Natividad Espinoza R.

Afirmándose en los resultados de las dos versiones de la Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología (2015 y 2018), la astrónoma Teresa Paneque hizo hincapié en que, pese a que la mayoría de los chilenos dice no tener el conocimiento científico y técnico que desearía, el interés en la ciencia está presente en el país.

En su charla "Misión Divulgación" en el Congreso Futuro, la científica de 24 años explicó que en la humanidad hay una curiosidad innata que "tenemos que fomentar y escuchar. No necesariamente para dar respuestas de inmediato, sino que para involucrar a jóvenes, niños, niñas y adultos en el quehacer científico y en la manera científica de mirar el mundo".

Para lograr ese objetivo dijo que es necesario crear mecanismo e instancias, puesto que "cuando empezamos a fomentar la curiosidad, fomentamos el crecimiento de una sociedad que se cuestione y que esté en búsqueda de mejorar", manifestó.

La astrónoma apunta a los avances que puede lograr una persona desde que despierta su interés en un tema determinado, lo que posteriormente puede llevarla, por ejemplo, al activismo y a impulsar a otros a unirse a su causa.

Esto, sostuvo, es clave para enfrentar los desafíos del futuro, tanto en materia política como social y medioambiental.

Avances en chile

Paneque también se refirió a los avances que ha tenido el país respecto de los espacios dados a la ciencia y destacó lo ocurrido con el eclipse solar de 2019, cuando ella misma fue testigo del interés de las personas y los medios de comunicación por saber qué era lo que estaba pasando, avanzando poco a poco hacia preguntas más complejas.

Así, desde una perspectiva optimista, la astrónoma cerró diciendo que "tenemos la misión de hacer que los contenidos sean accesibles al público. Tenemos la misión de fomentar la curiosidad en jóvenes, en adultos, en la sociedad en general. Tenemos la misión de ayudar a que los contenidos no se queden entre las 30 personas que están investigando, sino que se abran al mundo".

"Tenemos la misión de ayudar a que los contenidos no queden entre las 30 personas que están investigando.

teresa paneque, astrónoma

por álvaro peralta / @dontinto

En las antiguas cocinas, las cocineras al mando (madres, abuelas, tías) siempre decían lo mismo: "nada se pierde en la cocina". Se referían al hecho de utilizar remanentes de ciertas recetas en otras que se harían más adelante y así, lo que iba a la basura, se reducía a su mínima expresión.

De esta forma no era poco común que estas mujeres reservaran caldos de cocción para luego preparar bases de guisos. También iban juntando los despuntes de hortalizas para después hacer un tremendo fondo de verduras que podía aromatizar legumbres, arroces y más. O tomaban el pescado ya cocinado pero que nadie más quería comer y lo transformaban en ricas croquetas que -con puré- eran la mejor comida para la noche o el día siguiente. También estaban los asados, tal vez la instancia de cocina en que más cosas sobran.

Bueno, para luchar contra la pérdida de alimentos en estos casos es que aparecían sendos ajiacos y salpicones para hacerse cargo de la carne sobrante. Pero más allá de esto, lo cierto es que ha pasado mucho tiempo y ya no sólo las mujeres están a cargo de la cocina, por lo que ahora todos tenemos en mente esa misión de que no se desperdicien alimentos. Y justamente en esta línea que los ya muy familiares tacos mexicanos -o en rigor sus tortillas que ya se venden en todos lados- han resultado ser un envoltorio perfecto para hacer de la comida sobrante algo delicioso.

Es que dentro de un taco podemos meter desde la carne que sobró del asado hasta la pechuga de pollo que nadie comió o un trozo de pescado que se pasó en la plancha. También aguanta variados tipos de verduras, quesos y salsas. En verdad, si les sobra comida procuren tener tortillas a mano, caliéntenlas y denle a su imaginación. Tal como se presenta en la receta a continuación.

Un equipo de arqueólogos en Suiza descubrió un anfiteatro a orillas del Rin, en las ruinas de la antigua ciudad romana de Augusta Raurica, situada en las afueras de Basilea y en la actual frontera entre el país helvético y Alemania, según anunció la administración del sitio arqueológico.

Se trata del tercer anfiteatro de Augusta Raurica descubierto, y el hallazgo fue posible por el inicio en diciembre de obras de un cobertizo para el Club de Remo de Basilea, supervisadas por los arqueólogos y en las que se halló fortuitamente esta estructura.

Aunque el emplazamiento de las obras, en una antigua cantera romana, hacía pensar que no se descubrirían importantes estructuras, los arqueólogos hallaron los restos de un muro ovalado que, junto a otros elementos, evidencia la presencia en el lugar de un anfiteatro de la antigüedad tardía, probablemente del siglo IV.

El complejo descubierto tendría unos 50 metros de largo por 40 de ancho y podría tratarse del anfiteatro romano más "moderno" de todos los descubiertos del Imperio Romano, ya que con el avance del Cristianismo en Roma a partir del siglo III tradiciones como las de las peleas de gladiadores fueron progresivamente abandonadas.

Con éste son ocho los anfiteatros romanos descubiertos en Suiza, algunos de ellos con todo su contorno visible, como los de Aventicum y Vindonissa.

Ingredientes (Para 4 personas)