• "No sé si existen los finales felices"

    Su libro debut bastó para que el Grupo Planeta se fijara en su pluma y llevara sus cuentos a otros continentes. Hoy, la columnista de hoyxhoy, cuenta cómo está viviendo su "estirón literario".

    Magdalena García C.

    Quedó inscrito en los almanaques y recuentos literarios del 2016: su primer libro, "Qué vergüenza", es "inolvidable" y uno de los mejores del año. Editorial Planeta se fijó en Paulina Flores y sacó sus cuentos al mundo. El mundo respondió con aplausos y la editora de Seix Barral, Elena Ramírez, respondió con una invitación para que escribiera el prólogo de una de las reediciones de Carson McCullers que aparecerán este año. Flores tiene recién 26 años y podría estar flotando sobre esa sensación de felicidad que entregan los logros, pero ella prefiere concentrarse en los detalles de su segunda obra. Dice que "lo principal es aferrarme a mi trabajo, centrarme en la literatura, focalizarme en lo que quiero conseguir con la nueva historia que estoy escribiendo, porque al final del día, sólo estamos yo y mi computador".

    Flores describe su escritura como "decimonónica vaporwave", algo que podría traducirse en una forma de escribir que enlaza a la perfección lo antiguo con lo nuevo. Lo que viene del siglo XIX con la música indie electrónica, con sonidos de los 80 que mezcla el Vaporwave, un estilo que para muchos es una reflexión sobre el capitalismo y la sociedad de consumo.

    La forma de Paulina, la profundidad de sus relatos, la visión actual y social de sus personajes y el mundo interno de ellos, están encantando a muchos. Por eso la invitaron a prologar "La balada del café triste" de McCullers, uno de los varios libros de la escritora estadounidense que serán reeditados con motivo de su centenario.

    ¿Escogiste tú el texto para prologar?

    No, pero de todas formas yo había leído "La balada del café triste". Tenía el libro en una edición de bolsillo muy bonita. Fue lo primero que leí de Carson McCullers y me encantó. Después me compré la antología "El aliento del cielo", donde también aparecen los cuentos.

    ¿Cómo fue esta experiencia?

    Muy buena, aunque desafiante en el sentido que quería estar a la altura. Además es el primer prólogo que escribo. En la universidad escribí muchos análisis de obras, pero el texto para "La balada del café triste" debía ser más cercano, así que lo que más me costó fue dejar el academicismo de lado.

    ¿Es Carson McCullers una de tus inspiraciones?

    Sí, no solo por su escritura, sino por su imagen de autora, desafiante y segura en una época en que las mujeres no tenían mucha cabida en la literatura. El gótico sureño es mi género favorito y he leído todo lo que he podido sobre él, así que fue una suerte poder escribir un prólogo para Carson McCullers.

    Thriller magallánico

    El estirón literario de Paulina Flores contempla un segundo libro y desmarca totalmente de los nueve cuentos de "Qué vergüenza" (Hueders). El proyecto en el que está ahora es una novela, un thriller, y transcurrirá en Punta Arenas.

    ¿La escogiste por el clima, alguna inspiración nórdica?

    No. La verdad es que no conocía Punta Arenas y me gustó. La novela más bien tiene que ver con abandonar. Los personajes llegan a esa ciudad arrancando y con la esperanza de partir de cero y es más bien una pregunta: ¿lo lograrán?, ¿se puede?

    Cuando escribes, ¿haces una especie de retiro escritural?

    Trato de encerrarme lo más posible. No tengo los medios económicos para ir a encerrarme a la montaña y tengo que seguir trabajando en otras cosas para mantenerme, pero mantengo una rutina bien estructurada y trato de concentrarme mentalmente.

    ¿Cuándo supiste que la escritura era lo tuyo?

    Aún no sé si es lo mío de manera esencial, pero a los 21 decidí que quería ser escritora. La verdad es que lo hice bien instintivamente. No era una gran lectora, pero me habían maravillado Albert Camus y Franz Kafka, y luego cuando ya empecé a estudiar me enamoré completamente de la literatura, lo cual fue una suerte, porque si no, no sé qué otra cosa habría podido estudiar. Y en la época en que estudiaba Literatura, mis mejores amigos -con los que también vivía-, comenzaron a escribir ficción: faltaban a la universidad y se encerraban a escribir todo el día. Me alucinó el romanticismo y la disciplina con que lo hacían y me les uní.

    Estilo piano-piano

    Los años 90 son el principal escenario temporal de los cuentos de "Qué vergüenza". Transcurren entre Ñuñoa, Santiago y Talcahuano. Sus personajes son niños, preadolescentes y adultos jóvenes que de a poco entienden el mundo en el que viven, que no siempre es de finales felices. "Es que no sé si existen los finales felices", acota la autora. "Eso es como de Disney, ¿no? Me han dicho que a veces los cuentos son muy pesimistas, pero yo no creo que sea así. Sé que los personajes intentan comprender lo que son: lo que fueron, lo que querían ser y lo que terminaron siendo. A veces responden esa pregunta con desaliento; otras, con humor".

