por álvaro peralta / @dontinto

Hay gente que jura que la quínoa es algo nuevo porque recién la vino a probar ahora que se le puede encontrar en numerosos restaurantes capitalinos (y en rigor de todo Chile). Sin embargo, es bueno dejar en claro que la quínoa se usa en la cocina desde hace mucho, pero mucho tiempo. Claro, porque desde hace miles de años que se cultiva en varias partes de la Cordillera de Los Andes y de la costa chilena. Por lo mismo, ha sido un alimento fundamental para varios de nuestros pueblos originarios. Así las cosas, mucho antes que se hicieran risotos de quínoa, hamburguesas de quínoa o incluso postres con quínoa; este pseudocereal ya se consumía en nuestro territorio. Ahora bien, tampoco es necesario irse tan atrás en nuestra historia o buscar remotos puntos de la Cordillera de Los Andes para encontrar recetarios que utilicen la quínoa. Esto, porque en nuestro secano costero (aproximadamente desde el sur de la Región Metropolitana y hasta El Maule) la quínoa siempre se ha consumido de manera regular y de diversas formas. Por lo mismo, sus usos históricamente han ido desde ser un reemplazante del arroz, un espesante de cazuelas o sopas de legumbres y hasta protagonista principal de guisos que la mezclan con otros productos que se tienen a la mano como charqui, habas e incluso con papas. Además, también se usaba (y usa) en forma de harina, ya que como la quínoa aún se cultiva en estas zonas es uno de sus insumos más baratos en comparación a la harina tradicional y otros productos como el arroz o la maicena. su sabor y versatilidad en la cocina, más los innegables beneficios que conlleva su consumo la convierten en algo que deberíamos -en la medida de lo posible- incluir en nuestra cocina del día a día. Su suavidad es perfecta para combinar con variados ingredientes y métodos de cocción. Sus beneficios son innegables: bajo aporte calórico, rico en hierro, calcio y vitaminas. Además, contiene la proteína llamada lisina, que es muy importante para el desarrollo del cerebro.

"La quínoa contiene lisina, una proteína que es muy importante para el desarrollo del cerebro."

Ingredientes

(Para 4 personas)

-1 taza de quínoa

-3 tomates

-2 paltas

-2 ajíes verdes

1Enjuagar la quínoa con abundante agua fría hasta que el líquido que escurra sea totalmente transparente. Saltearla en aceite de oliva con un poco de sal, agregar dos tazas de agua y cocinarla durante 20 minutos.

2Poner la quínoa en un bowl grande y agregarle los tomates -si prefieren pelados- picados en gajos y las paltas picadas en pequeños cubos.

3Luego abrir los ajíes y sacarles sus semillas. Picarlos en tiras finas y agregarlos al bowl. Salpimentar con un poco de aceite de oliva y el jugo de dos limones. Finalmente hay que revolver bien y servir.