Diego Figueroa

La gente que llega a Vang Vieng, un pueblito de Laos ubicado 190 kilómetros al sur de Luang Prabang y 100 al norte de Vientián, sabe que ahí encontrará fiesta. Hace cinco años esta localidad era uno de los focos del carrete del Sudeste Asiático -que hoy se concentra principalmente en las playas del sur de Tailandia- y, por lo mismo, aún hay resabios.

En la calle principal es fácil conseguir cerveza y ofrecen drogas cada dos cuadras. Hay bares en todos lados y estos son conocidos por tener "happys menúes" . En esas cartas aparece opio, batidos de hongos alucinógenos y marihuana. El Zone y el Zuka son los locales más populares.

Pero todo eso es sólo una cara de Vang Vieng; hay muchas otras cosas que se pueden disfrutar en este impresionante rincón, ubicado en un país que se ha levantado tras la devastación que le significó la Guerra de Vietnam. Lo mejor es arrendar una bicicleta o una moto para llegar a las decenas de aldeas de la periferia donde vive la gente, que durante todo el día está trabajando en función de los extranjeros. Allí se puede ver la vida local genuina, alejada del circuito turístico y se puede disfrutar de miradores desde los cerros. El Pha Ngeum es el mejor, zona donde también se puede hacer trekking y escalada.

Paseos por el cielo

El atardecer luce tal como los dibujos animados orientales retratan las puestas de sol: el cielo se ve naranjo, rojo y amarillo y es el telón de fondo de altas montañas kársticas, que al estar a contra luz, se ven completamente negras.

Dos de las mejores maneras de aprovecharlo es paseando en globo o parapente a motor, las atracciones turísticas más llamativas de la localidad. El viaje por una hora en el primero cuesta $60 mil y en el segundo poco más de $50 mil. Ambos se hacen también al amanecer, los dos mejores momentos del día para disfrutar de la vista panorámica.

Deportes en el agua

Así como en la noche la fiesta es la gran protagonista, en el día lo son los deportes acuáticos. Y para ello las aguas del río Nam Song son fundamentales. Ahí los extranjeros llegan a flotar en cámaras para neumáticos de camiones (tubbing). Se sientan en el agujero y reman con las manos. Pasan horas disfrutando del agua en medio de los cerros de piedra caliza, bajo el sol intenso y guiados por la corriente que los arrastra. Ahí mismo se puede practicar kayak. Los pescadores artesanales de la zona, que entran al agua a dejar sus redes caminando, sin botes, ven pasar a cientos por día. Y los ven parar en varios de los bares muelles que hay en las orillas, donde venden cerveza, suena música electrónica fuerte y hay distintos juegos con alcohol de por medio.

Otro pasatiempo acuático es la Blue Lagoon, una especie de piscina natural de agua azul clara, donde los turistas pasan una tarde tirándose piqueros desde los árboles o sumergiéndose tras dejarse caer desde un trapecio.

Globos por las montañas

Es la mejor forma de disfrutar el paisaje del atardecer. No es tan barato para un presupuesto mochilero ($60 mil), pero cuesta hallar turistas arrepentidos. Hasta ocho pasajeros pueden subir al mismo globo que sobrevuela las montañas, el río en forma de serpiente y los campos agrícolas. Trabajan 15 personas, incluido el conductor, en hacerlo despegar y aterrizar. Al fin del viaje, el canasto lo suben a una camioneta y el globo lo enrollan y lo guardan en una bolsa, como si fuera un saco de dormir gigante.

Caverna del agua

Es una de las atracciones más recomendadas pero pocos advierten de lo complejo del recorrido. Se llega en tubbing y afirmándose en cuerdas. Ahí comienza la caminata, agachándose y reptando en varios momentos. A ratos hay que moverse como en el juego Tetris para no golpearse la cabeza, las piernas o los brazos y no cortarse con las rocas. Es una buena aventura, pero poco aconsejable para gente mayor, con mucho sobrepeso, con dificultad para moverse o con heridas en la piel.

$60 mil vale el paseo en globo, mientras el recorrido en parapente cuesta $50 mil.

deportes acuáticos como el kayak y el tubbing suelen practicarse durante la tarde.

jungle party es el nombre de una fiesta que se realiza cada viernes en un bar al aire libre.