• Extensa cuarentena tiene a la RM con el menor nivel de smog de la historia

    Episodios críticos bajaron un 66% respecto al año pasado. Uso de leña y la reciente alza de vehículos podrían romper la tendencia.

    Diego Gotelli C.

    Las ya clásicas fotografías invernales de Santiago bajo una densa capa de contaminación han escaseado este año, pues durante la época más compleja para la calidad del aire la Región Metropolitana ha logrado mantenerse con índices históricamente bajos de smog.

    Desde que empezó el lapso de episodios críticos, el pasado 1 de mayo, la capital registraba hasta el viernes cinco días donde la cantidad de material particulado fino (MP2,5) en el aire había marcado niveles de alerta ambiental, mientras que en ningún día se había alcanzado una saturación como para decretar una preemergencia, algo inédito en las dos décadas que se lleva registro de la polución capitalina.

    "El balance es absolutamente positivo. El año pasado ya llevábamos 15 episodios críticos, lo que significa una baja del 66%", destacó el seremi de Medio Ambiente de la RM, Diego Riveaux.

    Hasta ahora el año con mejor calidad del aire era el 2017, que culminó su época crítica con 25 alertas y dos preemergencias. Por contraparte, el 2013 fue el peor con 127 episodios, entre 41 alertas, 60 preemergencias y 26 emergencias. Esta última condición no se registra hace cuatro años en la capital.

    Los motivos

    Cuando aún resta un mes y medio para culminar la temporada de mayor contaminación regional, la autoridad ambiental tiene claro que el principal factor que influyó en la ausencia de smog ha sido la extensa cuarentena por la pandemia del Covid-19.

    La vinculación entre el encierro y la calidad del aire es directa. Datos de la cartera consignan que el principal contaminante de la región son los vehículos, que generan el 39% del smog, un sector que según el Ministerio de Transportes ha disminuido en un 57% su circulación respecto a marzo. En el listado le siguen el uso de leña (38%) y las industrias (15%), las que también están en gran parte paralizadas.

    A ello se suman las intensas lluvias de junio, que no se veían hace años en la región. "Este ha sido un invierno perfecto: la gente encerrada y con buena cantidad de lluvia", dijo el seremi Riveaux.

    Sin embargo, no todo ha sido bajas, pues las fiscalizaciones sanitarias han detectado un aumento de uso de calefacción a leña por la mayor estadía de las familias en sus hogares, lo que explicaría los cinco casos críticos registrados a la fecha. Su uso está prohibida en la provincia de Santiago y las comunas de San Bernardo y Puente Alto, lo que se hace extensivo a toda la región en alerta o preemergencia.

    Para las semanas venideras el panorama es más incierto, pues Meteorología pronosticó un trimestre con lluvias bajo lo normal, mientras que Transportes ha reportado aumentos de circulación vial en las últimas semanas en el Gran Santiago.

    "Nos preocupa el incremento importante que se observa en los vehículos circulando por las calles", dijo el lunes pasado la ministra Gloria Hutt al reportar un alza del 7% de vehículos en la capital.

    Riveaux cree que estos factores romperían la tendencia y elevarían los casos críticos, sobre todo cuando se avance en un desconfinamiento, por lo que instó a potenciar el uso de vehículos no motorizados en la etapa pospandemia.

    "Este ha sido un invierno perfecto: la gente encerrada y con buena cantidad de lluvia

    diego riveaux, seremi medio ambiente"

  • Hospitales subieron un 40% su atención a domicilio ante alta ocupación de camas

    Recintos como el Félix Bulnes y San Juan de Dios debieron potenciar esta estrategia.

    Pacientes siendo derivados a regiones y otros esperando en ambulancias para ser atendidos fueron imágenes que marcaron el momento más crítico de los recintos asistenciales de la RM en la pandemia. Un colapso que llegó a tener a casi toda la red capitalina con un 100% de ocupación de camas intensivas, y que forzó a los hospitales a buscar opciones para dar tratamiento a los contagiados.

    Una de las medidas que tomó fuerza fue la hospitalización domiciliaria, idea por la que apostaron recintos como el Félix Bulnes y el San Juan de Dios, lo que les permitió disminuir su atochamiento durante junio. Entre los dos pasaron de 155 cupos para atención hogareña a 230.

    La estrategia consideró contratación de más personal médico y se enmarcó en una apuesta del Servicio de Salud Occidente que además consideró ampliar la idea hospitales de Melipilla, Peñaflor, Talagante y Curacaví.

    En total se aumentó un 40% la capacidad de hospitalización en el domicilio en estas zonas, llegando a tener 365 cupos y 162 funcionarios dedicados a la labor. En junio se ocupó un 87%, lo que liberó unas 300 camas para ser usadas por más pacientes. El director del servicio, Francisco Miranda, destacó que además se evitó que pacientes no Covid se internaran en el hospital, arriesgándo contagios.

    "Ha sido esencial en la padendemia", enfatizó.

    Para la hospitalización domiciliaria se evalúan aspectos médicos y sociales, y lo instruye el médico tratante.

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