro, eso pasa cuando hay gente que sabe cocinarla y así puede aprovechar su gran versatilidad. De esta forma, es posible preparar las berenjenas de las más diversas formas: en escalopas, fritas, escabechadas, en budines (como la tradicional musaka griega), como parte de una salsa de tomates o incluso en una lasaña reemplazando la masa. Es que se trata de un producto de sabor suave, casi neutro y una textura algo esponjosa que por lo mismo lo convierte en un verdadero imán de sabores, ideal para combinarlos con otros ingredientes más invasivos como salsa de verduras, quesos y frituras. Además, su contenido es en más de un 90 % agua, por lo que tiene muy pocas calorías, así que le sirve a quienes no quieren pasarse mucho en su alimentación. Incluso más, no son pocos los vegetarianos que utilizan la berenjena como un reemplazante de la carne en preparaciones como las ya mencionadas escalopas o salsas de tomate. Y entonces, ¿por qué tanta mala fama? Primero, porque antes eran muy amargas y debían pasarse por sal durante un rato para quitarles esta molesta característica. Y segundo, porque si se cocinan mal (no se comen crudas) son prácticamente incomibles. Así las cosas, el asunto es simple: cocine bien sus berenjenas (o acérquese a alguien que las sepa preparar) y déjese de repetir como loro eso de "como las berenjenas". Y para terminar una receta simple de preparar e ideal para adentrarse en la sana costumbre de consumir este producto: berenjenas gratinadas.

"Es posible preparar las berenjenas de las más diversas formas: en escalopas, fritas, escabechadas, en budines, etc."

Como el conejo del mago, se saca como si fuera el truco para todo: relájate. Nos dicen, nos decimos, les decimos. Claro, como si uno eligiera andar tenso, maniático o tomadito de quién sabe de qué tipo de otras nerviosidades. El diccionario dice sobre la tensión: 1. Cuerpo expuesto a la acción de fuerzas que lo estiran. 2. Presión sanguínea. 3. Nerviosismo causado por angustia. 4. Energía eléctrica de un cuerpo. Básicamente: estar vivo.

Como sea, el "relájate" se ha vuelto una especie de narcisismo para marcar la diferencia con la chusma. "Es que yo soy como relajada/o", se escucha a algunos afirmar con cierta vanidad moral. Los superados, quienes nos vienen a enrostrar que ya sea por fortuna genética (como los flacos comilones) o por el esfuerzo con el que han logrado la iluminación, nos pueden venir a decir que vivimos mal; que no sabemos vivir; que estamos alienados en nuestras pequeñeces. Ahora, siendo doctrinaria, dogmática y neurótica ortodoxa, me atrevo a afirmar que nadie que deba definirse tanto frente a otros puede estar realmente relajado. Nadie que haya invertido tanto en buscarse a sí mismo, encontrarse y tener que notificarlo con insistencia, puede realmente gozar del estado de que importa una mierda quién uno es: único momento de relajo real. Así que neuróticos elevados, revísense. No, mejor relájense. Lo cierto es que hay gente tensa que es de lo más interesante.

Otro fenómeno irritante es, precisamente, que te manden a relajarte. Como si no fuera un contrasentido, ¿cómo se trabaja para relajarse? Es un contrasentido, como pedirle amor a alguien. Hay cosas que no se pueden generar a voluntad, a lo más dejar espacio para ver si se producen. Por eso es una crueldad absoluta hacerle tal indicación de relajo a quien, por ejemplo, está intentando embazarse. Esa pobre mujer, además de estar concentrada en su ciclo, sus sueños y el temor al fracaso, debe hacerse responsable de que si no resulta es porque no tiene una conducta adecuada. Por estresada le pasa. Mismo discurso reciben quienes se quejan de no encontrar pareja.

A veces sí, nos relajamos. Y lo interesante es que no sabemos cómo. Porque justamente para aflojar debemos desaparecer un poco, estar distraídos de nosotros mismos. Y eso generalmente pasa cuando nos descansa el ego. Como cuando escuchamos en serio a otro, sin estar preparando de antemano la respuesta. O nos permitimos ver algo en la televisión que en otro momento nos avergonzaría por estúpido. O bien, cuando nos entregamos a algún goce, en que ya no sabemos si somos nosotros o eso con lo que gozamos. Nos relajamos cuando ya no somos más.

Un último reparo. No por decir que buscamos relajarnos es realmente lo que deseamos. A veces somos nosotros mismos quienes buscamos elevar la presión sanguínea, buscar fuerzas que nos estiren y energías eléctricas para sentir que pulsamos. Y sí, nos revolcamos en las ambivalencias emocionales de estar vivo.

No hay que exagerar, estar relajado no es el bien mayor.

"A veces nosotros mismos buscamos elevar la presión sanguínea, buscar fuerzas que nos estiren."

El CEO de la empresa tecnológica multinacional NVIDIA, el taiwanésJensen Huang, dijo coincidir con el inventor sudafricano Elon Musk en la creencia de que pronto habrá vehículos que no necesiten del ser humano para funcionar. No obstante, Huang fue más preciso que Musk: dijo que este tipo de máquinas serán una realidad nada menos que para el año 2021, es decir, en cuatro años más. En la misma entrevista, dada a conocer en un evento que se realizó en la ciudad de Taipéi, Huang evitó tocar el tema de qué sucederá entonces con los humanos que en la actualidad desempeñan las funciones de las que tomarán control las máquinas y los sistemas de inteligencia artificial (IA) que irán surgiendo en el futuro.

Izaskun Caro, académica de Química y Farmacia de la Universidad San Sebastián, dio recomendaciones para usar de la mejor forma el protector solar. En primer lugar, la profesional sugirió, a quienes sólo tengan presupuesto para comprar un bloqueador para toda la familia, optar por uno para niños, puesto que éstos pueden ser usados por niños y adultos, mientras los para adultos no pueden ser usados en pieles infantiles. Añadió que lo ideal es tener una pantalla para el cuerpo y otra especial para la cara.

Científicos del MIT y otras instituciones, trabajando en colaboración con astrónomos aficionados, descubrieron las colas polvorientas de seis exocometas (cometas fuera del Sistema Solar) que orbitan alrededor de una débil estrella a 800 años luz de la Tierra. Estas bolas cósmicas de hielo y polvo, que eran más o menos del tamaño del cometa Halley y viajaban a 161.000 km por hora antes de vaporizarse, son algunos de los objetos más pequeños que se encuentran aún fuera de nuestro Sistema Solar.