En Cuba pasa algo extraño. Cuando se escucha a alguien hablando inglés, inmediatamente se piensa que son gringos. Tiene sentido, ya que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos comienzan a normalizarse. Pero no, el gringo al lado suyo en La Habana será la mayoría de las veces canadiense, que durante la época invernal es el turista que predomina en la capital cubana.

Como bien dice Luis, chofer de un Pontiac del año "51, uno de los cientos de automóviles gringos que existían desde antes de la revolución de Fidel Castro: "El país está comenzando a cambiar centímetro a centímetro". Sin embargo, a pesar de los cambios que comienzan a regir en Cuba, La Habana sigue siendo una ciudad que permanece detenida en el tiempo.

Aquí, turistear es como estar en los "80. El reloj parece correr más lento y los tacos y grandes aglomeraciones no existen. Como punto de partida, está el Paseo del Obispo, uno de los más concurridos, y un lugar donde los grupos salseros suenan en todas las esquinas con su "Guantanamera" o interpretando los clásicos de Buena Vista Social Club.

Detenerse un momento y mirar la vida Habanera ya es un goce en sí mismo: transeúntes fumando puros, parejas bailando salsa en la calle e incluso niños haciendo acrobacias en la Catedral de La Habana, son algunos de los parajes que se pueden apreciar sentado en los cientos de cafés que hay en esas esquinas.

El arribo de Obama

Pese a los preparativos que se pueden ver, frente a la llegada por primera vez en 50 años de un mandatario norteamericano a Cuba, la capital no se vuelve loca. El 21 de marzo arriba a la isla Barack Obama, pero las cosas paracen no salirse de su ritmo.

Ahí sigue el Paseo del Obispo y las vías aledañas. La calle Brasil, lugar de fuerte influencia española que lleva hasta la Plaza Vieja, es una de las menos concurridas por turistas gringos, donde se puede visitar la "Camera Obscura", una sala donde a través de un espejo se puede ver todo el detalle de la restauración de edificios en La Habana, el planetario y, a solo una cuadra, la galería de la pintora venezolana Carmen Montilla, que sorprende con su obra.

Otros lugares poco concurridos son las "cooperativas", unas especies de cité caribeño donde se sobrevive a través del arte y la música. En pleno centro de La Habana está el callejón de James, lugar que está repleto de murales relacionados a la "Santería", principal creencia en Cuba, que une creencias católicas con la cultura tradicional Yoruba, proveniente de Nigeria. Allí, se puede apreciar todo lo proveniente a las raíces esclavas cubanas, influenciadas por la cultura africana.

Ahora, si se buscan destinos más tradicionales, el espec- táculo "Tropicana" es un lugar ideal para disfrutar de buena música junto a las bailarinas más bellas, y unas acrobacias impactantes que se observan junto a un "Mojito", "Cuba Libre" o "Daiquiri", los tragos típicos de la capital.

Por último, si va en busca del mejor cóctel, los bares favoritos del escritor Ernest Hemingway, "La Bodeguita del Medio" y "La Floridita", son los locales de mayor tradición para disfrutar de igual manera que el escritor norteamericano.

Para no olvidar está la Plaza de la Revolución, la casa del "Che" Guevara con vista a toda la bahía de La Habana, un paseo por "El Malecón", que es la costanera y principal avenida, y un paseo en un auto de los años "50, como panoramas ideales para disfrutar de la capital cubana en todo su esplendor.

Con el tiempo corriendo más rápido que nunca en estos tiempos, la visita de Obama sería el primer paso de una globalización forzosa, en una ciudad que vive a su tiempo y ritmo.

Los Rolling Stones anunciaron hace unas semanas que terminarán su gira Latinoamericana tocando por primera vez y gratis en La Habana, el 25 de marzo.

Si se quiere salir de fiesta en La Habana, un imperdible es la Fábrica de Arte Cubano, galería con capacidad para 800 personas. Cierra a las 3 AM.