Leo Riquelme

La imagen del gobernador de Beirut, Philip Boulus, rompiendo en llanto frente a las cámaras graficó la desgracia que vivió la capital de Líbano, que en la tarde de ayer fue sacudida por una explosión en unos almacenes portuarios por causas aún no aclaradas.

"Esto es un desastre parecido a Hiroshima", dijo Boulus, quien estimó que la onda expansiva generó daños en la mitad de la ciudad. Los videos muestran efectivamente un hongo al estilo del que dejaron las bombas que Estados Unidos lanzó en Japón en 1945 durante la Segunda Guerra Mundial.

Beirut es una ciudad pequeña, con un millón de personas, pero altamente densificada pues su extensión es de sólo unos 20 kilómetros cuadrados. Las autoridades locales dijeron que el impacto se percibió a 10 km.

"Nunca en mi vida he visto un desastre tan grande. No sabemos cómo nos vamos a recuperar de esto. Tenemos que ser valientes", agregó el gobernador.

Hasta anoche contabilizaban 73 fallecidos y casi 4 mil heridos, que colapsaban los centros asistenciales. Expertos dijeron que la tragedia pudo ser aún peor si no existiera el contexto de la pandemia del coronavirus, pues la zona afectada suele tener muchos más turistas que los que había ayer.

Hasta anoche no estaba claro el origen. Organizaciones terroristas negaron cualquier relación aunque el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó que "parece un terrible ataque".

Las autoridades libanesas aseguraron que hubo dos explosiones, siendo la segunda la mayor. Ella se produjo en una bodega en que se acopiaba desde 2014 material explosivo y unas 2.750 toneladas de nitrato de sodio y nitrato de amonio, que se usa para fabricar explosivos y combustible sólido de cohetes, además de fertilizantes.

"Lo que sucedió hoy no pasará sin que se rindan cuentas. Los responsables de esta catástrofe pagarán el precio", dijo el primer ministro Hassan Diab.

Junto con enviar sus condolencias, desde la Cancillería chilena informaron que en Beirut viven unos 250 chilenos, con quienes se estaba contactando el cónsul. Hasta ayer no habían compatriotas fallecidos y heridos, aunque se detectaron que algunos sufrieron daños en sus bienes.

"Lo sentí como un verdadero terremoto", dijo a TVN una de ellas. "Fue como un terremoto de grado 7, 8", agregó otro.

El empresario iquiquieño Isaa Jafaar contó a radio Cooperativa que toda su familia vive en la zona afectada y anoche aún no lograba contactarse con ellos. Suponía que era por los cortes de luz y la caída de antenas que afectaron a la ciudad.

10 kilómetros de onda expansiva tuvo la explosión en este activo puerto de Oriente Próximo.