• San Cristóbal: concesionario habilitará parque aventurero

    Recinto basado en juegos de cuerdas se ubicará junto a estación Oasis del Teleférico. Este último, a seis meses de su reapertura, ha transportado a unos 650 mil turistas.

    Leo Riquelme

    Tal como cuando sus papás lo traían desde Viña del Mar cuando chico planificó el día José Luis Batlle con su esposa, Claudia Hormazábal, y su hija Laura. El viaje consistió en recorrer los juegos Diana, el Barrio Meiggs y, obviamente, el Teleférico del Cerro San Cristóbal, en el Parque Metropolitano de Santiago.

    "El Teleférico fue fantástico . Yo no venía desde que tenía como ocho años. La sensación de ir volando y de apreciar Santiago sin tanto esmog ese día desde arriba es una experiencia totalmente recomendable", comenta aún feliz este hincha de Everton de 38 años, quien asegura que no le atemorizó surcar la ciudad a esa altura.

    "Tuve cero miedo... cero... tenía que contener a mi familia, que tenía miedo... mi familia, no yo, jaja", bromea.

    José Luis, Claudia y Laurita son tres de las 650 mil personas que han utilizado el nuevo Teleférico en sus casi seis meses de operación. Uno de los grandes atractivos de la historia del principal parque capitalino permaneció cerrado por siete años, hasta que en noviembre del 2016 reabrió bajo una modalidad de concesión, adjudicada a Turistik por una década.

    Su gerente, Christian Gamerre, cuenta que la afluencia de público a la fecha está cerca de un 15% por encima de lo que proyectaban a esta altura. Por ahora, ni siquiera las precipitaciones que han caído sobre la ciudad ha impactado la afluencia.

    "No hay mejor panorámica para apreciar Santiago que el Teleférico en un día después de lluvia", promociona el ingeniero comercial.

    Lo que viene

    El grueso de los turistas que se sube a los carros lo hace el fin de semana, aunque de lunes a viernes los extranjeros llegan a representar hasta el 40% del total. Durante un sábado o domingo llegan hasta 7 mil usuarios por día.

    En la actualidad, la concesionaria trabaja en mejorar la experiencia de las personas que hacen fila para ingresar. Para ello, ha dispuesto de músicos, payasos e incluso de un mimo. También han potenciado la oferta de los carros que ofrecen alimentos como sandwiches gourmets, completos y también churros. Sin embargo, los planes para el recinto van más allá.

    Gamerre confidencia que se encuentran trabajando en la elaboración de un proyecto para habilitar un parque de aventuras en el cerro.

    Su ubicación estaría en la estación Oasis del Teleférico, por la subida de avenida Pedro de Valdivia, y esperan dotarlo de entretenimientos como canopy, saltos al vacío tipo bungee, escalada de muros, entre otros atractivos de cuerdas.

    "El entorno del parque invita a eso, a algo más de adrenalina. Pero no será para deportistas extremos profesionales, no tendremos el muro más grande de Sudamérica o algo por estilo, sino que será para la familia, es para el ocio y la entretención de toda la familia, de niños y adultos", advierte Gamerre.

    El ejecutivo comenta que la intención de la concesionaria es que el Parque Metropolitano se convierta en un sitio en que se pueda vivir una experiencia durante todo el día, con paseos en el Funicular, el propio Teleférico, los espacios de picnic, el uso de minibuses y visitas al Zoológico.

    "Esto es como un mini Disney", plantea Gamerre.

    Según las estimaciones de la compañía, la idea es comenzar las obras del parque de aventuras durante este invierno para tenerlo habilitado a fin de año o inicios del 2018. Con él, la planta de trabajadores de la empresa aumentará desde las 60 personas actuales, a cerca de un centenar.

    siete años estuvo sin operar el Teleférico. Turistik se adjudicó la nueva concesión por 10 años.

    de 10.00 a 19.45 horas funciona de martes a domingo. El ticket niño el fin de semana parte en $1.020

  • La violinista robada

    Por Paulina Flores

    Loreto Sepúlveda. Comenzó con clases de violín a los 13 años: "Soy la menor de tres hermanos. En esa época ellos empezaron una banda de rock. Uno tocaba la guitarra y el otro la batería. Mis papás les compraron los instrumentos y les pusieron profesor, y yo de puro envidiosa le dije a mi mamá que también quería aprender. Mis hermanos me dijeron que ellos no me iban a aceptar en su banda, y yo les dije, no me importa, yo quiero tocar violín. Los primeros meses apenas podía sacarle sonido, pero practiqué todos los días. Al final mis hermanos se aburrieron y disolvieron la banda, pero yo seguí".

    Este año sale del colegio y todavía no sabe qué estudiar. Su primera opción es música en el instituto ProJazz. La segunda es medicina veterinaria y la tercera ciencias políticas: "Mis papás apoyan 100% mi decisión. Pero a mi igual me da miedo dedicarme a la música y después no encontrar un trabajo estable y andar tocando violín en la calle. Lo más probable es que elija una carrera común y paralelamente siga dedicándome a la música".

    El año pasado se cambió de colegio después de que le robaran su instrumento: "En Lenguaje teníamos que hacer una obra de teatro y yo aporté tocando violín para algunas escenas. Después de uno de los últimos ensayos me robaron el violín mientras yo iba al baño. Cuando volví y no lo encontré me quería morir, no se trataba sólo del dinero, sino del valor sentimental que tenía. Entre todos los alumnos hicieron una vaca y me compraron uno nuevo. Pero como evidentemente había sido alguien del curso, y tenía cómplices que se quedaron callados, decidí cambiarme del colegio".

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