Juguetes, cebollas, tomates, chocolates, un carro de bomberos, la batería de un camión, el taco de un zapato, llantas de vehículos, agua mineral, maní, piedras, televisores, tablas de surf y figuras de yeso. Estos elementos no parecen tener algo en común, pero sí lo tienen: todos han sido utilizados en el último tiempo para ocultar la droga que ingresa al país.

Detectives de la PDI manejaban la información de que ayer ingresaría al país un cargamento proveniente de Perú, que contenía cocaína de difícil detección. La policía pidió la colaboración del Servicio Nacional de Aduanas y una revisión de rayos X determinó que el camión que contenía 1.350 mallas de cebollas, contenía 33 kilos de cocaína. La droga tenía forma circular, estaba forrada en plástico, cubierta con láminas de cebolla natural y mezclada con este tipo de verduras reales.

Droga que se incendiaba

Corrían los primeros días de marzo de este año y un camión de Bomberos se trasladaba por la Región de Valparaíso con sirenas y balizas encendidas, un escenario común en esa fecha por los incendios forestales que afectaron la zona. Pero, a pesar de que a simple vista parecía un carro común y corriente, llamó la atención de la policía, por un error en el número de Bomberos escrito en el vehículo. En él, más de 600 kilos de clorhidrato de cocaína, cocaína base y marihuana, estaban siendo trasladados por tres personas. El valor total del decomiso fue de $3.197 millones. El procedimiento, se inició tres meses atrás, en una investigación de la Unidad Regional Antinarcóticos de la Fiscalía Regional de Valparaíso que fue puesta en marcha por la Brigada Antinarcóticos de la PDI.

Ingenio, astucia e inversión en nueva tecnología han debido aplicar el OS-7 de Carabineros y la PDI para seguirle el paso a los narcotraficantes. El jefe de la Brigada Antinarcóticos de la PDI, Iván Villanueva, lleva 21 años trabajando en captación de drogas y asegura: "Uno tiene que estar actualizándose permanentemente, creando nuevos métodos de detección. Cocaína en harina o en arroz es lo que antes veíamos. Pero hoy día ha llegado a temas tan sofisticados como ocultar la droga en maní, que cada uno de los granos de maní vengan llenos de cocaína, hechos de cerámica y pintados para el efecto".

A la lista se suman electrodomésticos, tarros en conserva, pescados congelados, droga diluida en hielo, whisky, combustible, agua mineral y fibra de vidrio, adherida a pinturas, oculta en piedras, madera e impregnada en ropa.

La vocera del departamento de drogas OS-7 de Carabineros, Mónica Herrera, señaló que a la institución le ha tocado encontrar refugios como peluches, juguetes, libros de cuentos, cajas de verduras (con paquetes de marihuana sellados de color rojo), tacos de zapatos y figuras de yeso. "En ese caso se ocupan todos los espacios, brazos, manos que quedan al interior de una figura de yeso, que incluso puede ser religiosa". Además, agregan la droga líquida en frascos de shampoo, bebidas y latas.

"Cuando entramos a un laboratorio nos encontramos con métodos de ocultamiento que ignorábamos que existían, pero como están procesando la madera, la pintura, ahí hemos descubierto muchas cosas", dijo, desde la PDI, Iván Villanueva.

Tragar ovoides y el transporte en camiones siguen siendo los métodos más utilizados.

Sustituto del LSD

La cocaína viene generalmente de Bolivia y Perú, y en menor cantidad de Colombia; por su parte, la marihuana es paraguaya, según información de la PDI. "Hemos incautado en una operación 3.000 kilos y en otras, 1 kilo o 200 gramos", señaló el subprefecto Villanueva. Desde el OS-7 de Carabineros coincidieron con la procedencia de los estupefacientes, pero la capitán Herrera enfatizó: "Para arriesgarse a hacer este ocultamiento se traen kilos o 800, 900 gramos. No vale la pena por menos".

Las nuevas drogas que han ingresado al país son sustancias psicoactivas. La policía destaca el NBome, como sustituto del LSD. "Estamos peleando, porque estamos incautando esas drogas en láminas o estampillas pero no están incorporadas en los listados de sustancias controladas", reconoció Villanueva. Esta es la única forma de procesar a las personas que la traen y el proceso demora cerca de seis meses. La PDI ha iniciado el trámite y está en su etapa final.

Los procedimientos se logran a través de controles carreteros terrestres que se hacen en lugares estratégicos y controles fronterizos, pero el año pasado, de las 27 toneladas de droga incautada por la PDI, el 90% fue debido a investigaciones policiales de grupos criminales, las que son de largo aliento.