Las letras latinoamericanas despiden hoy a Eduardo Galeano. Un infausto cáncer al pulmón se llevó ayer la vida del escritor uruguayo, después de permanecer internado una semana en un hospital de Montevideo. El periodismo también lamenta su partida. Por supuesto, el mundo del fútbol se suma a este luto.

Es que el escritor uruguayo, autor de "Las venas abiertas de América Latina", era considerado un personaje multidimensional por haber defendido abiertamente los derechos humanos durante la época más álgida de las dictaduras continentales y al mismo tiempo, sin reparos, celebrar al fútbol con la pasión propia de los naturales del Uruguay. "Soy un mendigo del buen fútbol", declaraba.

Galeano y Chile

La relación de Galeano con Chile tiene larga data. Se inició a fines de los "60 cuando conoció al entonces candidato presidencial Salvador Allende, con quien entabló noble amistad: "En él hubo una identidad perfecta entre lo que decía y lo que hacía", decía.

En 1988 el periodista Juan Pablo Cárdenas (Premio Nacional de Periodismo 2005), era director de la desaparecida revista "Análisis". Ese año le entregaron el premio "José Carrasco Tapia" a Galeano. Al Galeano periodista, claro.

Cárdenas lo entrevistó en el número 211 de la revista. "Más que un escritor, yo diría que fue un gran periodista. El mejor cronista que ha tenido América Latina. Fue una persona que registró nuestra historia con una enorme sabiduría", dijo ayer Juan Pablo Cárdenas. Luego, ambos se encontraron un par de veces en México y, finalmente, en 2013 en la última visita de Galeano a Chile. "Me siento un privilegiado de haber intercambiado muchas horas de conversación con él, de haber leído prácticamente todos sus libros y haber aprendido una enormidad sobre América Latina. El mundo y nuestro continente, en particular, pierden a un gran personaje", dijo ayer.

La actriz uruguaya Liliana García, ofició de anfitriona cuando Galeano pasaba por Chile. Ayer se enteró por amigos de la muerte del escritor. "Cuando él vino a Chile por última vez, compartimos un asado en El Tabito, cerca de Isla Negra. Fue un día muy lindo, de mucho sol", dijo la actriz. "Era un hombre con un maravilloso sentido del humor, con una inteligencia emocional e intelectual, impresionante. La empatía que el tenía con el dolor ajeno era tremenda. Defendió las verdaderas causas políticas de América Latina y siempre estuvo por el no a la impunidad de los culpables de tortura, muerte y exilio", agregó.

Fútbol a sol y a sombra

Fue justamente en esa última visita que un grupo de hinchas de Colo Colo conversó con el autor. "El vino a Chile a presentar su libro "Los hijos de los días". Nosotros solicitamos una entrevista con él. Para sorpresa nuestra, accedió", recordó la periodista Maricela Franco, socia n° 101.200 de la tienda alba. "Pensamos que serían sólo cinco minutos, pero pasamos la tarde entera con él. Se mostró muy sorprendido con la privatización del fútbol en Chile y nos dijo que en Uruguay eso jamás lo habrían permitido", recordó Marisela.

Dicen los entendidos, que Günter Grass era el escritor alemán más relevante de la literatura contemporánea de la segunda mitad del siglo XX.

Prueba de eso es que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1999 como reconocimiento por toda su obra desde "El Tambor de hojalata", que revolucionó las letras alemanas.

El escritor falleció ayer a los 87 años de edad en un hospital de la ciudad de Lübeck en el norte de Alemania.

Por supuesto, su vida y obra se cruzan de forma inexorable con la historia que sacudió a Alemania en la primera mitad del siglo pasado. Grass nació el 16 de octubre de 1927 en Gdansk, entonces conocida como la "Ciudad Libre de Danzig", que hoy es territorio polaco.

En 1944 se enlistó en la unidad de élite nazi Waffen-SS y cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, estudió en la Academia de Arte de Düsseldorf. Ahí nació el escritor. En 1959 publicó "El tambor de hojalata", una de sus obras más célebres, recibiendo elogios y críticas quienes vieron en el libro un crudo y descarnado reflejo del auge del nazismo.

"Deja un legado inmenso, del que todavía queda bastante por publicar o por traducir en España", dijo al diario El País de España, Miguel Sáenz, su traductor y miembro de la Real Academia Española.