    La escritura íntima que propone Flores, esa indagación en el abismo interior de cada uno, es algo que surge de lectura de la escritora canadiense Alice Munro, Premio Nobel de Literatura 2013, y del taller de literatura del escritor chileno Alejandro Zambra, al que Paulina asistió antes de terminar su libro.

    Sus textos, sin embargo, no son autobiográficos. Como ella dice, la inspiración sale de la vida misma, de las series, películas y la música que escucha. "Ahora estoy viendo Mad Men de nuevo y viendo los documentales y películas de Werner Herzog. Los últimos cuatro meses he rayado con Frank Ocean y lo escucho siempre que estoy escribiendo", comenta y agrega que aunque suene todo muy vertiginoso, últimamente está operando "bajo el método piano-piano, es decir, avanzar lento, pero seguro".

    ¿Cómo fue el proceso de escribir "Qué vergüenza"?

    "Qué vergüenza" es mi primer libro. En cierta forma, aprendí a escribir con él y es difícil separar el proceso del libro del de la escritura en general. Pero en términos generales, puedo decir que fue un proceso largo, con etapas de mucha ansiedad, en el que sentía que lo que hacía no tenía ningún objetivo, pero eso mismo me daba la libertad que necesitaba para escribir.

    ¿Pensaste alguna vez que el libo iba a causar el revuelo que ha tenido?

    Lo pensé, en el sentido de que el libro me gustaba mucho, estaba conforme con el resultado, pero nunca imaginé la forma en que se podía materializar, con las entrevistas, las ediciones nuevas. Es extraño decirlo, pero siempre escribí para mí, para que a mí me gustara el resultado, y a pesar de que entendía el intercambio comunicativo que conlleva un libro, nunca pensé en que a la gente le podía gustar tanto como a mí, porque la literatura es algo muy personal, es como meterse con la religión de alguien, inexplicable e irrebatible.

    En una entrevista dijiste que al terminar la carrera te sentiste a la deriva. ¿Cómo se supera esa primera crisis vocacional?

    Saliendo a flote. Al final uno tiene que vivir, alimentarse y para eso no queda otra cosa que trabajar. Te vas metiendo en una cosa u en otra sin pensar mucho, y luego uno comprende por qué está en ese lugar y las cosas van adquiriendo sentido.

    Un cambio seductor

    Además de estudiar Literatura, completamente becada, Paulina Flores siguió Pedagogía (también becada) y en su día a día, además de escribir, les hace clases a jóvenes de entre 16 y 23 años en un 2x1.

    ¿Cómo hacer clases complementa tu escritura?

    Muy bien. Me alimento mucho de la juventud de mis estudiantes y aprendo. Además, como el trabajo de escritora es solitario, dar clases por las mañana y tener contacto con personas me ayuda a manejar la ansiedad. Ahora en las vacaciones ha sido un caos, así que estoy pensando en meterme a clases de algo, boxeo en el Club México es lo que más me tinca.

    ¿Cómo fue cambiarse de casa editorial?

    No lo busqué. Me llegó un correo de Seix Barral (Grupo Planeta) desde España y Elena (Ramírez) me lo propuso. Al principio estaba bien dudosa. Tenía ese mal pensamiento o prejuicio de que cambiándome a un conglomerado grande quizás me iban a apurar con los tiempos y las escrituras. Le pregunté a Alejandro Zambra, pero la verdad es que todo fue para bien. Elena me mandó un correo precioso diciéndome que le había gustado mucho mi libro, que se lo leyó en un fin de semana. Además, en la nueva editorial me relaciono con puras mujeres y eso me gusta, me siento acompañada. También me gusta que ocupen puestos que antes estaban reservados para los hombres solamente. Además, en Hueders fueron muy amorosos y generosos. En un minuto quería que me dijeran algo, que no fuera tan fácil, pero me dejaron partir y fue muy buena onda. También ya tengo contratos con traducciones extranjeras en Holanda, China e Italia. Todos para "Qué vergüenza" y con la nueva novela, también en Italia.

    "La verdad es que la literatura es lo que realmente amo y convertirme en escritora fue una decisión, así que no puedo más que sentirme afortunada No tengo los medios económicos para ir a encerrarme a la montaña y debo trabajar en otras cosas para mantenerme. Tengo una rutina estructurada Me alimento mucho de la juventud de mis estudiantes y aprendo. Como el trabajo de escritora es solitario, dar clases por las mañanas y tener contacto con personas me ayuda a manejar la ansiedad 'Qué vergüenza' es mi primer libro. En cierta forma aprendí a escribir con él y es difícil separar el proceso del libro del de la escritura en general. Puedo decir que fue un proceso largo"

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