Leo Riquelme

Un comité coordinador se abocará a identificar posibles mecanismos para reducir la evasión del pasaje del Transantiago, que llegó a un histórico 34,6%. "Es conveniente porque se han tomado una serie de medidas aisladas para combatirla, pero es necesario una mirada integral que nos unifique y dé propuestas integrales", dijo la ministra de Transportes, Paola Tapia.

"La evasión daña no sólo al sistema de transporte, sino también a aquellas personas que día a día están pagando su pasaje", asegura.

¿Cómo daña al pasajero que paga que otro no lo haga?

Primero, para quien pagó es una injusticia (…) Segundo, la evasión disminuye los ingresos del sistema, lo que afecta directamente el total que tenemos para pagar todos los servicios de transporte público, por lo que quien paga se está haciendo cargo también del que no paga.

Pero eso lo termina paliando el Estado, entonces pareciera que al usuario que paga no le afecta que otro no lo haga…

En Santiago el subsidio permite corregir este déficit, lo que sucede es que si las personas tienen esta conducta y sigue aumentando la evasión, evidentemente el déficit aumenta y en ese caso hay que elevar la tarifa, así que impacta directamente en el bolsillo de las personas.

Pero el panel de expertos del Transantiago ha dicho que no avizora un alza de tarifas, pese a las cifras de evasión.

Estas proyecciones son de mediano y largo plazo, no inmediatas, por lo que es ahora el momento en que tenemos que hacernos cargo y ojalá disminuir la evasión, porque lo que sucede hoy día puede impactar meses después. Si tenemos bajas en este índice también va a beneficiar a todos los ciudadanos que pagan su pasaje.

¿Usted usa el Transantiago?

Vivo muy cerca del recorrido de la 518, por lo que tomo ese bus, o el Metro Bilbao hasta la combinación Tobalaba y la estación La Moneda, en el centro, donde he trabajado en los últimos 13 años.

Y como usuaria, ¿cómo evalúa el servicio?

Veo que ha experimentado mejoras importantes, que tenemos que seguir reforzando. Tenemos que focalizar los esfuerzos en mejorar los recorridos, en escuchar lo que las personas necesitan, escuchar sus problemas. Respecto al Metro, que también es Transantiago, evidentemente vamos más ajustados en los espacios, pero también tenemos oportunidad en el momento que llega a destino, lo que es valorable.

¿Usaba las micros amarillas?

Soy de Viña y desde los 17 años, cuando me vine a la UC, he usado el transporte público.

¿Qué opinión le merecían? Lo pregunto por la nostalgia que evoca en algunos ese servicio…

Todos los servicios pueden tener cosas positivas y negativas. Si miramos los países vecinos, el transporte público chileno es muy, muy eficiente y de bastante calidad. Por ejemplo, experimentó bajas en la contaminación; disminuyó los problemas de seguridad, porque antes los conductores eran permanentemente asaltados porque manejaban dinero; y también bajó la accidentabilidad porque antes se llevaba las puertas abiertas y veíamos caídas desde las pasarelas. Son mejoras, pero no nos deben dejar tranquilos.

¿Por qué esas mejoras no se reflejan en la evaluación pública?

Nos informamos generalmente de las malas noticias, en circunstancias de que tenemos cifras que son alentadoras. Por ejemplo, tenemos una evaluación que es más positiva en aquellas personas que usan el transporte público, respecto a quienes no la usan. Me explico: quienes andan en sus vehículos particulares en las encuestas le ponen una nota más baja al Transantiago, en circunstancias que nunca se han subido a él. Hoy estamos construyendo corredores, que sé que molestan a la ciudadanía por la construcción, pero esa es una tremenda obra que va a permitir que los buses circulen a una velocidad mucho más ágil y expedita. Las personas nos tienen que exigir, pero el sistema también tiene noticias positivas.

"Con el Transantiago bajó la contaminación, los problemas de seguridad y la accidentalidad."

"Debemos enfocar los esfuerzos en mejorar los recorridos, en escuchar lo que las personas necesitan."

Por Paulina Flores

Anita Raddatz. Salió del colegio el 2016, pero decidió darse un año sabático: "No tenía idea qué estudiar. O sea, quiero estudiar muchas cosas, me encanta la filosofía y también la ciencia, me gusta aprender en general, el conocimiento por el conocimiento, sin un fin específico, y ese es mi problema, que no me imagino ejerciendo, trabajando en algo, sea o lo que sea".

Vive en Recoleta con su mamá, su abuela y un tío. La casa está rodeada por edificios modernos y altísimos, que hacen sombra todo el día en el patio: "Pero no me doy mucho cuenta porque ando casi todo el día afuera, trabajando, juntándome con amigos, yendo al museo, al GAM, que es mi lugar preferido y donde siempre me encuentro con alguien, o dando vueltas simplemente, matando el tiempo".

Por las mañanas tiene dos trabajos: de 8.00 a 10.00 horas trabaja vendiendo colaciones, sándwiches y jugos que ella misma prepara a la salida de la estación de metro Patronato. Y de las 10.30 hasta las 14.00 en el tribunal de familia de San Antonio como promotora: "La pega se trata de entregarle tarjetas de abogados o buffets a la gente que va saliendo del tribunal. A veces incluso damos un poco de información. Llevo harto rato haciéndolo, entonces he aprendido algunos términos de derecho y algunas leyes. Me gusta mucho, pero a veces se ven peleas entre matrimonios o niños llorando, esa es la parte triste".

Vuelve a almorzar a su casa, se lleva el computador a la cama y ve videos en Youtube y luego lee un rato, a veces duerme una pequeña siesta, pero a las 17.00 siempre está fuera de su casa: "Disfrutando de la ciudad".

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