• Expedición estudiará la inusual actividad sísmica en la Antártica

    Investigadores de la Universidad de Chile arribarán al continente blanco la próxima semana. Desde agosto del 2020 hasta ahora se han registrado más de 30 mil temblores.

    N.E.

    Más de 30 mil temblores han detectado los sensores sísmicos y tecnologías satelitales que registran esta actividad en la Antártica, sólo en el período que va desde agosto del año pasado hasta hoy.

    Además de esta alta cifra de movimientos telúricos, se identificó un gran incremento de la tasa de deformación de la corteza en más de un orden de magnitud. Ésta pasó de ser de algunos milímetros por año a 15 centímetros en 12 meses. Y a su vez, instrumentos ubicados en la isla Rey Jorge midieron en sólo cuatro meses -de septiembre a diciembre- de 2020, un desplazamiento de 5,5 cm en dirección noroeste. Es decir, un alejamiento del territorio donde están ubicadas las islas Shetland del Sur de la Península Antártica.

    Tras el sismo de magnitud 7.1 Richter registrado el fin de semana pasado, esta situación -que había sido expuesta- retomó visibilidad.

    El mecanismo de ese último terremoto corresponde a una falla tectónica de extensión, similar a los mecanismos de los principales sismos que habían estado ocurriendo desde agosto. Esto hace suponer que el origen de estos eventos pueda estar asociado a un mismo proceso sismotectónico y eventualmente también a un proceso volcánico, según especialistas de la Universidad de Chile.

    Justamente confirmar o descartar la veracidad de esta suposición es uno de los fines de la expedición que el viernes 5 de febrero emprenderá un grupo de científicos que viajará al Continente Blanco, en una iniciativa impulsada por el Programa de Riesgo Sísmico (PRS) y el Centro Sismológico Nacional (CSN) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile (FCFM), junto al Instituto Antártico Chileno (Inach).

    El estudio partirá con la instalación de instrumentos geofísicos, entre ellos estaciones sismológicas, en las bases Profesor Julio Escudero, Capitán Arturo Prat y General Bernardo O'Higgins, lo que permitirá al país volver a contar con equipamiento sismológico propio en la Antártica.

    ¿un patrón?

    Mediante esta investigación, los expertos buscarán comprender el aumento de la tasa de deformación observada y la anómala actividad sísmica. Esto, tomando en cuenta que las medidas de la deformación de la corteza registradas el último tiempo se parecen a la situación que fue se observó antes del terremoto de Antofagasta de 1995 y el de El Maule de 2010.

    El director del Programa Riesgo Sísmico, Jaime Campos, destacó que "la FCFM de la U. de Chile estuvo en el origen de los primeros estudios geofísicos desarrollados por Chile en la Antártica hace más de 60 años. Hoy renueva su compromiso con el país poniendo su capacidad científica y tecnológica al servicio de un esfuerzo en colaboración con Inach, con el objetivo de densificar con instrumentos geofísicos modernos, incluyendo tecnologías satelitales que permitan generar información clave para el desarrollo e identificación de geoamenazas en el territorio austral del país que conforman la Patagonia y la Antártica".

    El dr. Marcelo Leppe, director del Inach, añadió que para ellos es "vital contar con información sísmica fundamental para la toma de decisiones y una adecuada evaluación del riesgo, tema en el que la alianza con el Programa de Riesgo Sísmico será clave".

    "Es vital contar con información sísmica fundamental para la toma de decisiones y evaluación del riesgo.

    marcelo leppe, director del inach"

    la anómala actividad y la deformación de la corteza de ahora se asemejan a lo visto previo a grandes sismos.

    la instalación de instrumentos geofísicos será la primera etapa del estudio en la Antártica.

  • La evolución del pepino

    por álvaro peralta / @dontinto

    Seamos honestos. Hasta hace unos veinte años nadie le daba mucha bola al pepino. Era simplemente una hortaliza con la que se hacía una ensalada en que se pelaba y picaba en rebanadas ni tan finas, se aliñaba y listo. Además, tenía fama de que podían salir pepinos amargos. Por lo mismo, las cocineras más antiguas siempre le cortaban una puntita, la untaban en sal y luego frotaban el extremo del pepino. Según ellas, con eso se evitaba cualquier sabor amargo. También se acostumbraba pasarle un tenedor al pepino -después de haberlo pelado- a lo largo antes de cortarlo en rebanadas, a manera de decoración. Y más allá de todo este cuento, no había mucho más que hablar sobre esta cucurbitácea.

    Era una simple ensalada del montón, muy de verano, pero a la vez lejos de las populares chilena, papas mayo o palta tomate. Por lo mismo, en los asados dominicales nunca se vio una ensalada de pepino. Sin embargo, las cosas fueron cambiando y la suerte del pepino también, porque sus usos -dentro y fuera de la cocina- poco a poco fueron creciendo.

    Por ahí, tímidamente, se comenzaron a ver ciertas mezclas antes desconocidas como la con tomates y que luego -con aceitunas, cebolla y algún queso de cabra- dio paso a la "ensalada griega" que terminó transformada casi en un commodity.

    La moda del sushi también hizo lo suyo por el pepino, porque se le comenzó a utilizar bastante en algunos rolls y también en una ensalada en que se mezcla con calamar y mayonesa. Y el corte del pepino también creció, porque pasamos de la decoración con el tenedor a verlo picado con o sin cáscara, en láminas finitas con mandolina y hasta en esos bastoncitos para untar en esa insípida salsa de yogur que tan de moda estuvo años atrás.

    Y hay más, porque el pepino también llegó a los bares de la mano de un gin que recomendaba usar unas láminas de esta hortaliza en vez de limón para preparar los gintonic. De hecho, tengo un amigo que conoció recién el pepino, gracias a este destilado, porque nunca come verduras. Como sea, el pepino se está usando mucho más que antes y de formas bastante variadas, tal como en la fácil receta de hoy.

  • Sopa fría de pepino


    Ingredientes (Para cuatro personas)

    -4 pepinos

    -2 yogures naturales (sin endulzar)

    -1 diente de ajo pelado

    -aceite de oliva

    -sal y pimienta

    Lavar muy bien los pepinos y con el pelador de verduras quitarles sólo la mitad de la piel a cada uno. Es decir, se pasa el pelador alternadamente para que queden partes con y sin cáscara en cada pepino. Luego, cortar la parte dura de la punta a cada pepino para después cortarlos a lo largo y quitarles con una cuchara sus semillas. Finalmente, cortarlos en trozos irregulares y ponerlos en la jarra de la licuadora.

    A continuación, agregar el ajo y los yogures más una pizca de sal y pimienta además de un chorro de aceite de oliva. Tapar la licuadora y procesar hasta conseguir una textura bien líquida. Después, llevar la sopa al refrigerador por dos horas. Tras esto, corregir de sal y pimienta si fuese necesario y emplatar. Al final, agregar un chorrito de aceite de oliva en cada plato y servir.

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