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  • Etiquetar a una mujer de "emocional" o llamarla a "calmarse" en una discusión le resta credibilidad

    Cuando se omiten estas etiquetas, el punto de vista femenino es percibido de forma tan válido como el de su contraparte masculina.

    Natividad Espinoza R.

    Etiquetar a una mujer como "emocional" o decirle que "se calme" durante una discusión puede restar credibilidad a sus argumentos o puntos de vista frente a terceros.

    Así lo comprobó un reciente estudio estadounidense en el que 86 participantes leyeron dos viñetas diferentes: una en la que un hombre le decía a una mujer que se "calmara" durante un desacuerdo y otra que omitía el "llamado a la calma" masculino. Luego se les consultó a los lectores qué argumento les parecía más contundente. ¿El resultado? Lo expresado por la mujer fue precibido como menos legítimo, con una diferencia significativa, entre quienes leyeron la viñeta con el "llamado a la calma".

    No obstante, entre quienes tocaron las viñetas sin etiquetas los resultados fueron mucho más parejos.

    En una segunda etapa del trabajo, publicado en la revista académica Psychology of Women Quarterly (Psicología de la Mujer Trimestral), se replicó el hallazgo del primer experimento tras el uso de diferentes viñetas donde el personaje femenino fue etiquetado explícitamente como "emocional". Esta vez, consultando a 126 personas.

    No obstante, en una tercera prueba con material audiovisual, curiosamente la percepción de los participantes del estudio no fue la misma, por lo que los autores de la investigación concluyeron que las etiquetas de "emocional" y los llamados a "calmarse" tienen un mayor efecto negativo para con las mujeres cuando se leen que cuando se transmiten oralmente.

    Estereotipos

    Al menos en la cultura occidental, uno de los estereotipos más populares sobre el sexo femenino es su supuesta incapacidad de controlar adecuadamente sus emociones, lo que lleva a la creencia de que son más irracionales que el sexo opuesto.

    "Dichos juicios se forman en torno a la creencia de que las emociones son la antítesis de la racionalidad, ya que, en general, las personas tienden a considerar que ambas se excluyen mutuamente. Una etiqueta emocional, independientemente de la emotividad real de una persona, puede aumentar el escepticismo sobre la capacidad de esa persona para ser racional. En pocas palabras, si alguien sugiere que una mujer es emocional, también está sugiriendo que no puede pensar racionalmente", explica el documento firmado por las investigadoras Teresa J. Frasca, Emily A. Leskinen (Universidad Estatal de Pensilvania) y Leah R. Warner (Colegio Ramapo de Nueva Jersey).

    Esto, a diferencia de lo que pasa con los hombres, etiquetados como "inexpresivos y criticados por no tener emociones, lo que incluso lleva a que una expresión emocional masculina sea aplaudida", añade el texto.

    Por supuesto, añadieron las autoras, esto puede perjudicar a las mujeres no sólo en una discusión en el ámbito familiar o con una pareja, sino también en el ámbito laboral o en un debate de carácter político.

    Es más, la idea de realizar el trabajo nació justamente a partir de los resultados de un estudio del Centro de Educación y Fuerza Laboral de la Universidad de Georgetown titulado "¿Puede ganar la mejor mujer? Educación y prejuicios contra las mujeres en la política estadounidense", el cual en 2019 reveló que uno de ocho estadounidenses creen que las mujeres son demasiado emocionales para estar en la política.

    "Una etiqueta emocional, independientemente de la emotividad real de una persona, puede aumentar el escepticismo sobre la capacidad de esa persona para ser racional.

    teresa frasca, emily leskinen y leah warner, coautoras del estudio"

    en las viñetas sin etiquetas, los lectores se inclinaron por un argumento u otro equitativamente.

  • Cáncer de cuello uterino fue más letal que el de mama en 2020, proporcionalmente

    Aquí hubo 1.500 casos y 800 decesos por el primero y 5.800 casos y 1.600 muertes por el otro.

    A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que en 2020 a 604 mil mujeres se les detectó cáncer de cuello uterino y 342 mil murieron por esta causa, mientras 7.8 millones fueron diagnosticadas con cáncer de mama y fallecieron 685 mil.

    En Chile, hubo más de 1.500 con cáncer de cuello uterino y 800 murieron por esta causa, mientras que hubo 5.800 con cáncer de mama y 1.600 decesos. Proporcionalmente, hubo más fallecimientos por nuevos casos anuales de cáncer de cuello uterino que por cáncer de mama.

    El cáncer ginecológico es aquel que afecta directamente el aparato genital femenino, que consta de varias partes anatómicas, siendo el de cuello uterino el más frecuente. Los cánceres de cuello uterino, de vagina y de vulva son causados por el virus de papiloma humano (VPH), una infección de transmisión sexual muy habitual. Si no es detectado a tiempo, el cáncer ginecológico puede transformarse en una tragedia que perjudica a la mujer y a su familia.

    "Es importante que las nuevas generaciones tomen el peso de lo que puede significar un cáncer al cuello uterino, ya que si no se advierte y trata a tiempo puede provocar la muerte de una persona. Este tipo de tumores son visibles tempranamente, por lo que el diagnóstico puede ser favorable a diferencia de otros, como el cáncer a los ovarios, que se caracteriza por ser difícil de detectar y muy letal", explicó el doctor Raúl Cartes, especialista en oncología de Clínica Radio Nuclear.

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