• El amor no es para narcisos ni cobardes

    por constanza michelson / @psicocity

    "Nací sin el gen de hacerme la difícil": es un hit de columna en las redes sociales. La autora se queja del insufrible juego del gato y el ratón en la erótica. No quiere ser ratón, quiere hablarle al gato como gato, anhela -como muchos- que el lenguaje del amor sea el de llamar al pan, pan, al vino, vino. Nada de disimulos del deseo.

    "Yo no miento, ni me disfrazo, ni me maquillo, ni escondo", nos cuenta con el orgullo del mártir, quien se sacrifica en nombre de un bien supremo. Sacrifica seducción por transparencia -"Estoy acostumbrada a decir lo que pienso"- lamentando existir en un mundo no preparado para seres como ella: "Claramente sigo soltera".

    Una queja a la moda. Una política populista del amor: seamos transparentes y el amor funcionará. Dejémonos de los juegos del dar y quitar para que aparezca el hombre nuevo, ese que sí sabría amar sin rodeos. Así, llegaría el anhelado fin de la historia de las tensiones calienta sopas, de las decepciones sorpresivas, del mal de amor y todas las puñaladas al ego de las dependencias pasionales.

    Algunas demagogias que prometen un estado orgulloso de lo amoroso: terapias para el autocontrol, para el quiérete a ti mismo, candys somníferos para la ansiedad de la espera de esa llamada, padres nuevos que prefieren que sus criaturas sean insoportablemente egocéntricas antes que repitan las humillaciones de quien cede a su "sí mismo" en busca de ser amado.

    La teoría sueca del amor, el documental de Erik Gandini, habla de lo que sucede cuando la vida amorosa privilegia la independencia como si fuera el opuesto al amor. Esos países nórdicos, paradigmas de la idealización del alma humana -esas geografías planas de la suciedad de las bajas pasiones - padecerían de otro mal: de la soledad y el aburrimiento. Forzar las cosas hacia el reencuentro con una supuesta naturaleza bondadosa del hombre, libre de todo mal, siempre tiene consecuencias. Las tolerancias cero nunca son gratis. Cada vez que buscamos a Rousseau ("el hombre es bueno por naturaleza") inevitablemente nos encontramos con Sade (Paglia), es decir con ese lado opaco de la infraestructura humana.

    Ese lado que nos hace elegir la manzana una y otra vez, exiliándonos del paraíso del "digo todo lo que pienso" y de esa desnudez que no tiene vergüenza -porque no se tienen bolsillos para el lucro, ni ojos afanados por rajar los velos- pero que tampoco interpela. La fantasía de la desnudez del paraíso, del amor sin miedo, del hombre sin conflicto, parecen proyectos de punta de la racionalidad, pero son más una aspiración infantil para controlar el miedo, o bien una aspiración igualmente infantil para controlar el mundo desde el narcisismo. Como la autora que no quiere el amor sin el costo del juego incierto de la seducción, que busca que la amen aunque diga todo lo que piensa, como si en ello hubiera antes verdad que impulso. Porque eso que pensamos, muchas veces al pensarlo dos veces, ya es otra cosa.

    Quizás la autora de la columna en cuestión padece una soltería (que no quiere) porque no entendió que el amor no es para narcisos ni cobardes. Es para aquellos que sí mienten, sí se disfrazan, sí se maquillan y sí ocultan, no por mala fe necesariamente, sino porque se comieron la manzana. Y fuera del sueño del paraíso infantil, optaron por vivir de acuerdo al laberinto de las reglas del deseo: no siempre seré amado por lo que soy, no por amar seré amado, no siempre deseo lo que creo que quiero, aunque diga que quiero ser gato muchas veces busco ser cazado como ratón.

    Nota mental: No se puede esperar un saber en tiempos de la seducción, porque si uno no es transparente con sus propios deseos, tampoco se puede esperar eso del otro. Buscar desesperadamente un saber ahí, no hace nada más que traer la maldición de la ansiedad.

    "No se puede esperar un saber en tiempos de la seducción, porque si uno no es transparente a sus propios deseos, tampoco se puede esperar eso del otro."

    Recibiré sus alegatos, dudas, tormentos y quejas a paisintimo@gmail.com.

  • Una higiene dental deficiente podría aumentar el riesgo de neumonía

    Quienes no asisten regularmente al dentista poseen un 86% más de riesgo de desarrollar la enfermedad que quienes acuden, al menos, dos veces al año.

    Javiera González R.

    Visitar al dentista para muchos no es el panorama perfecto, sin embargo podría ser fundamental para mantenerse saludable.

    Según un estudio de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia, en Richmond, EE.UU., quienes no asisten con frecuencia al dentista tienen un 86% más de riesgo de desarrollar neumonía que quienes acuden dos o más veces al año. Esto, según la investigación, se debe a que en la cavidad bucal se alojan bacterias que se pueden propagar a la zona respiratoria si no se tiene una correcta higiene bucodental, que debe estar acompañada de visitas periódicas al dentista.

    Para llegar a esta conclusión, fueron 26.000 los pacientes que contestaron una encuesta sobre el tipo de atención médica que recibían. En el análisis de datos se pudo descubrir que un total de 441 participantes tenía neumonía bacteriana, lo que permitió a la directora principal del estudio, Michelle Doll, evidenciar que la salud bucal está relacionada con la salud general. En tanto, Matthew Hopcraft, odontólogo australiano, aseguró que no es una coincidencia que la mala higiene dental sea común en los ancianos, al igual que el desarrollo de neumonía.

    la mala higiene bucal también puede favorecer la aparición de gingivitis y proliferación de caries.

  • Crean app sobre víctimas del holocausto

    "Memento Wien" es el nombre de la página web creada por el Archivo de la Resistencia Austríaca que fue adaptada para su uso en dispositivos moviles y que permite recorrer sitios del holocausto en Viena. Esto, a modo de conmemoración de las víctimas, puesto que no sólo ofrece información sobre algunos edificios emblemáticos de la represión, sino que también sobre los fallecidos. La App cuenta con datos de 623 edificios del centro de Viena donde vivieron 5.125 víctimas. Además tiene fotografías.

  • Las personas inteligentes son más aisladas

    Una investigación realizada por psicólogos de la Singapore Management University y la London School of Economics and Politial Science, concluyó que las personas más inteligentes son más independientes, pues no necesitan relacionarse con otros para ser felices. El resultado -obtenido tras estudiar el comportamiento de 15 mil adultos- permitiría afirmar, según los investigadores, que la gente inteligente se adapta más rápido a su entorno y por eso no necesitaría de relaciones para recibir apoyo.

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