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  • La protesta más masiva en Plaza Italia desde marzo terminó con choque de barristas y quema de iglesias

    Miles de personas recordaron el año de estallido social. Gobierno destacó que vandalismo fue ocasionado por "grupos minoritarios".

    Leo Riquelme

    Miles de manifestantes llegaron ayer a Plaza Italia a conmemorar el primer año del estallido social, que partió el 18 de octubre de 2019. La asistencia fue la más grande para una protesta en el país desde el inicio de la pandemia en marzo, y ocurre a una semana del plebiscito constituyente, que fue una de las medidas que impulsó la clase política para enfrentar el descontento.

    Según Carabineros concurrieron 25 mil asistentes, aunque todo indica que la cifra fue mucho mayor. Gran parte de quienes participaron se manifestaron tranquilamente, pero a medida que avanzó la tarde la tensión aumentó primero con un enfrentamiento entre barristas, y luego con un incendio a la iglesia institucional policial y la destrucción de la Parroquia de la Asunción, en Vicuña Mackenna.

    Desde temprano comenzaron a llegar al límite de Santiago con Providencia miles de ciclistas y personas con banderas chilenas, mapuche, de clubes de fútbol, una micro amarilla como las que circulaban hasta el debut del Transantiago, además de personajes disfrazados y abundó la pirotecnia.

    El uso de mascarillas fue mayoritario, pero la distancia social para evitar la propagación del covid-19 no se respetó.

    A mediodía, manifestantes volvieron a pintar de rojo el monumento del general Baquedano. La escultura ya había sido teñida el viernes y esa misma noche el Gobierno la pintó de negro. El intendente Felipe Guevara dijo en la víspera que la restaurarían cada vez que hubiera "conductas de desprecio a la historia, a los héroes".

    Pasadas las 13.00 horas, un grupo intentó agredir al alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC). Le gritaban: "Que se vayan todos, que no quede ni uno solo". Por Twitter, el presidenciable le bajó el perfil a la situación. Dijo que estuvo "una hora" en la protesta. "Cuando salí un par de personas consideraron que yo no debía estar. Trataron de agredirnos, pero no caímos en la provocación". Luego volvió a la plaza.

    La violencia

    En la tarde, encapuchados robaron y prendieron fuego a la parte trasera de la iglesia de Carabineros. El incendio fue controlado por Bomberos, pero en la noche se reactivó y el daño empeoró.

    En paralelo, barristas de Colo Colo y la U. de Chile protagonizaron una pelea. Las escaramuzas siguieron hasta las 19.00 en el Parque Bustamante e incluyó el lanzamiento de fuegos artificiales directos al cuerpo. Los hinchas destruyeron mobiliario para usarlo como armas contra sus rivales. Hubo al menos un apuñalado.

    A continuación se registró un incendio en la Mutual de Seguridad que fue rápidamente controlado y de ahí vino lo más impactante. Encapuchados comenzaron a prender barricadas y convirtieron en una pira la Parroquia de la Asunción, en Vicuña Mackenna.

    "¡Quémala, quémala!", gritaban los vándalos. El templo construido en 1876 había sido saqueado el 8 de noviembre y ayer fue incendiada. Las llamas subieron rápidamente hasta la cúpula, donde se ubicaba el campanario, el mismo que se desplomó a las 19.58 en medio de los vítores y fotografías de los antisociales.

    Más tarde, un supermercado de Diagonal Paraguay con Portugal fue saqueado. Para el alcalde de Santiago, lo sucedido fue "delincuencia y violencia organizada" y exigió medidas.

    En otras comunas de la Región Metropolitana, como en Puente Alto y Melipilla, hubo ataques a comisarías.

    Llamado de campillay

    Estos hechos alteraron una jornada que en Plaza Italia se mantuvo tranquila. En la estatua pintada de rojo se hizo una alegoría a las personas que sufrieron traumas oculares en el estallido social.

    Una de las víctimas, Fabiola Campillay, lo agradeció desde San Bernardo. "Es muy lindo. Todos los homenajes nos dan mucha fuerza", dijo antes de que se iniciara un acto cultural en su barrio.

    "Con lo que viene (el plebiscito) y la gente que no va a dejar las calles el futuro va a ser mejor", agregó.

    La jornada fue monitoreada desde temprano por ministros y subsecretarios en La Moneda. Según Interior, en una reunión de coordinación matinal el Presidente Sebastián Piñera le planteó a los encargados de seguridad "la importancia de distinguir entre el manifestante pacífico y el violento".

    El ministro del Interior, Víctor Pérez, diferenció que "los pocos hechos de violencia", las "expresiones de brutalidad" que se cometieron durante la jornada los provocaron "grupos minoritarios".

    Asimismo, pidió considerar que los manifestantes pacíficos fueron "protegidos" por los carabineros.

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