• Abusos y adversidades en la infancia debilitarían el sistema inmune en la adultez

    Las personas serían más propensas a padecer enfermedades crónicas no transmisibles. Así lo arrojó un análisis de la Universidad Estatal de O'Higgins (UOH) en conjunto con Cuida UC y la Fundación para la Confianza.

    Gracia Rodrigo B.

    Es conocido que haber sufrido experiencias traumáticas como abuso sexual u otras adversidades durante la infancia, como violencia, abandono o negligencia, generan un impacto de por vida, especialmente en lo que se refiere a salud mental.

    No obstante, también afecta la salud física y en particular, hace más propensas a las personas a tener un peor sistema inmune (el de las defensas) cuando son adultos y por lo tanto, ser más susceptibles a sufrir enfermedades crónicas no transmisibles, como la obesidad, hipertensión, cáncer y diabetes.

    Así lo confirmó un estudio realizado por la Universidad Estatal de O'Higgins (UOH) en conjunto con el Centro de investigación del abuso y adversidad temprana de la Pontificia Universidad Católica (Cuida UC) y la Fundación para la Confianza.

    El investigador del Instituto de Ciencias de la Salud de UOH, Bernardo Krause, explicó que tras analizar datos internacionales de más de 300 personas, pudieron confirmar que estas adversidades dejan "marcas", alteraciones en las células del sistema inmune y que aumentan significativamente desde los 40 años, siendo aún mayores en los 50 años.

    Esas "marcas" son una reacción biológica a lo que nos ha pasado en la vida y condicionan nuestras reacciones. La buena noticia es que se cuantificó que esos marcadores no son constantes hasta los 40 años, por lo que hasta esa edad, "la biología sería capaz de aprender nuevas situaciones". Así, en esta ventana de alta "plasticidad epigenética", "se podrían realizar intervenciones, representando una oportunidad para abordar el efecto negativo que tiene la adversidad en la persona", dijo Krause.

    En palabras simples, si la persona se tratara hasta esa edad, tendría más posibilidades de prevenir las enfermedades antes mencionadas. ¿De qué tipo de tratamiento hablamos?. Depende de cada caso y persona. En algunas tendrá más relevancia los medicamentos, las intervenciones psicológicas e incluso actividades deportivas y espirituales o una mezcla de ellas.

    ¿y el detalle?

    Actualmente los investigadores, dice Krause, están en la tarea de determinar particularmente qué tipos de células del sistema inmune se ven más afectadas con el abuso sexual, lo cual a largo plazo también podría convertirse en un medio de prueba de calidad criminalística que evite la revictimización de las personas en esos procesos.

    Asimismo, esperan que los resultados ayuden a definir mejor qué intervenciones sociales hay que aplicar para evitar estas situaciones "porque lo que no va a pasar es que la gente deje de relacionarse. Por ejemplo, existe un modo abusivo de ser adultos", lo que quedó reflejado en la Primera Encuesta Nacional de Abuso Sexual y Adversidades en la Niñez , donde una de cada cinco personas en Chile dice haber sufrido abuso sexual siendo menor de edad (ver recuadro).

    Más adelante, también esperan poder determinar "qué tanto esto representa la situación de salud de los chilenos, donde uno ve mucha obesidad y cáncer y ver qué tanto se relaciona con la historia de vida".

    "Los marcadores no son constantes hasta los 40 años. La biología es capaz de aprender nuevas situaciones.

    bernardo krause, investigador uoh"

  • Un 18% de los adultos en Chile sufrió abuso sexual cuando era menor de edad

    La Primera Encuesta Nacional de Abuso Sexual y Adversidades en la Niñez que elaboró el centro Cuida UC junto a Fundación para la Confianza, y que fue dada a conocer en mayo, expuso por primera vez datos concretos de este tema en el país. Según sus resultados, 18% de los encuestados dijo haber sido víctima de abuso sexual siendo menor de edad, donde el victimario tenía 12 años o más y que tuvieron que esperar 10 años o más (48%) para contarlo.

    Un 44% lo sufrió una vez, 28% respondió que fueron hechos reiterados y 26% dijo haberlo vivido de varias personas en distintas ocasiones.

    Respecto a los agresores, 23% correspondió un conocido de la familia, seguido por un vecino (8%), la pareja/pololo/esposo (2%), un amigo/a (1%), un instructor de disciplina (1%), un cuidador/a (1%) y un sacerdote, diácono o religioso (1%).

    "Esta encuesta nos entrega información muy valiosa (...) ese 18% es muy distinto en género. Por ejemplo, tenemos un 28% en mujeres y 8% en hombres, entonces son datos que son muy importantes y que nos van a ayudar también comunicar esto a la política pública para hacerse cargo como sociedad y proteger la infancia, porque si establecemos qué en Chile ocurre esta situación adversa de manera muy frecuente, lo que debemos hacer como sociedad es estar muy conscientes de estas alertas y buscar todas las maneras de proteger a los niños y niñas para que no vivan estas experiencias porque ya sabemos el impacto grave que tienen en su vida presente y futura", dijo la directora ejecutiva de Cuida UC, Pía Santelices

    Entre los trastornos de salud mental diagnosticados por profesionales de la salud por abuso sexual infantil están la depresión (38%, en comparación con 17% de la pobñación que no lo ha sufrido), estrés postraumático (11%), la ansiedad generalizada (16%), la ideación suicida (13%), las autolesiones no suicidas (8%) y trastornos del aprendizaje (8%).

    El estudio se aplicó a 2.021 personas entre diciembre y enero pasado.

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