Agencia EFE / L.R.C.

Liz Truss se convirtió ayer en la jefa de gobierno más breve en la historia del Reino Unido, luego que a primera hora anunciara su renuncia a 44 días de asumir el cargo. La líder "tory" dimitió ante el asedio de los partidos laborista y de sus propios correligionarios conservadores, quienes acusaban que su plan económico neoliberal amenazaba con arruinar al país en lugar de sacar a flote la actividad, como ella prometió.

"Dada la situación, no puedo cumplir con el mandato para el cual fui elegida por el Partido Conservador", dijo Truss a la salida de Downing Street 10.

Su programa consideraba una baja masiva de impuestos, endeudamiento de la hacienda pública y expertos acusaban un congelamiento de las pensiones, lo que fue rechazado transversalmente e inquietó a los mercados.

Graham Brady, presidente del comité 1922 del grupo parlamentario "tory" en la Cámara de los Comunes, encargado de organizar las elecciones internas, aseguró ayer que el Partido Conservador británico concluirá el proceso de elección de su nuevo líder para el 28 de octubre. "Deberíamos tener un nuevo líder antes de la declaración fiscal que tendrá lugar el día 31", agregó.

Rishi Sunak, titular de Economía durante la pandemia, se perfila como favorito para suceder a Truss, mientras Boris Johnson tantea el terreno para un posible regreso pocos meses después de dimitir asediado por escándalos éticos cometidos durante las restricciones por el coronavirus.

Sunak, de 42 años, alertó en las primarias conservadoras que los planes fiscales de Truss iban a desplomar las finanzas del Reino Unido y fue el candidato que más apoyos recabó entre los diputados "tories", aunque perdió.

Ante este proceso, el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, exigió que se convoque "ahora" a unas elecciones generales. Los británicos, subrayó, "deben tener la oportunidad de comparar el caos de los conservadores con los planes laboristas para solucionar su desorden".