Natividad Espinoza R.

A poco menos de un mes de la Navidad aún hay tiempo para quienes quieren hacer regalos con sus propias manos. Además, distintos establecimientos de la capital ofrecerán talleres donde se podrá aprender a hacer recetas navideñas, objetos decorativos, accesorios e incluso lámparas de origami fáciles de confeccionar.

En Casa de Oficios (Miguel Claro 1873), por ejemplo, se impartirá un taller para enseñar a hacer lámparas de origami el 13 de diciembre. El encuentro será de 18:30 a 21:30 horas y los interesados deberán pagar $50.000 (con todos los materiales incluidos).

Ahí mismo, el 11 y el 14 del mes entrante se realizará un taller para crear guirnaldas navideñas a crochet. Las sesiones serán ambos días de 18:30 a 21:30 horas y los alumnos deberán pagar $45.000, además de llevar ovillos de algodón y un crochet número 3 o 3,5.

Talleres Lumen (De Las Claras 0195, Of. 3A), en tanto, iniciará mañana su taller "Pan de pascua y masas navideñas", que comprenderá tres clases (viernes 30 de noviembre, viernes 7 de diciembre y viernes 14 de diciembre) en las que se impartirán los conocimientos necesarios para preparar cupcakes navideños, galletas de jengibre y pan de Pascua. La lista de materiales se envía por mail al concretarse las inscripciones en www.tallereslumen.cl.

La próxima semana, el mismo recinto dará inicio al taller de cuatro clases "Confección de textiles para el hogar". Ahí se crearán delantales de cocina, toma-ollas y banderines decorativos, entre otros. El curso cuesta $69.990.

En Amalgama (Almirante Riveros 80) se realizará el próximo jueves el "Taller de Bordado: Especial Navidad", donde se delinearán y colorearán ilustraciones. El taller vale $20.000 e incluye materiales. Inscripciones: severino89@gmail.com.

Gratis

Este sábado, el Museo Violeta Parra dará el taller de flores de paño lenci "La Jardinera", de 15:00 a 17:30 horas. Una semana después será el "Taller de arpilleras por los Derechos Humanos". Ambos serán gratuitos e incluirán materiales. Para inscribirse hay que llamar al +56223554648.

hasta 4 clases comprenden los talleres. Empiezan entre hoy y mediados de diciembre.

por álvaro peralta / @dontinto

La semana pasada en Estados Unidos hubo un brote de Escherichia Coli, por lo que las autoridades sanitarias llamaron a no consumir la llamada lechuga romana -nuestra costina- porque se sospechaba que en un cultivo de éstas, y que se había ya distribuido a buena parte de ese país, se encontraba el foco infeccioso. Obviamente la gallada se preocupó y hasta acá en Chile aparecieron noticias sobre los peligros de comer una lechuga -u otro alimento- contaminado con esta bacteria. Y es que aunque nosotros no importamos lechugas gringas, parece que aún tenemos en nuestro ADN esa especial preocupación por la lechuga y su limpieza. De hecho, no son pocos los que aún lavan esta hortaliza con agua más unas gotitas de cloro, o las bañan con esos líquidos desinfectantes que en los supermercados se pueden encontrar justo al lado de las lechugas.

Pero lo cierto es que en Chile hace rato que las hortalizas en general se riegan con agua de pozo o de canales de regadío libres de bacterias peligrosas. Algo que no pasaba hace poco más de una década, cuando -por ejemplo- el río Mapocho aún recibía descargas de alcantarillado en sus aguas, las que más hacia el poniente de la Región Metropolitana terminarían regando lechugas, tomates y otros productos que luego los santiaguinos comprábamos en la feria. Afortunadamente todo eso es pasado, lo mismo que el brote de cólera que a inicios de los años noventa nos dejó a todos comiendo verduras cocidas y sin probar la lechuga por mucho tiempo. Por todo esto, hay que comer lechuga con tranquilidad, en todas sus variedades y de diversas formas. Porque una hoja de lechuga no necesariamente tiene como fin una triste ensalada con aceite y limón. No, porque puede ir dentro de un sándwich de escalopa, como parte de una tortilla o en una ensalada rica y hasta algo contundente como la que presentamos hoy. El correspondiente bistec que debe ir al lado usted ya sabe cómo prepararlo, no se haga el Larry.

"Una hoja de lechuga no tiene como único fin una triste ensalada. Puede ir dentro de un sándwich o como parte de una tortilla."

Ingredientes (Para 4 personas)

-½ lechuga escarola

- ¼ taza de aceitunas verdes

- ¼ taza de aceitunas moradas

- 2 huevos duros

- ¼ atado de perejil

- 2 cucharadas de alcaparras

- Sal, pimienta, jugo de limón y aceite de oliva

Deshojar la lechuga y ponerla en un bowl con abundante agua fría por 15 minutos. Después, botarle el agua y enjuagar las hojas debajo del chorro del agua fría. Poner en un colador grande y dejar escurrir por unos 15 minutos más (o secar con uno de esos aparatos para centrifugar).

A continuación, picar las hojas -a mano- de un tamaño que quepan en la boca y volver a ponerlas en el bowl (seco). Agregar las aceitunas (si las quieren descarozar, mucho mejor) y las alcaparras más los dos huevos duros, pasados por un rallador. Luego, picar bien fino el perejil y agregarlo también. Aliñar con sal, pimienta, aceite de oliva y el jugo de uno o dos limones. Revolver bien para que se mezclen los aliños e ingredientes. Servir inmediatamente.

Un grupo de teólogas feministas protestantes y católicas redactaron una "Biblia de las Mujeres", que pone en duda las tradicionales interpretaciones de la Biblia que muestran al sexo femenino como débil y subordinado al masculino. Cansadas de ver cómo se usan los textos sagrados para justificar la sumisión de la mujer, Lauriane Savoy y Elisabeth Parmentier convocaron a otras 18 profesionales de esta área para dar espacio a interpretaciones más favorables para las mujeres. Por ejemplo, Parmentier explica que un pasaje del Evangelio de Lucas, en el que Jesús visita a las hermanas Marta y María, dice que Marta garantiza el "servicio", cosa que se ha interpretado como que la mujer servía la comida. No obstante, la palabra "diakonia", que fue la que se tradujo como "servicio", tiene otros significados y uno de estos podría indicar que en realidad Marta era una diácona. Para las creadoras de esta Biblia, una interpretación adecuada de las Sagradas Escrituras puede ayudar a la emancipación de la mujer.

En 169.000 euros (poco más de $129 millones) se subastó el martes un tramo de las primeras escaleras que sirvieron para subir a la Torre Eiffel cuando se inauguró en 1889. La pieza, que se adjudicó un coleccionista de Medio Oriente, se había tasado entre 40.000 y 60.000 euros ($30 a $45 millones). Mide 4,3 metros y consta de 25 escalones. En sus años unía el segundo con el tercer piso.