• Pololeos sanos, ojos abiertos

    por karol lucero / @Karol_LuceroV

    En Chile, año tras año, las denuncias por violencia intrafamiliar superan con creces las 100.000. Junto con la natural tristeza que suponen estas cifras, surgen preguntas de forma inevitable: ¿En qué punto las agresiones empiezan a tomarse una relación de pareja? El sentido común nos lleva a observar el pololeo, planteando, a la vez, otra interrogante: ¿Cómo están viviendo hoy sus relaciones los adolescentes?

    El respeto y el consentimiento son conceptos imprescindibles a la hora de formar una relación de pareja. La cifra antes señalada evidencia que, necesariamente, en algún punto esos pilares están quedando de lado. Pero antes de llegar a un hecho de violencia explícita como una amenaza, una lesión o un acercamiento sexual no consentido; el límite se está corriendo poco a poco y las señales están siendo pasadas por alto.

    La violencia en la pareja es un fenómeno que va en escalada. Considerando la forma en que hoy los jóvenes se relacionan y comunican, el espacio virtual suele dar los primeros indicios. Exigir al pololo o polola ver sus mensajes privados, pedir sus contraseñas, controlar con quién se comunica o a quién tiene como amigo o amiga, son algunos de los primeros signos de que la violencia se está empezando a manifestar (y tolerar, si es que accede a ese control). Esto ocurre, muchas veces, porque hay una visión equivocada de lo que es estar en pareja. Luego de esto, la manipulación, los insultos o las palabras hirientes, sólo por dar un ejemplo, están a la vuelta de la esquina.

    La PDI, a través de su Departamento de Apoyo y Acción Comunitaria, ha realizado uno de los primeros diagnósticos respecto a este tema, encuestando a jóvenes de entre 11 y 17 años de todo Chile. Los números, lamentablemente, avalan todo lo antes expuesto.

    Un 41% de los encuestados, lo que corresponde a casi 2000 jóvenes, aseguró estar viviendo algún tipo de violencia en su pareja. Mientras un 9% reconoció haber sido víctimas de hechos de violencia explícita -que se consideran delito, ante lo cual no queda otra alternativa que denunciar-, un 32% advirtió señales de violencia como las ya señaladas: invasión, control y manipulación, principalmente. Esto hace aún más claro lo importante que es poner el tema sobre la mesa, generar campañas para sensibilizar como las que está desarrollando la PDI y reforzar la comunicación, hablando el tema en la casa, con la familia y en el círculo de confianza.

    El primer paso tiene que ser necesariamente hacer que los adolescentes sean conscientes de que su integridad física y emocional está primero y que el amor no nos puede cegar, haciéndonos tolerar situaciones que nos dañan. El compromiso debe ser de todos. De esa forma podremos evitar o, al menos, disminuir un fenómeno complejo, y que muchas veces se hace invisible.

    "Exigir al pololo o polola ver sus mensajes privados, pedir sus contraseñas (...) son algunos de los primeros signos de que la violencia se está empezando a manifestar."


    Un consejo

    Si quieres conocer más sobre las cifras de esta indagación de la Policía de Investigaciones y de la campaña que educa sobre la violencia en el pololeo visita la siguiente dirección: https://tinyurl.com/kkbsojl

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