• "Las condiciones que hay ahora son incluso peores que las que había en 2017 por la sequía"

    Exmilitar español explica las mayores dificultades que enfrentan al volar y trabajar en el combate de siniestros en el país.

    Leo Riquelme

    Jesús Murias, piloto de helicópteros de la empresa Calquin, ha estado sobrevolando la zona centro y sur de Chile por estos días. Lo ha hecho en un Augusta 119 Koala no por placer. Lo hace en lo que, asegura, son las peores condiciones: sobre incendios forestales y trabajando en su extinción.

    El exmilitar español ha pasado las últimas siete temporadas en territorio nacional, como parte de la flota de cerca de 40 naves que contrata Conaf para combatir el fuego. "Somos pilotos españoles y chilenos. Durante el verano de Chile trabajamos acá, y en el verano de España viajamos a España", cuenta.

    O sea, ¿no tiene invierno?

    "No, ni tenemos ropa de abrigo", bromea.

    Murias tiene siete campañas en Chile y 3.600 horas de vuelo y maneja lo suficiente la zona. "Los bosques del sur son más húmedos, sobre todo desde el Biobío, y Santiago es más seco. El tipo de bosque también varía", agrega.

    ¿Eso significa que se vuela y trabaja en la extinción del fuego de manera distinta?

    Los incendios son distintos dependiendo de la especie afectada. Hay especies resinosas, como el pino y el eucalipto, que se caracterizan por incendios muy virulentos. Luego, el bosque nativo normalmente y sobre todo los de más al sur, conserva más la humedad y tiene una gran cantidad de hojas en el suelo que se van quemando de forma muy lenta pero muy constante, y necesita mucho trabajo retirar esa hoja desde ese suelo vegetal hasta llegar al suelo mineral para detener el avance del incendio. Influye también la orografía (el relieve terrestre), la humedad del terreno, el viento… todo influye.

    En estas siete temporadas, ¿cuál ha sido el incendio más complejo de enfrentar?

    La más compleja fue el 2017, con la Tormenta de Fuego. Era impresionante, nos dejó a todos tocados porque excedía los incendios, era una emergencia nacional. Volamos muchísimas horas para hacer posible que no se detuviera la extinción. Fue muy grave.

    Las condiciones de ese 2017, ¿son muy distintas a las de hoy?

    Las condiciones que hay ahora son incluso peores por la sequía. La vegetación está muy estresada porque ha habido muy poca agua en los últimos años, especialmente el último invierno ha sido muy seco. La vegetación está 'muy disponible' porque el grado de humedad es muy bajo, entonces apenas hay una ignición la vegetación prende. El matorral ahora se comporta como se comportaba el pastizal hace unos años. Es como si fuese un combustible fino.

    ¿Eso significa que todo se quema y avanza más rápido?

    Sí. La vegetación conserva agua, entonces incluso frena el incendio de pastizal, pero en este caso no, el matorral se comporta como si fuera pastizal y arde a gran velocidad.

    Dichas condiciones, ¿dificultan el trabajo desde el aire?

    Sí, desde el aire y desde tierra. Lo que más dificulta la extinción es el viento y la orografía, pero la sequía provoca que sean más fáciles de provocar y más extensos, porque corre muy rápido en una vegetación tan seca.

    ¿Puede explicar cuán difícil es pilotear sobre fuego y humo?

    Es una operación muy compleja, primero porque llevas una carga externa, con mil kilos colgando de la panza del helicóptero. Es una condición además de temperatura muy alta, con viento, humo… son las peores condiciones para volar. Además, operan muchos medios aéreos en un espacio muy reducido, lo que significa que tiene que haber una coordinación muy buena por radio de todos para que no se produzcan situaciones peligrosas.

    ¿Porque podrían chocar?

    Claro, porque se reduce la visibilidad por el humo. Todos los medios que están participando del incendio tienen que tener un mapa mental con la situación en que están involucrados. Por eso las naves notificamos cuando estamos entrando en balsa, saliendo, comenzando a lanzar, saliendo de lanzar, corte de motor, despegue…

    Cuando vuelan sobre fuego, ¿el helicóptero se mueve mucho más que lo normal?

    Sí, por las turbulencias del viento, del propio incendio y las corrientes térmicas.

    ¿Y dónde aprendió a volar en esas circunstancias?

    Muchos somos exmilitares, en el ejército nos formamos y tuvimos muchas horas de experiencia. Mínimo diez años cada uno volando en diferentes situaciones. Luego empezamos en España combatiendo incendios y cuando tienes la experiencia suficiente, porque en Chile son muy exigentes, das el salto a Chile. Chile es una escuela de pilotos muy importante porque las condiciones son muy exigentes. En Chile volamos muchas más horas y la operación es mucho más exigente en condiciones.

    ¿Y la familia queda en España?

    Ahora queda en España. Al principio se venían conmigo. Acá hacemos períodos de 20 días de trabajo por diez días de descanso, entonces en los periodos de descanso mi esposa se venía conmigo en los dos primeros años y aprovechábamos de hacer algo de turismo. Luego vino también mi hijo pequeño, al que le han salido los dientes aquí en Chile y ha aprendido a gatear acá en una base forestal, así que es medio chileno ya también.

    ¿Y no quedan preocupados con que venga a trabajar en estas faenas tan peligrosas?

    Sí, sobre todo cuando no conseguimos internet, porque a veces trabajamos en zonas remotas y no podemos comunicarnos por Whatsapp, entonces pasa todo el día sin saber nada de mí… entonces cuando llego y puedo mirar el teléfono tengo mensajes de mi madre, de la familia preguntando si está todo bien. La verdad es que estos días de fin de año se hace un poco duro estar lejos.

    "Volar sobre incendios es una operación muy compleja por la carga, la temperatura alta, con viento y humo."

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